Tras perder a su padre y su madre terminar con graves lesiones, Violeta se ve obligada a conseguir mucho dinero para salvarla. Es entonces que logra un trato con el CEO para ser su esposa por un año. Las cosas parecen sencillas hasta que él empieza a preguntarse por qué debe dejarla ir ahora que tiene lo que deseó por tanto tiempo. Sin embargo, el pasado regresa para poner a prueba su matrimonio.
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Porque seré la esposa del CEO
Capítulo Tres
Bajé a cenar y ahí estaba él, tan imponente como siempre; llevando ese traje elegante y seguramente tremendamente costoso, su característico cabello engominado hacia atrás y esa mirada que parecía devorarse el alma de las personas. Se había sentado en la punta de la mesa del comedor y aún estaba con el móvil en la mano. Al verme lo colocó sobre el bello mantel y se cruzó de brazos. Me senté frente a él, aunque a una distancia considerable por el tamaño de la mesa; una vez que lo hice empezamos a cenar. El silencio era avasallador, me daban ganas de gritar para sentir, aunque sea un sonido. Ya hacía varios días que estaba en su mansión y hasta ahora nunca habíamos hablado en las comidas.
—Para mi familia son importantes las tradiciones, por lo que la novia no debe ver a su futuro esposo veinticuatro horas antes de la boda. Así que esta noche dormiré fuera —dijo él y tuve que levantar la vista para prestarle atención.
—Podría haberme ido a mi departamento —aseguré sin pensarlo mucho.
—Eres la novia, debes descansar lo más que puedas —dijo como si eso tuviera que significar algo para mí.
—Como usted diga señor De la Torre —dije y volví a concentrarme en mis vegetales. Sin embargo, al parecer la conversación no había terminado.
—A partir de mañana serás mi esposa. Deberías empezar a tutearme y llamarme por mi nombre de pila —dijo él con una leve sonrisa. Su mirada era insistente, al parecer pretendía que empezara hoy.
—Lo lamento, José Ignacio —dije algo incómoda.
—Creo que se sigue escuchando formal. Tal vez deberías decirme de manera cariñosa delante de los demás, practica esta noche —dijo y se puso de pie—. Ya es tarde, me voy.
Esa conversación fue más que extraña. Por lo que no pensé demasiado en ello. Solo debía soportar un año a su lado. Darle el hijo que no había podido tener con su esposa y después de eso ya podría volver a casa junto a mi madre.
Al otro día me levanté temprano. Quería ir al hospital antes de todo este teatro de la boda. Al parecer, su primera esposa y él solo se habían casado por civil, ya que su familia no aprobaba su matrimonio. Por lo que con los comentarios que andaban dando vueltas; ahora tenía que hacer un buen espectáculo para que dejara de estar en el ojo de los periodistas. Era un hombre muy guapo, por un instante sonreí, al parecer mi compañera de la facultad tenía razón, los más bellos preferían a los de su mismo sex*, o por lo menos esa era la razón
Al ir al hospital el señor Mario vino conmigo como la vez anterior. Solo que esta vez no me dejó sola en ningún momento. Según las enfermeras mamá estaba bien, estable decían ellas. Yo solo esperaba que su páncreas llegara pronto porque si eso no pasaba ella no sobreviviría pese a todos los esfuerzos que se estaban haciendo. Cuando estaba por ponerme a llorar, Mario me recordó que debíamos volver a la mansión.
—Claro —dije afligida.
Mientras caminábamos por el pasillo del hospital de regreso al coche vi a alguien que me pareció conocido, sin embargo, yo no era de hablar con la gente a menos que ellos me lo impusieran. Toda mi vida había sido muy solitaria. Según mi madre no era así de pequeña, pero cuando una vez en el colegio mis compañeros pensaron que era gracioso dejarme encerrada durante el recreo en un armario, perdí la habilidad de sociabilizar. Algo que a mí no me afectaba demasiado, a menos que estuviera en un espacio muy reducido y con la sensación de no poder salir de ahí. En esa circunstancia solo estuve una vez y no recuerdo nada, ya que según mi madre no hablé por una semana.
—Señorita Violeta, la entrada está llena de reporteros, debería colocarse las gafas —me indicó Mario e hice lo que me pidió. Al parecer alguien había avisado que estábamos en el hospital.
Costó mucho que pudiéramos salir de ahí, por lo que llegué tarde a la mansión para que me maquillaran y me prepararan para la boda. Alice estaba furiosa cuando entré y aunque Mario le explicó lo ocurrido a ella no pareció importarle.
Después de casi seis horas sufriendo todo tipo de torturas de belleza femenina, al fin estaba lista para dar el paso que todos deseaban ver. Era extraño pensar en cómo había llegado hasta ahí; ya que tras lo ocurrido con mis padres tuve que salir a buscar dinero y todos nuestros familiares y amigos me cerraron la puerta en la cara. Incluso aquellos que estuvieron en el funeral de mi padre. Sin salida y completamente sola empecé a buscar en internet la manera de conseguir dinero rápido y una agencia que alquilaba vientres me apareció como publicidad. Decían que el primer pago lo hacían antes del embarazo y el segundo pago después de que el niño naciera. Al ver la cantidad que ofrecían no dudé ni por un segundo en inscribirme si eso salvaría a mi madre. Sin embargo, cuando me llamaron me preguntaron qué tan dispuesta estaba, ya que tenían un cliente que necesitaba un servicio algo más completo y yo encajaba en su perfil. La realidad era que yo necesitaba el dinero con urgencia, por lo que acepté la entrevista con Alisé.
Antes de comenzar a hablar tuve que firmar un documento de confidencialidad, porque el prestigio del CEO estaba en juego. Alisé me explicó las pautas del contrato y me aseguró que cobraría cien veces más que si lo hacía para otra familia, aunque debía cortar vínculo con mi familia y amigos por todo un año. Algo que no me pareció mal, ya que ellos habían hecho lo mismo cuando yo les pedí ayuda para mi mamá.
—¿Está lista señorita Violeta? —me preguntó Alisé cuando llegamos a la puerta de la iglesia.
Bajé mirando al suelo mientras todos parecían necesitar ayudarme a acomodar el enorme y pesado vestido que habían elegido para mí.
—Sí, abran las puertas —dije mientras varios paparazzi nos sacaban fotos a la distancia, ya que el lugar estaba acordonado y la seguridad que el señor De la Torre había contratado era copiosa y excesiva.
Autora: Osaku
Pero que a caso el señor De La Torre no se a dado cuenta que la chica no es su anterior esposa? O se niega hacerlo? 🤔🤔