En la turbulenta Inglaterra medieval, Lady Isabella de Worthington, una mujer de espíritu indomable y belleza inigualable, descubre la infidelidad de su marido, Lord Geoffrey. En una época donde las mujeres tienen pocas opciones, Isabella toma la valiente decisión de pedir el divorcio, algo prácticamente inaudito en su tiempo. Gracias a la ley de la región que otorga beneficios a la parte agraviada, Isabella logra quedarse con la mayoría de las propiedades y acciones de su exmarido.Liberada de las ataduras de un matrimonio infeliz, Isabella canaliza su energía y recursos en abrir su propia boutique en el corazón de Londres, un lugar donde las mujeres pueden encontrar los más exquisitos vestidos y accesorios. Su tienda rápidamente se convierte en el lugar de moda, atrayendo a la nobleza y a la realeza.
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Una nueva libertad
El sonido de los pájaros al amanecer fue lo primero que Isabella escuchó al despertar. La luz del sol se filtraba por las cortinas, iluminando suavemente su alcoba. Se quedó un momento en la cama, sintiendo una extraña mezcla de alivio y expectación. El veredicto del juez había marcado un nuevo comienzo para ella. Por primera vez en años, Isabella se sentía libre.
Se levantó y se miró en el espejo. La mujer que le devolvió la mirada parecía más fuerte, con una determinación recién descubierta reflejada en sus ojos. Se vistió con un vestido sencillo pero elegante y bajó a los jardines. El aire fresco y los colores vibrantes de las flores parecían más brillantes, como si todo el mundo hubiera recuperado su color después de un largo periodo de sombras.
Los sirvientes la saludaron con respeto, pero Isabella notó un cambio en sus miradas. Ya no la veían como la esposa del señor del castillo, sino como una mujer que había tomado una decisión audaz y había ganado su libertad. Isabella sabía que el camino por delante no sería fácil. La sociedad tendría opiniones sobre su divorcio, pero estaba preparada para enfrentarlo.
Decidida a empezar de nuevo, Isabella se dirigió a la biblioteca, un lugar que siempre había sido su refugio. Se sentó en su escritorio, sacó un papel y una pluma, y comenzó a esbozar sus planes. La idea de abrir una boutique había estado rondando en su mente durante semanas. Quería crear un espacio donde las mujeres pudieran encontrar no solo vestidos y accesorios, sino también un lugar de refugio y apoyo.
Empezó a hacer una lista de todo lo que necesitaría: un local adecuado, proveedores de telas y materiales, y personal de confianza. Pensó en las mujeres que conocía, algunas de las cuales eran hábiles costureras y artesanas. Podrían trabajar juntas para crear algo hermoso y significativo.
Anne entró en la biblioteca con una bandeja de té y pasteles.
—Milady, he notado que está trabajando con mucha diligencia. ¿Puedo preguntar en qué está pensando? —preguntó Anne con curiosidad.
Isabella sonrió, invitando a Anne a sentarse con ella.
—Anne, he decidido abrir una boutique. Quiero crear un lugar donde las mujeres puedan encontrar algo más que ropa, un lugar donde puedan sentirse valoradas y apoyadas. —explicó Isabella.
Anne sonrió con entusiasmo.
—Eso suena maravilloso, milady. Estoy segura de que será un gran éxito. ¿Cómo puedo ayudar? —preguntó.
—Por ahora, necesito encontrar un local adecuado en la ciudad y contactar a algunas personas que puedan ayudarnos a empezar. También me gustaría que me acompañaras a buscar proveedores de telas y materiales. —respondió Isabella.
Durante los días siguientes, Isabella y Anne recorrieron la ciudad en busca del lugar perfecto para la boutique. Finalmente, encontraron un edificio en una calle concurrida, con grandes ventanales que permitían la entrada de mucha luz natural. El lugar necesitaba algunas reparaciones, pero tenía el potencial de convertirse en algo hermoso.
Isabella negoció con el propietario y firmó el contrato de arrendamiento. Con el local asegurado, comenzó a contactar a viejas amigas y conocidas que podrían ayudarla con su nuevo proyecto. Las respuestas fueron abrumadoramente positivas. Muchas mujeres estaban emocionadas por la oportunidad de trabajar en un lugar que ofrecía tanto potencial y propósito.
Una de las primeras en unirse al equipo fue Lady Beatrice, una talentosa costurera conocida por su creatividad y habilidad para diseñar vestidos únicos. Beatrice y Isabella se reunieron en la boutique para discutir los planes y comenzar a transformar el lugar.
—Este espacio tiene tanto potencial, Isabella. Con un poco de trabajo, podemos convertirlo en algo verdaderamente especial. —dijo Beatrice, examinando el local.
—Estoy de acuerdo. Quiero que este lugar sea un refugio para las mujeres, un lugar donde puedan encontrar belleza y consuelo. —respondió Isabella con entusiasmo.
Juntas, comenzaron a planificar la renovación del local. Pintaron las paredes con colores cálidos y acogedores, instalaron estanterías para exhibir los productos, y crearon un área de costura donde las artesanas podían trabajar. Cada detalle fue cuidadosamente considerado para asegurar que la boutique reflejara la visión de Isabella.
Mientras trabajaban, Isabella se sentía cada vez más realizada. Había encontrado una nueva dirección para su vida, una que le permitía expresar su creatividad y apoyar a otras mujeres. La comunidad comenzó a tomar nota de la nueva boutique en la ciudad, y la expectativa crecía.
El día de la inauguración llegó rápidamente. Isabella se levantó temprano, llena de emoción y nerviosismo. Se vistió con uno de los vestidos diseñados por Beatrice, un hermoso atuendo que reflejaba la elegancia y la fuerza que sentía. Al llegar a la boutique, encontró a sus amigas y colaboradoras esperándola, listas para dar la bienvenida a los primeros clientes.
La boutique se llenó rápidamente de mujeres curiosas y entusiasmadas. Las reacciones fueron abrumadoramente positivas. Las clientas admiraban los vestidos, los accesorios y la atmósfera acogedora del lugar. Isabella se movía entre ellas, saludando y conversando, sintiendo una profunda satisfacción al ver cómo su visión se hacía realidad.
Durante el transcurso del día, Isabella se encontró con Lord Alexander de Ravenswood, un viejo amigo de la familia. Alexander había sido amigo de su infancia, pero con el tiempo, sus caminos se habían separado. Isabella no lo reconoció de inmediato, pero Alexander la saludó con una sonrisa cálida.
—Isabella, es un placer verte nuevamente. He oído hablar de tu maravillosa boutique y no podía perderme la inauguración. —dijo Alexander, observándola con admiración.
—Gracias, Lord Alexander. Es un honor tenerte aquí. —respondió Isabella, sintiendo una extraña familiaridad en su presencia.
Pasaron el día conversando, recordando viejos tiempos y compartiendo sus experiencias recientes. Isabella se dio cuenta de que había algo en Alexander que le resultaba reconfortante y familiar. Aunque no recordaba todos los detalles de su amistad de la infancia, sentía una conexión genuina con él.
A medida que la inauguración llegaba a su fin, Isabella se sintió profundamente agradecida por el apoyo y la aceptación que había recibido. Su nueva vida estaba llena de posibilidades, y estaba ansiosa por ver qué le depararía el futuro. Mientras cerraba la boutique esa noche, miró hacia el cielo estrellado y sonrió.