¿Tu Eres Mi Esposa? Completa

...Elliot: ...

Podía notar el fuerte nerviosismo de Elena. Estaba sentada a mi lado y su pierna se movía de arriba abajo con impaciencia.

Pose mi mano sobre su rodilla.

— Tranquila. — Le susurre y con un gesto me indicó que se encontraba bien.

Ya estábamos todos reunidos sólo faltaba Franco y otro de los socios. Cuando el primero entro su mirada se posó rápidamente sobre mi espasa. Frució el seño pero lo escondió rápido.

— ¿Que no se supone que es una junta de accionistas?— Dijo viendo a Elena.

— Ella es mi esposa, lo que tengo algún día será de ella, así que tiene todo el derecho de estar aquí.

— Como digas. — Dijo molesto.

— Ya solo falta que llegue Ortiz, para comenzar. — Dijo Santos.

— Señores. Buenos días. Tengo una noticia que informar. — Todos observamos a Franco. — El señor Ortiz ha decidido retirarse, piensa pasar los últimos años de su vida junto a su esposa y ha decido ceder sus acciones.

Los rostros de sorpresa de todos se hicieron presentes por toda la sala.

¿Pero como? ¿A quien? Eran algunas de las preguntas que nos hacíamos todos los presentes.

— Franco, tengo entendido que el señor Ortiz no tiene hijos, para ceder sus acciones o venderlas debe ser algún familiar en línea descendente. De no ser así, debe notificar a la junta para votar si están de acuerdo. — Dijo Santos.

— Es cierto el señor Ortiz no tiene hijos, pero si tiene una sobrina a la cual le cedió sus acciones. Yo solo le hice el favor a este nuevo socio de convocar la junta para que se diera a conocer.

— ¿Y quien es esta nueva socia? — Pregunté, el no conocer a la nueva acciónista nos ponía en desventaja, no sabíamos que ideas o experiencia tenía.

— ¡Yo! — La mujer se hizo presente por la puerta.

— Esto tiene que ser una maldita broma. — Dijo Reachel furiosa.

— La señorita Romina Corjan es sobrina por párte de su madre del señor Ortiz. — La presentó Franco.

— Franco ¿que estupidez es esta? — Reachel no podía ni ver a Romina, no se que clase de rivalidad hay entre ellas.

— No es ninguna estatupiedez, es la dueña de las acciones del señor Ortiz, me pidió ayuda para realizar la junta y lo hice. — Elevo sus cejas restando importancia.

— Señores, vamos a calmarnos. — La morena tomo asiento con seguridad.— Estoy aquí, por que mi tío me pedido de favor, que me haga cargo de sus acciones en esta empresa. — Cruzó sus manos sobre la mesa.

— Los estatutos dicen que sólo los hijos pueden heredar. — Reclama Rechel.

— Los estatutos dicen… — Ella sacó una carpeta con una copia de ellos. — El dueño de las acciones sólo prodra ceder o vender las acciones a sus familiares en línea desendiente. De querer vender y no tener familiar descendente a quien venderlas, deberá ofreserlas primero a los demás accionistas, si estos no están interesados en comprar, podrá venderlas a un tercero siempre y cuando notificándo a la junta, ya que estos deben estar de acuerdo con la compra-venta de la misma.— Cerró la carpeta. — Como pueden ver en ninguna parte se especifica, a que descendientes se les pueden ceder las acciones, hijos, nietos o sobrinos.

— Algo se debe poder hacer— Refutó Reachel.

— Pudes buscar y leer página por página de los estatutos y no encontrarás nada para hacer que no pueda ejercer mi derecho sobre estas acciones.

— ¿Por que el señor Ortiz quiso retirarse? — Pregunté.

— Mi tía se encuentra enferma, por el trabajo nunca pudieron viajar y disfrutar juntos, el quiere hacerla feliz el tiempo que le quede con ella.

— Ernesto ha sido un buen amigo de la familia por muchos años. Si el quiere pasar los últimos años de vida de Amanda con ella, debemos apoyarlo. — Dijo mi madre.

— ¡Pero mamá…! — Quizo refutar Reachel.

— Pero no nada, de todos modos no hay nada que podámos hacer.

— Les aseguro que mi única intension es cuidar del patrimonio de mi tío en su aucencia. — Dijo Romina .

— Y estaremos para apoyarte le dijo Franco.

— Bueno esto definitivamene fue una gran sorpresa para todos. Bienvenida. — Dije y ella sonrió recargándose en el espaldar de su silla. — Continuemos señores.

— Otro motivo por el que estamos aquí reunidos, es para tratar el tema de diseño de la cadena hotelera, Elliot llevo cabo diseño de la estructura antes de su accidente y ya tenemos quien realice el diseño interior.— Santos tomó la palabra.

— Elena, aquí presente, es quien lleva a cabo el diseño el diseño. — Complementé.

— ¿Quien? ¿Ella? — Pregunta Franco como si se tratara de una broma.

— Si, así es. — Dije con seguridad.

— Debe ser una broma.

— No es ninguna broma, de todos los proyectos que nos presentaron a Elliot y a mi, este fue el mejor. - Me apoyo Santos.

Franco dio un golpe en la mesa. — Esto es una estupidez, ahora se utilizan influencias para obtener trabajos.

— No es ninguna estupidez, ella se ganó el proyecto. — Me levante de mi asiento.

— No tiene experiencia Elliot.

— ¿Como sabes?

Se puso nervioso.

— Ella dijo que acaba de terminar la universidad, que solo tenía un par de años que había terminado. — El maldito era bueno inventando mentiras rápidamente.

— Por que no damos la oportunidad a que la señora presente su proyecto, todos somos profesionales aquí, y disculpa Elliot pero por más que sea tu esposa, si su visón no cumple con los estándares de esta compañía tendremos que buscar a otra persona. — Intervino uno de los socios.

— Le aseguró que entenderé si no quedan complacidos señor Quiñónez.

— Si hijo, no hagas tanto drama. — Dijomi madre. — Vamos a dejar que presente su propuesta.

No le quedo de otra que sentarse así que también hice lo mismo.

— Es momento. — Tome la mano de Elena.

Ella suspiró y se levantó. Después, como si de pronto me hubiesen puesto otra mujer frente a mi, ella tenía una seguridad que aún no había visto en ella.

Empezó a explicar todo de manera detalladallada, no titubeaba y los términos que utilizaba eran profesionales, movía su mano señalándolo la presentación, respondía las preguntas que se le hacían y lo hacia de manera clara y concisa.

Verla en esta faceta profesional me provocaba sacar a todos y hacerla mía sobre esta mesa.

Una vez que temeinó las luces se encendieron, los accionistas aplaudieron excepto Franco.

— La verdad es que es muy buen proyecto. — Dijo el señor Quiñónez

— Asi es quede impresionada. — Dijo mi madre. — Ya quiero que esté terminado para ir a vacacionar ahí.

— Si ustedes me lo permiten me encantaría realizar este proyecto con ustedes. — Dijo Elena desde su lugar.

— Vamos a pasar a la votación. — Dijo Santos. — Comenzaré yo, mi voto es favor.

— El mío también es a favor. — Levanta la mano mi madre.

— De igual manera el mío es a favor. — Rechel también levantó su mano.

Yo no votaba por que soy quien propuso.

— Pues mi voto es contra, no podemos permitir que sea hagan estas tonterías. — Opinó Franco de manera desdeñosa.

Elena suspiró sabía que sus comentarios la molestaban pero ella sabía comportarse.

— Señorita Romina es su turno de votar— Dijo Santos.

— Pues mi voto es… — Vio a Franco un momento.— Mi voto es favor.

Y con eso ya no fue necesario preguntarle a los otros dos socios, ya había cuatro votos a favor de los 7 disponibles.

— No votamos pero también estamos de acuerdo.— Se veía la sonrisa en la cara de los accionistas.

— No voy a permitir que esta mujer sea quien lleve a cabo el proyecto.

— ¿Por que no? — Por fin hablo Elena.

— Por que no y ya.

— Franco en verdad creo que el proyecto es bueno, digo, no nos han enseñado hacer algo así en la escuela y es una de las mejores en todo el mundo. — Dijo Romina.

—Franco no veo nada de malo que Elena sea quien lleve el proyecto, si Elliot dice que es bueno es por que lo es, ya quedó más que demostrado.— Intervino Rechel.

— Tu cállate, no sabes nada. — Se levantó empujado su silla lejos de él para marcharse pero Rechel no lo dejó y empezó a perseguirlo rodeando la mesa.

A ella le temblaba una ceja.

— Por si no sabes idiota, realizo mis prácticas aqui y a diferencia de ti, esta es mi rama y lo hago bien, no me tienen que andar corrigiendo mis errores.

— Reachel ya cálmate. — Ordenó mi madre.

Ella no la escucho y siguió gritándole a Franco.

— Solo mírate, el haber dicho que un proyecto como este no era bueno, solo es señal de tu incompetencia y estupidez.

El levanto la mano, iba a golpear a Rechel, Santos y yo estábamos muy lejos para detenerlo.

— ¡No! — Gritaron .

¡PAAAM! Se escuchó el golpe.

La ira se apoderó de mi cuando vi quien había recibido el golpe.

Rodee la mesa imediatamente, lo golpeé con todo lo que tenía, solo se tambaleó el infeliz.

Elena se había atravesado para recibir la cachetada y había caído al suelo.

— ¡Iditota! ¿Que te pasa? — Rechel se había quedado con Elena.

Comenzamos a hacernos de golpes.

— ¡Ay por Dios, sepárenlos! — Gritó mi madre.

Entre Santos y los otros dos socios, no podían detenernos.

— Llmare a Seguridad. — Romina tomó el teléfono en medio de la mesa.

Llegaron dos guardias, por alguna razón creo que sentíamos más odio el uno por el otro de lo que había imaginado.

— ¡YA BASTA! — Gritó mi madre cuando por fin lograron separarnos. — Su padre estaría tan avergonzado de su comportamiento. — Se puso frente a Franco furiosa. — ¡Escuchame! No se te ocurra volver a levantarle la mano a una mujer nunca mas o haré que te arrepientas.

Su nariz estaba rota, su labio también y su ojo morado, la camisa machada de angre y desarreglada al igual que el cabello.

Yo tenía sólo el labio roto, pero mi ropa y mi cabello eran un desastre.

A ambos nos tenían sujetos de los brazos.

— Esto no es un ring de boxeo señores. — Dijo Romina molesta.

Quise safarme, pero no me dejaron.

— Estoy bien solo quiero ver a mi esposa.

Me soltaron, me arrodille para estar a la altura de Elena que aún seguía aturdida.

— ¿Estas bien?

— Si estoy bien.— Como pude la senté en la silla más cercana.

— Joven Franco será mejor que se vaya. — Dijo uno de los socios .

Mientras se iba, casi lo estaban corriendo.

— Esto no se va quedar así infeliz. — Me amenazo.

— Ya lárgate. — Le dijo mi madre. Mi madre se acercó a nosotros después de que él se fue. — ¿Como estas hija? — Le pregunto a Elena.

— Bien señora, gracias.

— Está loco mamá, cada vez puedo soportar menos su comportamiento psicopata.

— Rechel cálmate, tranquila. — trató Santos de tranquilizarla.

— Casi me golpea Santos y Elena salió lastimada. Además todo el tiempo me está humillando, estoy cansanda de esto.

Tomo su bolsa y salió de la sala de juntas.

— Yo voy señora.— Le indico Santos a mi madre para ir tras ella.

— Nosotros, ya nos retiramos. — Dijeron los accionistas.

— Por supuesto y una disculpa. — Mi madre estaba muy apenada.

— Elliot me gustaría hablar contigo y con tu esposa a solas más tarde si se pudiera.

Mire a Elena para ver qué opinaba. Esta mañana habíamos visto la foto que me habían tomado con Romina en las noticias.

— Si esta bien. — Dijo ella.

Romina se retiró.

— Hijo me retiro tengo un conversación pendiente con tu hermano.

— Cuidado madre, no lo provoques demasiado.

— No te preocupes, quiero ver si se atreve a golpear a su propia madre.

Estaba seguro de que si, pero no dije nada.

—¿Estas bien? — Le pregunté muchísimás veces a Elena y ella siempre decía que si. Aunque tenía su mejilla morada.

— ¿Tu estas bien?

— Si lo estoy.

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Habíamos vuelto de comer, Elena me estaba compartiendo los avances, aunque ella es buena necesito supervisar su trabajo por su falta de experiencia, ella no se ofende en lo absoluto por eso, al contrario lo toma como retroalimentación.

— Señor Elliot, la señoríta Romina pregunta si puede hablar con usted.

— A si, — dije desviando mi vista de los papeles. — Indícale que pase por favor.

Samantha hizo lo que le pedí y Romina no tardó en hacerse presente.

— Romina toma asiento por favor.— Le hice una seña con la mano.

Ella se sentó.

— No se como vayan a tomar lo que les dire, pero quiero trabajar con ustedes en el proyecto de la cadena hotelera.

Elena y yo nos vimos imadiatamente.

— El proyecto es de Elena.— Dije.

— Y seguirá siendo de ella. No me interesa tener el crédito por algo que no es mío. Lo que quiero es aprender.

— Tengo entendido que están muy ocupadas con la universidad, es lo que me ha dicho Reachel.

— No te preocupes Elliot, sabré manejar mis tiempos.

— No se que decir.

—Mira Elliot es difícil para mi estar aquí pidiéndote esto, pero la verdad es que la decoración me impresionó mucho. Como accionista tengo derecho a involucrarme, solo estoy haciendo esto para que sea un poco menos tenso cuando quiera saber algo.

Mire a Elena, ella con un gesto me hizo comprender que no había problema si dejaba que Romina participara.

— De acuerdo esta bien.

— Muy bien, entonces a partir de mañana vendré a trabajar, por favor, prepara un espacio para mi.

Ella se levantó.

— Romina.

— ¿Si?

— No quiero problemas en el trabajo.

Vio a Elena de arriba a abajo.

— No te preocupes puedo trabajar con quien sea, soy una profesional. — Tenía una sonrisa en sus labios. Para depues salir.

— Tendremos que cuidarnos de ella.

— Lo se.

Elena y yo continuamos trabajando.