Sinopsis: En un mundo donde el amor se intercambia por fortuna, Isabella, una mujer atrapada en un matrimonio por conveniencia con un poderoso empresario, se enfrenta a un juego de intrigas y traiciones. Tras un escandaloso divorcio, decide tomar las riendas de su vida, descubriendo no solo su verdadera fortaleza, sino también el amor inesperado en la figura de Alejandro, el carismático rival de su exesposo.
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Capítulo 4: La Sombra del Rival
La gala estaba en pleno apogeo, y el ambiente estaba cargado de sofisticación y secretos ocultos. Isabella continuaba su juego, moviéndose con gracia entre los invitados mientras su mente analizaba cada conversación que escuchaba. Sin embargo, había algo en el aire que pronto captaría su atención: una presencia que despertaría su curiosidad y, quizás, su esperanza.
Fue entonces cuando lo vio. Alejandro, un hombre que siempre había estado en las sombras del círculo de Eduardo, entró al salón. Alto, con una mirada penetrante y un porte que emanaba confianza, su presencia iluminó el lugar. Aunque no era parte de la familia, su influencia era palpable. Era conocido por ser un hombre de negocios astuto, pero también tenía fama de no temer a las potencias que intimidaban a otros.
Isabella sintió un escalofrío recorrerle la espalda. Mientras él conversaba con un grupo de hombres, sus ojos se encontraron por un breve instante. En ese momento, el mundo a su alrededor se desvaneció. Había algo en su mirada que le prometía apoyo, fuerza y comprensión, aunque todavía no conocía la profundidad de su conexión.
A medida que Alejandro se movía por la sala, Isabella no pudo evitar observarlo. Cada gesto y cada sonrisa se sentían como un ancla en medio de su tormenta interna. Era la antítesis de Eduardo: en lugar de manipular, parecía genuino, y su carisma natural atraía a quienes lo rodeaban.
A través de la conversación de otros, Isabella escuchó fragmentos sobre Alejandro: su éxito en el mundo empresarial, sus enfrentamientos con la familia de Eduardo y su capacidad para desafiar a quienes estaban en el poder. Se dio cuenta de que Alejandro era más que un simple rival; era un hombre que, como ella, había sentido el peso de las intrigas familiares.
Mientras Eduardo seguía hablando, Isabella se acercó un poco más a Alejandro, consciente de que cada paso que daba la acercaba a su destino. Finalmente, su momento llegó. Cuando una oportunidad se presentó, ella se dirigió hacia él con la confianza que había estado cultivando.
—Alejandro —dijo, extendiendo la mano—, he oído mucho sobre ti.
Él volvió la mirada, sorprendido pero interesado. —Isabella, ¿verdad? La esposa de Eduardo.
Ella sonrió, sintiendo cómo las palabras resonaban con un nuevo significado. —Sí, aunque eso está a punto de cambiar.
Ambos intercambiaron una mirada intensa, y por un breve momento, el mundo se detuvo. Isabella sintió que la energía entre ellos era palpable, como si compartieran un secreto que solo ellos entendían.
—He oído que estás investigando a tu esposo y su familia —dijo Alejandro, con una sonrisa que no era del todo casual.
Isabella no podía ocultar su sorpresa. —¿Cómo lo sabes?
—En este círculo, los rumores viajan rápido —respondió él, sin perder la sonrisa—. Y lo que estás haciendo es admirable.
La conversación fluyó de manera natural, y ella se sintió impulsada a compartir su visión. Hablar con Alejandro le daba una fuerza renovada. A medida que se adentraban en temas más profundos, Isabella se dio cuenta de que Alejandro no solo era un apoyo potencial; también era un aliado en su cruzada.
—No estoy sola en esto, ¿verdad? —preguntó ella, buscando confirmar su instinto.
—Nunca estás sola cuando decides luchar —respondió Alejandro, su voz grave y sincera. —Si necesitas alguien a tu lado, estaré aquí.
Isabella sintió que una chispa se encendía en su interior. La combinación de su determinación y la presencia de Alejandro podría ser la clave para desafiar a Eduardo y su familia. La idea de tener a alguien en quien confiar, alguien que no la vería como un objeto, la llenaba de esperanza.
Mientras la gala continuaba, Isabella supo que ese encuentro no era una coincidencia. Alejandro era el pilar que había estado buscando, y juntos podrían desmantelar el mundo de mentiras que Eduardo había construido.
Al regresar junto a Eduardo, Isabella llevaba en su corazón una nueva resolución: no solo lucharía por su libertad, sino que también se prepararía para reclamar su vida, con Alejandro a su lado.
exito con tu trabajo.