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La Brigada Del Páramo

La Brigada Del Páramo

Status: En proceso
Genre:Mafia / Aventura Urbana / Amor-odio / Fantasía épica / Mundo mágico / Polos opuestos enfrentados
Popularitas:1.7k
Nilai: 5
nombre de autor: Bryan x khop

La banda del sur, un grupo criminal que somete a los habitantes de una región abandonada por el estado, hace de las suyas creyéndose los amos de este mundo.
sin embargo, ¡aparecieron un grupo de militares intentando liberar estas tierras! Desafiando la autoridad de la banda del sur comenzando una dualidad.
Máximo un chico común y normal, queda atrapado en medio de estas dos organizaciones, cayendo victima de la guerra por el control territorial. el deberá escoger con cuidado cada decisión que tome.

¿como Maximo resolverá su situación, podrá sobrevivir?

en este mundo, quien tome el poder controlara las vidas de los demás. Máximo es uno entre cien de los que intenta mejorar su vida, se vale usar todo tipo de estrategias para tener poder en este mundo.

NovelToon tiene autorización de Bryan x khop para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

parte 3. La mirada de alguien desesperado

ANTONIO EN LA FRONTERA DEL ABISMO

La noche había caído con una claridad engañosa, como si la luna llena se hubiera empeñado en alumbrar la última escena de una tragedia largamente escrita. Antonio yacía en el suelo, sus ojos abiertos al infinito, como si buscara respuestas en las estrellas, pero lo único que encontraba era el vacío de un cielo distante, indiferente a su sufrimiento. El frío de la tierra lo atravesaba con un dolor silencioso, un filo gélido que se incrustaba en sus huesos, mientras la hierba, que bebía su sangre, parecía multiplicarse en susurros de muerte que flotaban sobre él como una condena inminente. ¿Qué está pasando? ¿Dónde estoy? Pensamientos que ya no tenían forma, que se disolvían en la oscuridad. Pero ni siquiera en su mente encontraba refugio; el miedo, ese ente invisible, lo había acorralado, arrancándole la voz, vaciando su ser. Cada intento de pensar, de entender, se desvanecía en la nada, como si el silencio de la noche lo tragara todo.

Cada intento de moverse era un latigazo de dolor. Algo en su carne, como el veneno de una abeja multiplicada por tres, le recordaba que estaba vivo, aunque esa certeza se hacía más insoportable con cada segundo que pasaba, como si la vida misma fuera una tortura que no cesaba. Antonio, reducido a una sombra de lo que fue, se arrastraba lentamente sobre la tierra, como un gusano arrastrándose bajo la pálida luz de la luna, incapaz de encontrar consuelo en el camino hacia su escape. Sus palabras, apenas audibles, eran juramentos susurrados al viento, que le respondía con un silencio absoluto, como si la misma noche lo despojara de todo, incluso de su voz.

"No tengo que morir aquí", repetía con un odio sordo, una rabia contenida que crecía con cada respiración. Miraba hacia las estrellas, como si esperara que los dioses, esos que tan lejos parecían estar, le devolvieran lo que el destino le estaba arrebatando. La mirada fija, llena de furia, era un desafío contra la indiferencia del universo que lo observaba desde las alturas.

El dolor, ese líquido cálido que goteaba de su cuerpo, se enfriaba rápidamente, como si las horas mismas se deslizasen por su piel, llevándose consigo la poca energía que le quedaba. Dos impactos de bala, pensaba, dos disparos malditos que lo condenaban a morir en soledad. Uno en el brazo, otro en el muslo. Pero el peor de todos era el golpe en la cabeza, el que lo había tumbado al suelo como un árbol abatido por un rayo, dejándolo impotente. La inmovilidad era su condena, y el frío comenzaba a apoderarse de él, como si la misma noche se fuera cerrando sobre su cuerpo, una capa densa tejida por las manos invisibles de la muerte.

Cerró los ojos, abandonándose a la única compañía que le quedaba: sus recuerdos. En medio del dolor, la desesperación, y la creciente oscuridad, la nostalgia irrumpió en su mente como un bálsamo inesperado, un refugio momentáneo. Se vio de nuevo en la cálida mesa familiar, rodeado del amor de su madre y su hermana. El calor del hogar envolvía su cuerpo, el olor a comida recién servida le llenaba los sentidos, y las risas llenaban el aire, tan vivas que por un momento olvidó el horror de su realidad. Pero el frío, como una mano implacable, lo despertó de su ensoñación. Los ojos se le abrieron de nuevo, y la dura realidad lo golpeó con fuerza. El suelo bajo él estaba empapado de su sangre, y el destino, que ya había dictado su sentencia, lo había alcanzado, quitándole cualquier esperanza de escape.

De pronto, una voz rompió el silencio, desgarrando la quietud de la noche. "Por aquí debe estar, lo vi caer", decían, como si el mismo viento los hubiera guiado, soplando su destino hacia ese mismo lugar. Antonio, con el último vestigio de fuerza que le quedaba, intentó arrastrarse, pero su cuerpo se apagaba con cada movimiento, como una vela en su último suspiro. Un deslizadero, oscuro como el abismo mismo, le bloqueó el paso, una grieta en la tierra que parecía tragarlo todo. Entonces, una figura emergió de entre las sombras, una silueta mortalmente familiar. "¡Lo encontré!", gritó el hombre, su voz cargada de furia. Sin compasión, disparó, y el sonido de las balas rompió el aire, alcanzando a Antonio una vez más. Pero algo en él, esa chispa desesperada, lo impulsó a lanzarse por el deslizadero, sintiendo cómo las balas lo perforaban, pero sin detener su descenso. La caída, un último acto de fuga, de vida, era su única esperanza.

Rodó por el barranco, sintiendo cómo las estacas y ramas rasgaban su piel, perforando su carne como un castigo que parecía venir de algún pecado olvidado, de algo que él mismo no recordaba haber hecho, pero que el dolor insistía en cobrar. Pero la voluntad de Antonio, esa que aún le quedaba, era más fuerte que su cuerpo roto, que el peso de la desolación. A pesar de todo, siguió avanzando, como si cada paso fuera un desafío lanzado al mismo destino, movido por una determinación que solo podía entenderse como una maldición o un milagro, un suspiro de vida en medio de la muerte. El perseguidor descendió tras él, confiado en que su presa caería en cualquier momento, que el suelo se lo tragaría, pero Antonio, en un arrebato de adrenalina, se lanzó entre la maleza, su cuerpo deslizándose entre sombras, hasta desaparecer en la oscuridad de la noche.

Toda la noche, su huida fue un suspiro eterno, como si el tiempo mismo hubiera decidido detenerse, sumido en un perpetuo crepúsculo donde nada avanzaba, pero todo estaba a punto de desmoronarse. La tierra que recogía su sangre parecía darle fuerza, como si, de alguna forma, la misma vida fuera a brotar de su sufrimiento. Y la luna, su eterna testigo, lo acompañaba en su silenciosa huida, observando sin juzgar, como si en sus frías luces no hubiera lugar para la compasión. Sus perseguidores, agotados y furiosos, iluminaron el terreno con sus linternas, pero no encontraron más que el eco de su propia furia, como si el viento se hubiera burlado de ellos, repitiendo su derrota en cada rincón del bosque.

Al amanecer, Antonio llegó a la carretera que conducía a Celeste. Apenas consciente, los contornos del mundo se desdibujaban ante él, como si estuviera viendo a través de un velo de niebla. De repente, una luz cortó la oscuridad, acercándose como una promesa. Era Sarah, la mujer que había prometido salvarlo. En un acto que parecía desafiar las leyes de la realidad, ella lo recogió, con una rapidez que no era humana, y lo llevó a un vehículo que los alejó de aquel infierno. Los disparos resonaron en la distancia, pero ya no tenían poder sobre él, como si todo lo que había sufrido se hubiera disuelto en la luz del amanecer. Antonio, sabiendo que había escapado, sintió que el peso de su propio ser lo abandonaba, y cedió al cansancio, dejándose ir en los brazos de la seguridad que se le ofrecía, como un hombre que finalmente encuentra la paz después de años de guerra.

La incertidumbre persistía, un eco lejano en su mente que no se disipaba. ¿Moriría Antonio? ¿O había logrado burlar a la muerte una vez más, como tantos otros lo hicieron en ese mundo donde lo mágico y lo real se entrelazaban en un perpetuo juego de sombras y luz, donde las reglas de la existencia se retorcían, sin piedad, sin respuesta?

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Phone Oppo
Me enganchó, más capítulos bendiciones
Bryan x Koph: puedes seguirnos para no perderte ni un capítulo/Ok/
total 1 replies
Hebe
💕¡Estoy enamorada de tu historia! Los giros inesperados me mantuvieron intrigada hasta el final.
Madie 66
Me gustó, los personajes son fascinantes
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