Alessandra creía que estaba sola en el mundo, pero nunca se dio cuenta de que siempre estuvo rodeada de personas que la amaban. Ahora, como Diana, debe averiguar como llegó a este mundo, y en el camino aprender a expresar y defender el amor que siente por los que la rodean.
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Una nueva oportunidad
Cuando desperté me dolía todo y no podía moverme, pero a mi lado, durmiendo y visiblemente cansado estaba un hombre –bastante guapo, sinceramente—su ropa era muy rara, pero sostenía mi mano de manera cuidadosa, cuando finalmente entró una joven quien, al verme, soltó la bandeja con agua que traía en las manos, gritando que había despertado, lo que hizo que el hombre junto a mí reaccionara y me abrazara llorando, mientras agradecía a Dios porque, finalmente, abrí los ojos.
En cuanto se calmó un poco le di unas breves palmaditas en la espalda y sólo atiné a decir…
Diana: Vaya guapo, ¿quién eres? Y ¿Dónde estoy?
Muy asustado, inmediatamente el hombre mandó llamar al médico, quien llegó rápidamente y comenzó a revisarme determinando que, además de los golpes, tenía amnesia. Cuando se fue el doctor, el hombre me dijo con mucha tristeza:
Duque: Hermosa mía, yo soy el Duque Donnelly, Edwin Donnelly, tú eres mi preciosa princesa, Diana Donnelly, este es el reino Ares, esta es tu doncella Emily… toda tu vida has estado enamorada del Príncipe heredero William Ares, hace una semana me rogaste que hablara con el Rey para formalizar de manera definitiva su compromiso matrimonial, pero nos separamos y cuando regresabas, el carruaje fue atacado.
Por lo que averigüé al tratar de huir caíste a un barranco y quedaste inconsciente. Cuando recibí la noticia estaba tan asustado que no terminé de hablar del tema del compromiso con el Rey, pero en cuanto te sientas mejor iremos nuevamente a verlo para formalizarlo todo.
Diana: [¿¿¿Por qué suena todo tan conocido???] Duque, ¿sería posible que me permita recuperarme mejor antes de volver a hablar de temas tan delicados como un compromiso?
Duque: ¿Du…que? (sinceramente preocupado) mi preciosa princesa… (al borde del llanto) descansa, mejor descansa, mañana hablaremos nuevamente, no te fuerces por recordar… pero, promete que tratarás de recordar a tu papá…
Diana: (Desconcertada) Claro… señor…
Con el corazón roto, el Duque salió de la habitación y le encargó a Emily que la cuidara muy bien. En eso el Mayordomo Edgar le entregó una carta que llegó del Palacio del Rey… visiblemente molesto, el Duque les informó que deben cuidar de su hija, pues él debe ir a una enmienda, pero cuando regrese quiere que se le reporte todo lo que diga o haga su niña, pues tiene un mal presentimiento.
Emily, Edgar y todos en la mansión cuidaron diligentemente de la señorita, pero cada vez estaban más inquietos, especialmente su doncella y confidente, quien sentía cada vez más temor; si bien le gustaba más la nueva personalidad de su dama, sabía que algo estaba muy mal.
Diez días después, regresó el Duque y Emily le informó que un gran cambio se había dado en la niña.
Entre lo más importante… ahora siempre da las gracias, pide las cosas por favor, ha comenzado a estudiar sobre el reino y a interesarse por la magia, hace muchas preguntas, pero sigue sin reconocer a nadie, ha dejado de ser orgullosa y arrogante.
Además, el Príncipe la ha visitado en tres ocasiones –obviamente se nota que fue obligado por el Rey—la primera vez, ella se comportó como siempre, viéndolo con idolatría y sin quejarse por los insultos que le hizo él; la segunda vez, trató de hacerle entender que no ha hecho nada malo, pero al ser insultada nuevamente por su Alteza se quedó callada aunque muy molesta; finalmente, el otro día cuando ingresó al salón y al nuevamente ser agredida por su Majestad, ella sólo se levantó y lo dejó solo sin despedirse, estaba más que enfadada.
Emily: Como lo pidió usted, todas estas reuniones fueron grabadas en cristales de maná sin que ellos lo supieran, los materiales están en su despacho… señor, tal vez lo que diré está mal, pero… esa chica no es mi niña… no quiere decir que me desagrade su nueva personalidad, pero hay algo en ella que no sé cómo explicar… a veces dice cosas que no tienen nada de sentido… disculpe mi atrevimiento.
Duque: Está bien Emily, iré primero a mi despacho, quiero ver los reportes sobre ella… por cierto, ¿Dónde está Diana? ¿Por qué no vino a recibirme?
Emily: Le pedí al señor Edgar que le avisara que estaba usted por llegar, pero, aunque dijo que estaría ahí, creo que sigue en la biblioteca, mi señor.
Duque Donnelly: Déjala ahí… en un momento yo mismo iré a hablar con ella.
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