Hay mujeres que aman con fuerza, entrega y sacrificio. Rosario creyó que su matrimonio sería para siempre. Pero el que creía el amor de su vida no lo pensó así.
La historia de Rosario es la de muchas mujeres que lo dan todo en una relación y que al final comprenden que una relación es de dos.
Permítanme contarles la historia de ésta mujer común y corriente, una de nosotras.
NovelToon tiene autorización de Carmen Zambrano Fernández para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Heran
No entendía como llegó corriendo. Creo que al ver mi confusión creyó que era digna de una explicación.
--Cómo no aceptaste mi invitación en dos ocasiones, dejé a mi preciosa y me vine caminando, decidí esperarte allá apoyado en ese árbol.
Me señaló el viejo roble.
--Me dije: Hombre, a ti ninguna mujer te desprecia y a pesar del polvo del camino decidí que no ibas a ser tú la primera.
--Que gran ego tienes. Del porte de un buque.
--Se sincera y agradéceme que te salvé la vida o mejor dicho tu virtud.
--Gracias, señor.
--No hay de que, pero no te acostumbres. Si me sigues tratando así, es posible que me aburra.
Para mis adentros me reí. Este hombre está loco.
Tiré las piedras y miré mi calcetín, no servía, con tanta vuelta se había agrandado. Lo doble y lo metí en mi mochila.
Comencé a avanzar hacia el camino, lo dejé atrás, aún seguía choqueada por todo lo que había sufrido.
-- Adonde vas?
--A mi casa, debo alimentar a mis aves
--Eso es todo Muchacha?
--Que más quieres?
--Ya te agradecí y ahora me voy. La vida continúa.
--Ni siquiera me dirás tu nombre?
--¿O preguntarás por el mío? Me estoy preocupando realmente. Tu desinterés me está empezando a lastimar.
--Quieres que sea sincera?
--Realmente agradezco tu gesto, no sé que habría pasado si tú no hubieras llegado. Ese favor nunca te lo terminaré de pagar. Pero eso es todo.
--Soy una joven del montón, soy aburrida y sin gracia.
--No pierdas tu tiempo en una chica como yo. No soy lo que buscas.
--Tu mismo dices que las mujeres te persiguen como hormigas tras azúcar. Ve a sentarte y esperar que lleguen a tí.
--Si fueras del montón jamás te hubiera ofrecido llevarte una segunda vez.
--Si eres así, a lo mejor es porque no has encontrado al indicado él que te muestre un mundo diferente.
--Y porque crees que no eres a quien busco?
Yo seguía caminando tratando de alejarme lo antes posible de este hombre, pero él seguía a mi lado. Me agaché y crucé el cerco alambres que él abrió para mí. A su vez yo hice lo mismo.
Pero su tamaño hizo que quedará enganchado. Lo destrabé y me di cuenta de que cuando pasó por primera vez se había roto su camisa por varios lados y tenía rastros de sangre que la manchaban.
Me sentí culpable. Y a pesar de que quería alejarme de él lo antes posible no podía dejarlo así. Aún faltaban varios kilómetros para mi casa Lo miré a los ojos y no sé. ¿Vi ternura en su mirada?
No lo puedo descifrar.
--Vamos a mi casa.
--Uff por fin. Se detuvo al medio de camino y estiró su mano.
--Soy Herán.
Miré su mano y extendí la mía.
--Rosario.
--Viste era tan fácil. Nunca había tenido que enfrentarme a cuatro matones para que la chica que me interesa me dijera su nombre.
Traté de no mirarlo y comenzar a caminar para que no se diera cuenta de mi nerviosismo.
--Quien te enseñó a caminar?
-- Vas muy rápido.
--No, eres tú qué caminas como una tortuga.
--Uff que carácter por Dios mujer.
--Pero cuanto más complicada te pongas más interesante te pones para mí.
--Que eres? ¿Bromista o payaso?
--No. Solo soy un hombre que le gusta vivir la vida con alegría, tuve una niñez difícil ahora solo quiero que todo sea luminoso.
--Como tú. Tú eres luminosa, irradias una luz maravillosa, de inteligencia y bondad.
--Así convences a todas las chicas? Les dices que son luminosas.
--Ja ja ja que original de tu parte y estoy segura que todas caen así. Pobres se creen ampolletas con tus palabras. Le hice un gesto de desmayo. Él se sonrió
--Rosario, no necesito decirles nada. Todas caen rendidas a mis pies. Con mi físico no pasó desapercibido y mi sonrisa es espectacular.
Me comencé a reír sinceramente, nunca había conocido a nadie como él. Tenía muchos compañeros, y algunos habían demostrado interés por mí, pero nadie nunca me había llamado la atención en realidad ninguno como Herán
Él me miraba de forma divertida.
--Sigamos, falta poco, pero por lo visto estás equivocado de profesión, o eres comediante?
--No. Lo mío son los fierros, reparo autos.
--Ya me imagino que mientras estudiabas tus compañeros se deben haber entretenido con tu conversación.
--Nunca he estudiado, soy autodidacta. Llegué a octavo básico, mi niñez fue muy dura. Mi mamita tuvo todo en contra. Y yo ahora soy el sostén de ella.
--Oh! Algo bueno tenías.
--Falta poco para llegar.
--Y tú en qué curso vas? Segundo medio?
--Que sentido del humor. Ni que tuviera catorce años
--Me imagino que debes tener unos quince.
--Tengo diecisiete y estoy en segundo año de derecho.
--Viste. Sabía que eras especial. Así que quieres ser abogada.
--Con razón, eres así. Tienes tus metas. Y un hombre guapo como yo. Por muy guapo que sea no es digno de ti. Seguro buscarás un colega o un empresario, todos buscan subir, a mi mamá le pasó así, mi papá la abandonó por ser pobre.
--De que hablas Heran? Y por primera vez me detuve frente a él en medio del camino.
Elevé mis ojos miré directo a su cara, con toda la seguridad que me daban mis principios, le restregué a su ego.
--Soy hija de una sirvienta, desde que abrí mis ojos vi a mi mamá trabajando honradamente, acariciando mi rostro con sus manos despellejadas de tanto lavar, trabajando dieciocho horas sin parar, tuvo patrones buenos y otros fueron unos abusadores.
--Pero ella es mi ejemplo a seguir, una mujer honesta. Que jamás nadie la doblegó, que fue y es fiel a sus principios. No tuve padre, pero no me hizo falta, ella suplió ese lugar.
--Si decidí estudiar derecho fue para ayudar, a mujeres como mi mamá, que son abusadas por gente inescrupulosa. No para hacerme rica y lograr un buen matrimonio.
--Que tontera!
--Si cada día salgo caminando y cubriéndome de las piedras que saltan de los vehículos es por qué quiero cumplir mi sueño. Y eso se logra solamente con sacrificio y tesón y eso gracias a mi madre, lo tengo.
Me molesté, lo dejé parado y seguí caminando, que pensaba? que todas las mujeres queremos ser unas mantenidas? ¿De dónde sacó eso este hombre?
--Disculpa, no debí decirte eso. Sé que eres diferente.
No me detuve, él me seguía.
Los árboles comenzaron aparecer, el viento hacía que se mecieran y produjeran esa música que a las dos con mamá nos gustaba tanto.
Abrí la reja y entré, él a su vez también lo hizo.
--Tienes una bonita casa de campo.
--Me gustaría tener una así, con muchas flores y arbustos de colores como la tuya. Estoy seguro que a mi mamita le encantaría. Pero ella no pudo. Tuvo todo en contra.
-- La Sociedad la castigó por ser madre soltera.
Pensé mamá también es madre soltera, pero no iba a discutir con él.
--Entra, pasemos a la cocina para curarte esas heridas.
--Sacate la camisa, iré por el botiquín.
Cuando volví, y lo vi de espaldas era más impresionante de lo que creía. Tenía muchos desgarros.
--Te desinfectaré con alcohol y luego te pondré un spray que sirve para éste tipo de heridas.
Traté de concentrarme en limpiar los desgarros, pensaba mil cosas, él me hablaba, pero yo estaba determinada a terminar pronto.
--Tienes manos de monja. Nunca sentí nada.
--Porque tienes tantas cicatrices antiguas?
--Mamita tuvo malas parejas y también estuve en un hogar de menores, los más grandes acostumbraban a pegarnos. Son cicatrices del pasado.
--Terminé, estás listo, tendrás que ponerte tu camisa rota, nunca aprendí a cocer. Y no tengo una prenda tan grande para pasarte.
--No te preocupes cada rasguño valió la pena.
Se levantó y nuevamente miró la casa. Miró por el ventanal que daba al jardín interior.
--Tu casa es muy bonita. Las piedras pintadas le dan alegría.
--La casa no es bonita, tiene muchos arbustos y flores que la hacen ver hermosa, pero es una casa sencilla, que falta mucho por pintar y arreglar. Pero te agradezco tu comentario.
--Amamos éste lugar, es el fruto del trabajo de mamá.
Él no respondió nada se guardó sus palabras. Se encaminó hacia el camino.
-- Eres especial Rosario, fue un gusto acompañarte. ¿Cómo te vendrás mañana?
--Le contaré a mamá y veremos qué hacemos.
--Gracias Heran, te debo una.
--Mi nombre suena bonito en tu boca. Pero mejor me voy, antes que me retes.
Se dió vuelta y se fue riendo.
--Me debes una camisa, o una buena costura.
--Cocer no es lo mío. Le grité
Me entré de inmediato no quería que pensara que lo iba a mirar hasta que se perdiera en el camino.
Pero el tambor de mi corazón no dejaba de sonar. Que raro se sentía.
...----------------...