Mi Hermano Me Odia

Narrador omnisciente.

Mientras en aquél cuarto una pequeña chica era violada por tres hombres, del otro lado de la cuidad... Dos chicos se embriagaban.

Y en aquella casa, aquél chico sentía por primera vez miedo y un mal presentimiento,  al igual que los otros dos.... Pero aquellos dos... No se querían dar cuenta o simplemente... No le daban importancia.

.....

La chica gritaba pidiendo ayuda, pero nadie acudía a ella, los hombres entraban y salían de ella sin ninguna piedad y sin darse cuenta de como la destrozaban por dentro física... Y emocionalmente.

Uno por uno los hombres fueron acabando con ella, una vez que ellos estuvieron saciados de placer... Se marcharon... Y a la chica la tomaron y la dejaron tirada a un lado de la carretera, los chicos no tuvieron piedad de aquella pobre chica, a ellos no les importo nada mas que el dinero, y el  placer.

La pobre chica con toda su ropa rasgada, con su cuerpo lleno de golpes y su intimidad echa añicos lloraba, aunque en esos momentos lo único que hacia era balbucear, ya que solo eso le permitían sus pocas fuerzas que le quedaban... Y estaba apunto de caer a la inconsciencia.

Pero... Justo cuando ella cerro sus ojos, un auto paso velozmente... Pero no paro.... El auto al parecer iba arrancando de una patrulla de policías... La cual... Si se detuvo al ver aquel pequeño cuerpo al lado de la carretera, todo ensangrentado.

—¿Qué es eso?—dijo uno de los dos oficiales. - ¿es una persona?—sin pensarlo se bajaron del auto y  se acercaron a la chica, horrorizados la miraron.

Sin pensarlo dos veces la tomaron con delicadeza y la subieron a la patrulla.

—Aquí el cabo White.... solicitamos que en el hospital central tengan preparada una camilla, les llevamos a una chica... Aparentemente agredida, esta en estado de inconsciencia con signos vitales bajos... Pero notables.—dijo el policía mirando a la chica asustado.

Llevaron a la chica al hospital y apenas llegaron la camilla solicitada los esperaba, en el lugar, tanto la gente que la vio llegar como las enfermeras y doctores que la atendieron, quedaron impresionados al ver el estado en el que se encontraba aquella joven.

.....

Todos estaban estupefactos dentro de la sala de urgencias,al ver las condiciones de la chica.

Tenía cuatro costillas rotas, su cara repleta de hematomas notables, su brazos y piernas con marcas de las manos de aquellos hombres y su intimidad... Destrozada, su trasero estaba más o menos igual, tenia notables marcas de golpes en todo el cuerpo, su pequeña cadera tenia dedos marcados, hematomas grandes, unos color lila muy feo, y así podía seguir la lista de daños que tiene el cuerpo de la chica.

Narra Luther.

Hoy me quedé dormido, mi madre había salido muy temprano con mi padre y no me despertó... Y mi teléfono no sonó.

Así que decidí no ir a clases, le envíe mensajes a Sam, pero no contestaba, la llamé pero igual no contestaba.

Pensé que estaría enojada conmigo por no pasar por ella hoy en la mañana... Pero algo dentro de mi se instalo cuando no me atendía ni las llamadas ni los mensajes.

Narra Stephen

El alcohol estaba en mi organismo, pero lo controlaba muy bien, igual que mi amigo. Estábamos en una discoteca, a ninguno de los dos se nos notaba si estábamos ebrios o no.

Justin de un momento a otro cambio su cara... Y me miró.

—Viejo... Hay que irnos de aquí.—grito sobre la música.

—Está bien.—dije, yo me quería ir, porque estaba aburrido, además de que algo dentro de mí no me dejaba estar  tranquilo dentro del lugar.

Ya en el auto, Justin me habló su rostro estaba serio.

—Stephen,—me llamó.—no sé pero... Siento algo que no me deja tranquilo.—lo miré asombrado... No era por el alcohol, él también lo sentía.—Viejo no tengo las llaves de mi casa... Y mis padres no están ¿me puedo quedar en la tuya?—lo pensé unos momentos, no debía de llevarlo... Porque no quiero que se entere de que la rata es mi hermana, pero viendo la hora y en las condiciones que estábamos.

—Sí viejo, vamos a mi casa.—dije una vez que recordé que mañana hay clases y ella se despierta temprano y se va temprano, ademas dudo que vallamos a clase mañana.

Narra Suci.

Con eso esa niñata de mierda aprenderá a no mirar a mi hombre, a respetar a sus superiores, que en este caso, soy yo.

Maldita zorra.

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Escritora: Natalia Manriquez.