Soy Emilia Jones, llevo dos años de matrimonio con Antonio Del Castillo, hoy se cumple nuestro acuerdo de matrimonio, y estoy en mi oficina cuando veo entrar a su abogado.
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El gran día
Capítulo 3: El gran día
Emilia
Despierto, y lo primero que veo es aquel hombre apuesto que se acercó a mí la noche anterior en la discoteca, me asusto y un temor me invade completamente al no poder recordar que sucedió anoche luego de perder el conocimiento. Me levanto asustada, solo para comprobar, que ambos tenemos nuestra ropa intacta, sin embargo, salgo huyendo de la escena del crimen, pues al día siguiente me casaría y no quería que absolutamente nadie se diera cuenta de lo que había pasado, antes de mi boda, ya había dormido con un hombre, al cual ni siquiera conozco, ni sé cómo se llama.
Llamo a Katiuska, quien responde después de algunos timbrazos y puedo escuchar en su voz el cansancio.
-¿dónde estás? Le pregunto
-En algún lugar, lejos de ti preciosa, con un hermoso hombre abrazándome ¿Y tú qué tal? ¿Cómo termino de ir tu noche con aquel galán? Seguro ya perdiste tu preciada virginidad. (jajajaajajajjaaja)
Ella ríe, se nota que está de buen humor, no me asombra que haya dormido con alguien, pues, ella ya no es virgen, aunque no se acuesta con cualquiera.
-¿Con quién estás? ¿Por qué te fuiste y me dejaste con un completo desconocido?
Ella no respondió, solo escuché la voz de un hombre a través del celular y colgó inmediatamente la llamada.
Decidí no darle más vueltas al asunto, pues gracias a Dios, y no había perdido aún mi virginidad, y menos con un desconocido. Llegué a casa y mis padres me preguntaron a donde había ido, y les conté que había salido con Katiuska y que me quedé a dormir con ella porque ya era tarde. Ellos asintieron y mamá me preguntó sobre el asunto que habíamos platicado antes, y le dije que cumpliría con su promesa, aunque para mí, fuera solo por compromiso.
El gran día llegó y ahí me encontraba yo, vestida de novia, me veía hermosa, pero no feliz, mi madre me dijo que Antonio era un buen hombre y que estaba segura, de que a su lado, no me faltaría nada, y que en realidad pensaba en que nos enamoráramos, aunque yo lo dudaba mucho. Llegó el momento de caminar hacia el altar, no veía con claridad quién estaba esperándome, solo sabía que su cara se me hacía conocida. Mientras hacía un intento por recordar donde lo había visto, ya estaba frente a él, esperando que iniciarán con el matricidio. Pude notar que él tampoco estaba feliz, quizás también se vio obligado a casarse como yo. Todo pasó tan lento que sentí que era una eternidad. Pude conocer a su padre, amigo de mis padres, intercambiamos saludos y cortesías, bailamos y permanecimos sonriendo ante todos los invitados, pues ellos no sabían el porqué de nuestro matrimonio.
De allí, salimos directo al aeropuerto, rumbo a nuestra gran luna de miel. Fuimos en su avión privado que estaba equipado con todo, no me sorprendía tanto lujo, pues yo también había crecido rodeada de mucho lujo.
Antes de que pudiera hablar con él, para romper el hielo, ya que estábamos solos, él comenzó a hablar.
-Emilia, sabes que nos casamos simplemente por compromiso con nuestros padres, y entre nosotros no hay amor, y es por eso que quiero ofrecerte un trato, que nos beneficiará a los dos.
Yo estaba impactada, pues no esperaba que nuestra primera conversación fuera sobre la situación a la cual nuestros padres nos orillaron.
-Cuéntame, ¿qué tienes en mente?
-Estaremos casados por dos años, y luego de este tiempo nos divorciaremos, claro está, si entre nosotros no surge lo que llaman "AMOR" y obviamente si no llegamos a tener hijos.
Estaba sorprendida por lo que escuchaba, pero no me sorprendía, este es un hombre de negocios, solo tenía una duda y por eso pregunté.
-Si tantos querías acabar con nuestro matrimonio tan rápido, ¿por qué entonces decidiste casarte conmigo?
-Porque antes que mi madre muriera frente a mis ojos, se lo prometí, pero no quiero reterme a algo imposible, yo ya tengo a alguien a quien amo y con quien quiero pasar el resto de mi vida.
-¿cómo estás tan seguro que no nos enamoraremos? Solo digo
-porque me gusta alguien más igual que a ti. ¿O me lo vas a negar?
Me quedé pasmada al escuchar su declaración, pero debía suponer que me investigaría, solo tenía la duda, del porqué sabía que era yo y yo no sabía que era él.
Sin más, decidí aceptar y firmé el acuerdo de divorcio, pues tampoco quería seguir con esta farsa. Luego, les diríamos a nuestros padres, que no funcionó y que nunca funcionaría. Decidimos pactar, que ninguno de nosotros se entrometería en la vida del otro y que cada quien podía ser libre, de estar con quien quisiera, pero con discreción para que nadie se diera cuenta de nuestro acuerdo.
será grave y profunda
y sigue con la esposa
quitarlo de hay y ya