Mila es secuestrada, tiene solo 18 años y su hermana hará hasta lo imposible por salvarla
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Pesadilla
Tanto misterio provocaba que me pusiera nerviosa. Mi mente comienza a imaginarse miles de cosas y ninguna es buena.
De un momento a otro, María actúa tan extraña. Se nota nerviosa, sus manos tiemblan y su rostro refleja preocupación.
Hace un rato conversamos como si nada de la casona que descubrí en una de las zonas de más prestigio y ahora viene a decirme que debemos irnos de ahí.
Como si les tuviera miedo de Zafiro y Lisa, ¿Qué será lo que descubrió? ¿Acaso será que ellas están encubriendo alguien?
¡Por Dios, eso sería terrible!
_____ Alondra, no tenemos tiempo que perder. Lisa salió y solo está Zafiro hablando por teléfono. Anda, date prisa antes de que se de cuenta de que nos vamos de aquí.
Con la mente echa bolas, seguí a María hasta la puerta de salida. Antes de que pudiéramos salir.
La voz de Zafiro se escuchó detrás de nosotras.
_______ ¿Adónde van?
María es la primera en voltear, dibuja una sonrisa dulce entre sus labios y relajadamente contestó.
______ Alondra y yo iremos a comprar algo de comer. Lisa tiene mucho trabajo, así que no queremos darle más molestias.
______ María, tú menor que nadie sabe que a Lisa le encanta cocinar. Es su distracción favorita.
______ Pero, si ya están cansadas del mismo sazón, pueden ir a buscar lo que se les antoje de comer. ¡Eso sí! Deben llegar al departamento antes de las 7 de la noche.
_____ Si no lo hacen comiencen a buscar otro sitio donde dormir.
Cada palabra que salió de los labios de Zafiro parecía ser una advertencia o amenaza. Su rostro serio y poco inexpresivo me hizo sospechar de ella.
______ No tardaremos, ya que no tenemos donde vivir. ___ Dije intentando sonar lo más serena posible.
Sin decir ni una sola palabra más, Zafiro se dio la vuelta volviendo a su habitación. Al ver que la puerta se cerraba detrás de ella, pude soltar un suspiro de alivio.
_____ Anda, vamos.
María me toma de las manos y subimos al ascensor. El departamento donde vivíamos estaba hasta el octavo piso, así que teníamos que bajar por el ascensor o por las escaleras.
María apretó el botón del ascensor varias veces continuas. No sé si era por lo nerviosa que estábamos, pero, el ascensor se descompuso.
______ Bajemos por las escaleras. ___ Surgiero.
María y yo bajamos del ascensor y nos dirigimos a las escaleras que quedaban como a cinco pasos de donde estaba el ascensor.
No sé por qué sentía cada vez más tenso el ambiente. Cada escalón que bajamos, presentía como si algo fuera a pasar.
Cada parte de mi cuerpo comenzaba a temblar. Sentí extraño escalofrío recorrer todo mi cuerpo, como si algo malo estuviera por pasar.
Al terminar de bajar las escaleras, María empuja la puerta de salida. Las personas caminaban por la calle de un lado a otro, sumergidas en sus propios problemas.
Me quedé quieta por un momento, solo veía un taxi estacionarse al otro lado de la calle y bajar a Lisa.
El taxista desciende del taxi y baja las cosas que Lisa llevaba para preparar la comida del día siguiente.
Deja todo sobre la banqueta y cubre el costo del envío. Cuando se inclinó a recoger un trozo de papel que se cayó de su bolso, un hombre se acercó a ella.
Todo sucedió tan rápido. El hombre sacó una arma blanca y se la clavó a Lisa por la espalda, en el preciso momento en que ella se puso de pie.
Con las manos ensagrentadas, el hombre se alejó de Lisa y siguió su camino como si nada hubiera sucedido.
Lisa caer lentamente de rodillas al piso, intentando cubrir la herida con sus manos. La escena fue tan impactante para mí, que me solté de las manos de María y estuve a punto de correr al otro lado de la calle para auxiliar a Lisa.
______ ¡Alondra, no!
María me toma del brazo impidiendo que fuera al otro lado de la calle.
______ ¡¿Qué no ves que se está muriendo?! ____ Grite, rompiendo en llanto.
_______ No podemos hacer nada por ella. Vámonos de aquí antes de que la policía llegue. ____ Contestó María.
_______ No lo haré. ¡No dejaré que ella muera!
Me solté de las manos de María y cruce la calle. Lamentablemente, ya era tarde, Lisa había muerto, lo dijo un hombre que la auxiliaba.
Me quedó impactada. Cada músculo de mi cuerpo se paralizó, mirando el cuerpo sin vida de Lisa. La mujer que por meses me brindo su mano, me ayudó a buscar a mi hermana y me dio de comer.
Mis lágrimas escaparon de mis ojos, cayeron lentamente por mis mejillas sin detenerse. Sentí como si algo muy pesado hubiera caído sobre todo mi cuerpo.
Me costaba respirar con normalidad. Mis piernas se doblaron a punto de caer de rodillas frente a Lisa.
Sin embargo, mi cuerpo fue girado de una manera violenta por María. Me toma de los hombros y me dice con firmeza.
______ Alondra debemos irnos de aquí antes de que sea demasiado tarde.
Mi mente estaba en blanco, solo la veía mover los labios, antes de que pudiera reaccionar. Detuvo a un taxi y me mete a él.
Tarde mucho tiempo en poder recuperarme. Estaba tan sumergida en lo que ví, que no me di cuenta a donde íbamos.
Nos alejamos de la ciudad, las calles por donde íbamos eran tan diferentes. Volteó a ver a María, ella al igual que yo iba muy callada.
Miraba continuamente por la ventana, sus manos iban entrelazadas, y su lágrimas caían por sus ojos.
Después de un largo rato, el taxista se estacionó a la entrada de una pequeña casa.
María cubrí el costo del viaje y bajamos. Durante todo el camino a la casa, ninguna de las dos dijo nada.
Yo no me atrevía a preguntar nada, no estaba en condiciones emocionales para hacer preguntas.
Nos detuvimos en la entrada. María tocó el timbre varias veces. La puerta se abre por dentro y una mujer de edad avanzada abre la puerta.