La historia de un Alfa que solo ansiaba la tan anhelada libertad
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Capitulo 18
Advertencia:
La siguiente historia no es apta para menores de 21 años puede contener; lenguaje vulgar, soez, momentos explícitos, eróticos, hasta subido de tono y hasta nopor-grafico, violencia física, mental, abuso, inc3sto, se recomienda leer bajo su propio riesgo. ~
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—Es una vergüenza Fernando, una vergüenza.¿Acaso tan malo padres fuimos?
No se te ocurra contestarme. —señalando con el dedo acusador. —Inmoral, vulgar, inaceptable tu comportamiento.
(...)
«Fernando me recostó sobre la cama y yo solo pensaba ¿Qué se sentirá que el me hiciera una felación? Entonces lo mire a los ojos fijamente para comentarle mí curiosidad —Dime me dejarías sacarme la curiosidad quisiera saber que se siente si me haces un felación, ¿Lo harias? .
Él se quedó sorprendido ante mi propuesta para luego arrodillarse, y tomar mi miembro para comenzar a mamarlo. —¡No tan rápido, ve más despacio! —El sentir sus labios rosarlo, el movimiento de su lengua, incluido la humedad de su boca, me acaloraban al punto de faltarme el aire, cuando todo mí miembro estuvo en su boca con mis piernas lo atrape para luego sujetar sus cabellos, podía sentir como por momentos se ahogaba por lo que aflojaba su agarre, y él volvia a lo suyo.
Por lo que justo cuando el clímax llego, podia sentir que me venía, estaba a punto, pero entonces llego su padre y puso el grito en el cielo —¡Dios mio, dios mio! ¿Qué es esto? —Yo solté el amarre y del susto solte todo dejando dentro de su boca y parte de su rostro cubierto con mí esencia.
Yo solo atine a cubrirme con un almohadón, Fernando solo quedó paralizado, aún de rodillas; no podía girarse por el pánico de que lo viera con esto saliendo de su boca por lo que por culpa de su padre no le quedó otra más que tragarselo para pedir a su padre que se retire de la habitación.
Este se fue refunfuñando y maldiciendo..
Me vestí y él solo me miro un poco serio, pero con una breve sonrisa —Por tu culpa ahora no podré tomar leche por un tiempo. —Terminando de vestirme, lo bese —Pues acostúmbrate, porque me gustó. »
(...)
Su padre seguía con su sermón de como se iría al infierno por toda la eternidad, por sus actos inmorales —Aquel indio también se irá contigo, arderán eternamente principalmente tú ¿Eso es lo que deseas? Arder por siempre ¿Qué otras obscenidades haces con ese salvaje? Acaso tú...
El señor de la Vega abrió la boca como si hubiese imaginado la peor de las perversiones para luego taparsela mirando a Fernando, luego a mi, luego a Fernando, otra vez, al señor le salían lágrimas como si su hubiese perdido un ser querido, y Fernando no entendía nada para luego abrir la boca también al darse cuenta de lo pensamientos de su padre. No había duda que eran padre e hijo, uno se horrorizaba por especular «quizáses» y él otro ante tal especulación. Mientras ellos seguían en su drama. Yo disfrutaba del caldo de gallina, aquella rica gallina con mi papita y mi maíz, al lado un pancito fresco que Isabel hizo temprano.
—Verguenza, que vergüenza se me quitó el hambre... —tomé su plato, aquí nada se desperdicia. Si él no lo quería, yo sí —Ya me volvió el hombre. —recuperando su plato para comer el caldo mientras me miraba con odio, susurrando bajito. —¡Indio igualado!. —¡No soy indio, respeteme! —Mostrando mi enojo en mis brazos y mis vena marcando mi puño. Para luego aquel tipo sus manos parecer ¿Garras? Eso me saco de lugar ¿Qué fue eso?
¿Qué ocultaba el Señor de la Vega?
Debería averiguarlo, pero antes reclamaría aquella pierna de gallina antes que él, provocando que se enoje más mientras yo comía feliz mi piernita de pollo.
Continuará.