Anastasia es una joven de 17 años que reside con sus padres, David Blanco y Carmela Cruz, así como con su hermana de 18 años, Ana. A pesar de haber sido criadas en un ambiente similar, la relación entre las hermanas no es del todo armoniosa: Ana es aficionada a las fiestas y suele ser bastante contestona, mientras que Anastasia prefiere dedicar su tiempo a los estudios y no es muy propensa a salir. David, su padre, es el propietario de una de las empresas más destacadas de la ciudad.
Un día, mientras David se encontraba en su oficina, recibió una visita inesperada: Ernesto Contreras.
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capítulo 3. propuesta parra salir
El día viernes, Anastasia se encontraba en la universidad y comentaba a Camila: Amiga, esta noche iremos a cenar con nuestras familias, estoy muy nerviosa.
Camila respondió: ¿Por qué estás nerviosa, amiga? Siempre ves a Ernesto aquí.
Anastasia replicó: Pero no hablamos.
Camila intentó tranquilizarla: No te preocupes, todo estará bien.
Posteriormente, las chicas regresaron a clase.
A las 3 p.m., Juan llevó a Anastasia a su casa antes de irse con Camila.
Al llegar a casa, Anastasia saludó a la nana Nelly y luego se dirigió a su habitación.
A las 5 p.m., llegaron los padres de Anastasia. Mientras se preparaban para salir, ella ya estaba lista, pero les solicitó que no mencionaran que era la dueña de la empresa, ya que no quería que la noticia se difundiera en la universidad en la que estudiaba. Sus padres accedieron a su petición y, tras salir, encontraron a Ana afuera, visiblemente molesta, ya que no deseaba asistir a la reunión.
Al llegar al lugar, encontraron a Ernesto junto a su esposa y su hijo.
Anastasia se mostraba sumamente nerviosa. David inició la presentación. Buenas noches, Ernesto. Es un placer presentarles a mi familia: mi esposa, Carmela Cruz, y mis hijas, Ana y Anastasia.
Ernesto respondió: Mucho gusto, el placer es mío. Ella es mi esposa, Lucía Campos, y él es mi hijo, Ernesto.
Todos se saludaron cordialmente. Ana no podía apartar la mirada de Ernesto, quien le pareció muy atractivo, y le lanzaba discretas miradas. Anastasia, por su parte, se sentía feliz de tenerlo cerca.
Ernesto, el hijo, comentó: Te he visto en la universidad. A lo que Anastasia respondió: Igualmente.
Ana interrumpe y pregunta: Ernesto, ¿qué estás estudiando y cuántos años tienes?
Anastasia se percata de la intención de su hermana y la mira con atención.
Ernesto responde: Tengo 18 años y actualmente estudio administración de empresas; mi plan es continuar con otra carrera después.
Ana replica: Creo que tendré que retomar mis estudios. Antes también cursé esa carrera, pero la pausé. Pienso que debo disfrutar un poco primero.
Ernesto sugiere: En realidad, puedes hacer ambas cosas al mismo tiempo.
David añade: Es una buena idea que retomes tus clases.
Ernesto (padre): Me alegra saber que se están llevando bien.
Carmela: Sí, hemos comenzado por buen camino.
Lucía: Eso es cierto.
Después de terminar de cenar y conversar, se despidieron y cada familia se dirigió a su hogar.
Anastasia subió a su cuarto y se duchó para prepararse para dormir.
Ana, al darse cuenta de que a su hermana también le interesaba el chico, consideró la posibilidad de conquistarle primero, pensando que su intención era simplemente pasar una noche con él y luego dejarlo.
Transcurrió un mes, y Anastasia y Ernesto únicamente se saludaban en la universidad. En cambio, Ana consiguió salir con él en dos ocasiones, aunque aún no había logrado intimar. Ella estaba esperando el momento adecuado.
Era jueves y Camila no asistió a la universidad, dejando a Anastasia sola, ya que no tenía una relación cercana con las demás chicas. Estaba sentada afuera durante el receso cuando Ernesto, al notar que estaba sola, se acercó y le preguntó por qué estaba tan aislada. Al verlo, Anastasia se sorprendió y se sintió nerviosa; finalmente, le respondió con un hola.
Ernesto sonrió y la saludó, luego le preguntó de nuevo: ¿Por qué estás aquí sola?
Anastasia respondió: Mi amiga no pudo venir hoy y no tengo mucho trato con otros compañeros.
Ernesto le dijo: ¿Te molestaría que me sentara aquí contigo un rato mientras comienza la próxima clase?
Anastasia contestó: No, para nada.
Ernesto añadió: Te veo un poco nerviosa.
Anastasia replicó: No es nada. ¿Y tú cómo estás?
Ernesto respondió: Bien, gracias por preguntar. Estos días fui al parque con tu hermana y luego me fui porque tenía algunos asuntos que atender.
Anastasia: ¿Saliste con mi hermana?
Ernesto: Sí, ¿por qué reaccionas así? No pasó nada; solo fuimos al parque y luego me fui.
Anastasia: Disculpa, no hay problema. Solo me sorprendió.
Ernesto: ¿Qué te parece si mañana también vamos los dos al parque un rato?
Anastasia: ¿Tú y yo?
Ernesto: Sí, si lo prefieres, puedes invitar a tu amiga.
Anastasia: No podrá ir, está enferma. Hoy iré a visitarla.
Ernesto: Está bien. Entonces, ¿qué me dices? ¿Vamos mañana?
Anastasia lo mira y asiente afirmativamente.
Ernesto: Bueno, entonces nos vemos mañana al terminar las clases. Ahora debemos regresar a la sala.
Anastasia: Está bien, ve tú. Yo todavía no tengo clases.
Ernesto: Así que te quedarás sola otra vez.
Anastasia: No hay problema, ve a tus clases.
Ernesto: De acuerdo.
(Después de que Ernesto se fue, Anastasia sonrió y pensó: Saldré con el amor de mi vida.)
Caminó y preguntó si tenía clases a la siguiente hora. Como la profesora no vendría, decidió ir a casa de Camila para ver cómo se encontraba.
Ernesto se encontraba en clase cuando uno de sus amigos, Carlos, le comentó: Te podrías ligar a las dos hermanas.
Ernesto respondió: Puede ser, quién sabe, jajaja.
Felipe, preocupado, intervino: No hagas eso, Ernesto. Recuerda que la familia de ellas ahora también es dueña de la empresa, y eso podría traerte problemas.
A lo que Ernesto contestó: No se van a enterar.
Felipe insistió: No juegues con fuego, amigo.
Justo en ese momento, Laura, una de las múltiples novias de Ernesto, entró y, al escuchar la conversación, le dijo: Ni te atrevas, amor. Aquí solo me tienes a mí.
Ernesto replicó: Todo esto es solo un juego, cariño.
Ojala que Ana pueda recapacitar pedir perdon y ser perdonada.