Luego de casarse y sufrir una serie de maltratos. Perla vuelve al día en que cometió uno de los peores errores de su vida. Ahora está lista para vengarse, no se permitirá que la traten como trapo sucio de nuevo.
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Eres un quejumbroso.
A la mañana siguiente, cuando ella se despierta, se siente renovada, hacía tanto que no lograba dormir así, ella ve que está en los brazos de su esposo y se pregunta cómo paso, se observa y su ropa está intacta. Más tranquila, despierta a Mauricio, le reclama por quedarse con ella.
— Tu me obligaste. — Se defiende el de los reclamos.
— ¿Yo? — Ella actúa con indignación. — Yo jamás obligaría a un hombre, no tengo la fuerza.
— La fuerza física no, pero si las palabras correctas para seducir.
— ¿Qué te dije?
— Quédate ahí, déjame grabar la imagen de tus ojos en mi cabeza. Hablaste de cuánto te gustaban, que son dulces y tranquilos.
— Yo no me acuerdo. Y si no me acuerdo no paso. — Ella se levanta y arregla su maleta. Pronto ambos bajan para liquidar la cuenta e irse.
De vuelta en la mansión, Perla piensa que por fin podrá dormir súper bien, sin embargo, su anhelo no se cumple, ella piensa que fue el vino lo que la hizo dormir, a la mañana siguiente va a una bodega y compra unos cuantos. En la noche toma cinco copas, eso empeora sus pesadillas, le recuerda la segunda vez que Damián abuso de ella. El venia tomado, el olor a alcohol era insoportable, y ahora que respira su propio aliento no puede soportarlo. Ella se fastidia, nada parece funcionar.
Por la mañana, baja a desayunar y se encuentra con la sorpresa de su padre en el comedor, ella hace una cara de espanto.
— Hola papá. — Lo saluda nerviosa.
— Hola hija. ¿Cómo estuvo tu luna de miel? ¿Tienen buenas noticias para mí? — Ella sabe bien de que habla.
— Es muy pronto para saberlo. — Va a sentarse junto a el.
— ¿Dónde está tu marido?
— Sigue dormido. El viaje nos dejó agotados. Déjame llamarlo. — Ella nota una maleta pequeña a su lado. — ¿Y eso?
— Decidí pasar unos días contigo. Quiero ser el primero en enterarme si hay un nieto. — Perla maldice, ella no es tonta, su padre fue ahí con la única intención de espiarlos. Seguro todavía piensa que Mauricio es gay. Ella ya no tiene dudas de eso. Pues en toda la luna de miel no mostro interés en ninguna de las mujeres que le coqueteaban.
— Buenos días Perla. — Mauricio no nota la presencial de su suegro, hasta que Perla le hace una seña, el entonces se percata. — Suegro. — Muestra una sonrisa. — ¿Cómo ha estado?
— Muy bien.
— Mi padre vino a pasar unos días con nosotros.
— Es genial. — Mauricio abraza a Perla. — Le mandaré a preparar su habitación en éste momento.
— Yo voy contigo, conozco bien a mi padre y quiero que todo esté a la altura. — Ambos se van a un lugar más privado.
— ¿Qué vamos a hacer? — Pregunta con prisa Mauricio.
— Fingir que nos amamos, ¿qué más?
— Los matrimonios que se aman, no duermen en habitación separadas.
— Me cambiaré a tu habitación.
— No voy a dormir más en el sillón. Te lo advierto de una vez.
— Eres un quejumbroso.
— Si no te parece duerme tu en el, para que veas porque me quejo.
— Ya, está bien. distrae a mi padre, yo moverme mis cosas a tu habitación, creó que mi padre querrá quedarse varios días. — Ella se pregunta cuál es su interés, cuándo se casó con ese monstruo de Damián, no fue ni a pararse a su departamento, aunque claro, el monstruo no tenía fama de ser gay, algo que Mauricio si tiene. — No pensé que esto pasaría. Por favor finge que me amas estos días. Se que te costará mucho trabajo, pero es necesario.
— Está bien. — Ambos cierran el trato. Perla va en busca de dos empleadas, a una le pide que arregle perfectamente la habitación que su padre usará, y a la otra se la lleva para que limpie la habitación que Mauricio le prestó.
Mientras tanto, Mauricio se lleva a su suegro al jardín, esté le pregunta cómo va la relación con su hija. El le contesta que todo perfecto, no han tenido problemas hasta ahora, y espera seguir así por mucho tiempo.
— ¿Crees que haya un nieto para mí pronto?
— No lo dude. Su hija y yo lo hacemos casi a diario.
— No seas tan explícito. — El hombre pone una expresión de disgusto. — Es bueno que se lleven bien, quiero que mi nieto crezca en un ambiente sano, lleno de amor, no pude darle eso a mi hija, su madre se fue muy pronto, y yo fui un hombre muy ocupado, pero a ella nada le falto, cumplí cada deseó que tuvo, y espero hagas lo mismo.
— Tenga por seguro que estoy haciendo lo mejor. — Perla le ha e una señal desde la ventana, el le dice a su suegro que deberían entrar ahora. Desayunan los tres juntos y cada uno se va al trabajo. Perla tiene mil cosas que hacer contra sus enemigos.
... Ella recibe la videollamada de Anastacia.
— Me contrato.
— ¿No te reconoció verdad?
— Ni yo me reconozco. — Perla tampoco, El cambio de imagen quedó excelente, cabello rojo en lugar de rubio, ojos marrones en lugar de azules, un maquillaje que le hace ver el rostro mas delicado y oculta sus pecas. Sin contar que el dejo de verla desde hace más de 8 años y se presento ante él con otro nombre.
— Ya sabes lo que tienes que hacer.
— No te preocupes. De que lo dejamos en la ruina, lo dejamos. — Perla sonríe y cuelga. Eso no será castigo suficiente para el.
— Un asesino, violador y golpeador merece más que eso. — Perla ve la foto de él y Selina anunciado su compromiso, parece que por fin logro convencer a sus padres de ese matrimonio. La pregunta es cómo. Lee el artículo y descubre la verdad, Selina y Damián están a la espera de un bebé. Perla sonríe. — Selina, parece que la suerte está de mi lado. — Ella acaricia la foto. — Tú convenciste a Damián de mis abortos. Me hiciste perder a mi último bebé con ese veneno, me volví loca por tu culpa, ¿deberías hacer lo mismo contigo? — La idea le fascina, aunque ese bebé sería inocente de toda culpa. — Mis hijos también eran inocentes. Tú no tuviste piedad conmigo. Yo no tendré piedad contigo.
Felicitaciones
Dios Altísimo la siga llenando de bendiciones y éxitos. 💐👍🙏