Raquel Castellano es una adolescente de 15 años, muy dulce y noble.
Le encanta montar a caballo y practica equitación en su hacienda.
Vive con su papá, su mamá y su hermana Laila que es 3 años mayor que ella.
Tobias Lombardi es un magnate de la industria alimentaria, le gusta tener el control de todo lo que le rodea.
Es amargado, tiene un corazón frío, manipulador y despiadado.
Es caprichoso y tiene el Ego por las nubes.
Tobias conocerá a Raquel y quedará enamorado a primera vista, al ser Raquel tan joven tendrá que esperar 3 años para poder hacerla su esposa.
Su matrimonio no empezará de la mejor manera y eso dejara cicatrices emocionales en Raquel.
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me encantaría tener hijos contigo
Tomamos su avión privado a México. De México nos fuimos en auto a Cuernavaca.
Al ver a mis padres corrí a abrazarlos.
Me hacía tanta falta un abrazo de mi familia.
— Los extrañé.
— Nosotros también.
— Te ves diferente, perdiste mucho peso. — Mi madre siempre viendo esos detalles.
— La comida de mi Nana me hacía falta.
Mi nana salió de la cocina y corrí para abrazarla.
— Te extrañé mucho mi niña. Si hubieran sabido que vendrías te hubiera preparado tu postre favorito.
— No te preocupes, mañana puedes hacerlo.
— Mañana a primera hora te lo preparó.
— Gracias Nana. —Le di un beso en su mejilla.
— Itzel sube el equipaje de mi hija y su esposo la habitación. — Ordenó mi padre.
— Si señor.
— Vamos a cenar. — Pasamos al comedor.
— ¿Dónde está Layla?. — Quería verla y hacer las pases, no creo que me siga odiando, ya pasó mucho tiempo.
— Compró un departamento en México y se mudó para allá pero viene de vez en cuando.
Después de cenar subí a mi antigua habitación.
Entrar ahí me hizo recordar cuando Tobías no estaba en mi vida.
Observaba mis fotos con mis amigas, mi familia, en los concursos y los trofeos que había ganado. Incluso había una foto mia con Justin. La única que me quedaba. La tomé y obseve con lágrimas en mis ojos.
— ¿Estás feliz?. _ La voz de Tobias me sacó de mis pensamientos y me puso la piel de chinita.
— Si, gracias por traerme. — Apreté la foto, no sabía dónde ocultarla.
— Era lo mínimo que podía hacer por ti.— Puso sus brazos alrededor de mi cintura. Sentí un escalofrío muy fuerte.
— ¿Me tienes miedo?. — Me giró y bajó su mirada a mis manos. — ¿Qué es eso?.
— Nada. No es nada. — Me puse nerviosa.
— Dámelo. — Lo noté enojado.
— Es una foto de cuando era niña. Es muy vergonzosa, no quiero que la veas.
— No tienes porqué sentir vergüenza. — Me la arrebató de las manos y la vió.
— No te ves muy pequeña en esta foto. — La tiró al piso y rompió el marcó. Luego me miró furioso y me tomó de los hombros.
— No te enojes por favor.
— Quiero que te quedé claro que eres mi esposa.
— Lo tengo muy claro.
— Y cómo mi esposa no quiero que veas a otros hombres.
— Sólo es una foto.
— No me importa.
— Señorita la cena ya está lista. — Habló Itzel desde afuera.
— Gracias. Ya vamos. — Observé a Tobias. — Tengo hambre. ¿Podemos ir a cenar?
— Claro. Vamos. — Me tomó la mano y bajamos.
— ¿Cómo va tú matrimonio mi niña?. — Esa pregunta me puso incómoda.
— Bien Nana.
— Me alegró mucho. ¿Cuándo piensas tener bebés?.
Me atragante con la comida. Tobias me dió un vaso de agua y me lo tomé. Pero el apetito se me fue por completo.
— Ten cuidado amor.
— Tú esposo se preocupa mucho por ti. — Dijo mi Nana con una sonrisa. — Eres muy afortunada al tener un hombre cómo el.
¿Afortunada?, si supieras lo que me ha hecho y el carácter tan horrible que tiene no pensarías lo mismo.
— Si verdad. — Sonreí falsamente.
— Ojalá pronto nos den la alegría de tener un bebé por aquí.
— No. — Dije un poco exaltada. Todos me voltearon a ver. — Todavía somos muy jóvenes, no creó que Tobias quiera tener hijos tan pronto. ¿verdad?. — Lo obseve.
— A mi me encantaría tener hijos contigo y mientras más pronto sea mejor. — Me dió un beso en los labios. Yo quería desaparecer en ese preciso momento. Por nada del mundo quiero un hijo de el. Todavía tengo la esperanza de que un día se artara de mí y será el quién me pida el divorcio.