NovelToon NovelToon
Pequeña Rebelde

Pequeña Rebelde

Status: En proceso
Genre:Embarazo no planeado / Profesor particular / Amor-odio / Diferencia de edad / Donde hubo fuego cenizas quedan
Popularitas:3.9k
Nilai: 5
nombre de autor: Miry - C

La mujer con la que se iba a casar murió en el altar, pero Adiel Mohamed no podía superar es emomento, hasta que regresó a su pueblo, y unos ojos verdes los flecharon.
Se enamoró perdidamente de Kiara Salma, la sobrina del capataz de su hacienda, una chiquilla que su madre odiaba con toda el alma. Pero eso no impidió que Adiel la amara, y la convirtieran en su todo.
Lo único que logró apartarlo del lado de su amada, fue que era menor de edad, sobre todo, era su alumna, y estaba prohibida para él, en todos los sentidos.
Decidió marcharse, y regresar cuando ella fuera mayor de edad, pero antes de partir, la hizo suya, marcando la como suya, pensando en su regreso convertirla en su esposa. Pero cuando regresó, Kiara ya no estaba, ella había desaparecido. Y su padre habría muerto, lo que le dejó destrozado y desdichado por cinco años, hasta que la volvió a ver, con una niña en brazos, la cual supo inmediatamente que era su hija.
Pero resultaba que Kiara lo odiaba.

NovelToon tiene autorización de Miry - C para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Cara de póker.

Antes de que la sirena suene, me dirijo junto a Gonzalo al bar. Compramos unas bebidas; la bebo de un sorbo, ya que la sed es insaciable. Cuando bajo la botella, veo a Leila junto a Adiel. Mi corazón se hace añicos, pero al mismo tiempo siento rabia, pues la muy zorra le dijo a mi tío que no tenía nada con Adiel y anda acariciándole delante de los alumnos.

Me alegro de que el tío Félix no le haya parado bola. En cuanto a Adiel, me da placer que sea un cornudo; el muy tonto no sabe que su querida novia le monta los cuernos. Giro mi rostro y abrazo a Gonza; así caminamos hasta la cancha de baloncesto, donde esperamos al profesor y pasamos dos horas de clase junto a él.

Una vez que termina la clase de baloncesto, corro al baño, lavo mi rostro sudado y subo al aula. Aún nos quedan dos horas de clase con Adiel. Al momento de ingresar, me mira con enojo. No entiendo su estúpida actitud; siempre parece estar enojado conmigo y yo sin saber qué diablos hago para que se enoje.

—Abran las ventanas, el ambiente de esta aula está fuerte...

—¿Qué quiere decir con eso? —cuestiona un compañero.

—A buen entendedor, pocas son las palabras —replica al sentarse y pasar su dedo por la nariz.

—No es culpa nuestra —digo atrayendo su mirada, esa mirada que acelera las válvulas de mi corazón y me deja sin aliento por unos segundos—. Es culpa de los que organizan el horario de clases...

Le veo entrecerrar los ojos y vuelve a concentrarse en el libro, ignorándome por completo. Adiel Mohamed es el profesor más estúpido que existe. Quisiera apretar su cuello para que deje de ignorarme como lo hace. No sé cómo aplacar este loco sentimiento que se desata dentro de mi pecho; quisiera arrancarme el corazón para no sentir más este absurdo afecto por ese estirado de Adiel. ¿Cómo poder hacerlo? Si lo veo a diario y cada día crece más la pasión. La única manera en que podría olvidarlo sería partiendo del pueblo y no volver jamás, lo cual haré una vez que termine el colegio.

Suspiro profundamente mientras recalco con mi lápiz sobre una hoja y, de pronto, el fuerte grito me hace exaltar. Miro a Adiel, que está con una cara de ogro; parece tener una dinamita en su rostro a punto de explotar. Su mirada frívola está fijamente en la parte trasera. Paso gruesa saliva y voy siguiendo la dirección de su mirada. Mis ojos se abren con asombro al ver a Joel fumando un cigarro dentro del aula. Miro a Adiel, vuelvo a mirar a Joel y presiento que habrá una masacre en este lugar.

—¿Qué no escuchó lo que dije? —bufa con la mirada clavada en Joel.

—Pues no escuché, vuelva a repetir, porque soy un poco sordo —mofa con una sonrisa de medio lado.

La mandíbula de Adiel se contrae más, comprime los dientes al igual que los ojos, su semblante se ha vuelto carmesí reflejando la molestia que le ha causado Joel Wilde.

Adiel sonríe y se levanta. A pasos firmes camina hasta Joel y se para delante, asienta ambas manos sobre el pupitre del antes nombrado y, rechinando los dientes, gruñe.

—¡Apaga el tabaco ahora!

—¡Oblígame! —replica Joel al levantarse y suelta una bocanada de humo que cae sobre el rostro del distinguido licenciado, Adiel Mohamed.

Este último arremete contra el tabaco y lo tira al suelo, acto seguido lo pisa con los zapatos y ladra.

—No intentes pasarte de listo conmigo, no creas que vas a hacer lo que te da la gana, ¡porque aquí mando yo! —Hace señas con las manos, da dos pasos atrás dejando a Joel parado con una mirada de dinamita—. Y va para todos, no quieran tomarme el pelo, porque como bueno soy bueno y como malo, soy malo —concluye al sentarse.

Todos nos quedamos con la boca abierta. Nadie en su sano juicio enfrentaría a Joel Wilde; solo lo había hecho Pedro, pero todos sabemos cómo terminó.

Traqueo mis dedos con mucho nerviosismo, temo por la vida de mi profesor Adiel. Tentó al mismísimo hijo del diablo y creo que tendrá que cuidarse porque en cualquier momento ese adolescente podría acabar con su vida.

—Sellaste tu sentencia —lanza amenazas que a mí me ponen a temblar. Le veo a Adiel soltar el marcador, vuelve a mirar a Joel e increpa.

—¿Tú me estás amenazando? —Camina de vuelta al lugar de mi compañero—. ¿Es eso lo que estás haciendo? ¿Lanzando amenazas?

—¡Tómalo como quieras! —musita al pasar el dedo por su nariz—. No debiste hacer lo que hiciste, por ello pagarás...

Adiel sonríe y ladea la cabeza.

—¿Quién me lo hará pagar? ¿Tú? —vuelve a sonreír y eso saca de quicio a Joel, lo sé porque su semblante se ha vuelto demoniaco—. Eres apenas un mocoso que está dejando los pañales... Para poner a temblar a Adiel Mohamed, te falta mucho —recalca con altivez, como si fuera la última Coca-Cola del universo.

Joel frunce el ceño y observa a todos. Una vez que sus ojos recorren el aula, todos voltean el cuerpo haciendo de cuenta que no escuchan ni ven nada. Soy la única que sigue observando la discusión alumno-profesor, donde me parece que el profesor acaba de bajar las revoluciones al alumno.

—¿Qué pasó? ¿Ya no hay amenazas para este humano?

Joel torció los ojos y se sentó en su asiento, rindiéndose por completo. No había caso batallar con el hijo del hacendado más creso de todo Valleral. Ahí, el único que saldría perdiendo sería él; no era lo mismo destrozar a un pobre diablo como Pedro, que era un simple becado, que tentar contra la vida de Adiel Mohamed.

Suspiro aliviado cuando Adiel regresa a su escritorio. Aunque no debo preocuparme por él, lo hago. Me pasa como los días en los que el tío sale y no llega pronto; el mismo nerviosismo recorrió mi cuerpo cuando Adiel enfrentó a Joel. Lo bueno es que Adiel es el hijo de un hombre poderoso, que bastó su apellido para que el gallo de Joel se vuelva un polluelo.

El resto de la clase se pasa en santa paz. Adiel me pide que pase al frente; camino hasta el pizarrón y resuelvo el ejercicio que me toca. Con avidez lo higo y poso el marcador sobre el escritorio. Adiel no mira el pizarrón hasta que me siento; con otro tipo de marcador recalca la falla y explica por qué esos números no deben ir ahí. Acartono mi rostro al mismo tiempo que pongo los ojos en blanco. Pensé que había realizado bien el ejercicio, y ahora resulta que mis fallas las recalca cuando ya estoy sentada.

Continúa pasando al frente a los demás y de esa manera lo hace hasta finalizar la clase. Una vez que la sirena suena, arregla su maletín y nos deja salir.

—Kiara, te espero en el auto —informa y se va dejando a todos perplejos. Empiezan los chiflidos y murmullos. Aprieto mis dientes y les fulmino con la mirada—. Es solo mi patrón, par de idiotas —balbuceo y voy tras Adiel.

1
Liz Baez
Me encanta tu novela, espero que lo puedas actualizar pronto, besos bendiciones 😘
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play