Con la muerte de su padre, Alecxis se convirtió en el nuevo duque a una edad temprana. A pesar de su juventud, demostró una madurez y una determinación que sorprendieron a muchos. Asumió sus nuevas responsabilidades con seriedad y dedicación, trabajando incansablemente para mantener el legado de su familia y servir a su comunidad.
NovelToon tiene autorización de Alexz Ban para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
le guerra
La maquinaria de la guerra se pone en marcha con una frialdad implacable. Theron cumple su promesa y pone a tu disposición su ejército: miles de soldados entrenados, armados y listos para seguir tus órdenes. Te conviertes en el comandante de las fuerzas , un título que te otorga poder y respeto, pero que también te acerca un paso más a la consumación de tu oscuro destino. Mientras los preparativos para la guerra avanzan, el rey Theron te confía los planes estratégicos y los secretos de su reino. Te muestra los mapas de las fronteras, las fortalezas inexpugnables y las rutas de suministro. Te revela las debilidades de sus enemigos y las alianzas que ha forjado. Cada información que recibes es una puñalada a tu conciencia, una carga más pesada que debes soportar. Elara, Valerius, Aelia, Radko y Silvano observan en silencio tu ascenso al poder. Saben que algo terrible está sucediendo, que la sombra del Dios se cierne sobre ti. Intentan advertirte, aconsejarte, pero tú te niegas a escuchar. Estás atrapado en una espiral descendente, impulsado por una fuerza que no puedes controlar. Una noche, Elara te confronta en tus aposentos. Su mirada es firme, decidida. ´Alecxis, debes detener esto´, dice. ´Estás siendo manipulado. Ese poder que te fue otorgado te está consumiendo´. ´No entiendes, Elara´, respondes, con la voz cargada de desesperación. ´No tengo elección. Debo cumplir mi destino´. ´¡No es cierto! Siempre hay una elección. Puedes desafiar a ese dios, puedes liberarte de su influencia. Pero debes quererlo. Debes luchar´. Sus palabras resuenan en tu interior, despertando una chispa de esperanza. Tal vez, Elara tenga razón. Tal vez, aún puedes escapar de la oscuridad. Pero la voz en tu cabeza te recuerda tu juramento. Mata a ese rey. Cuida la máscara. La lucha interna te desgarra, dividiendo tu alma en dos. Una parte de ti anhela la redención, la libertad. La otra, se aferra al poder, a la seguridad que te brinda la obediencia. Desesperado, la tomas por el brazo y la acercas. ´Elara, si te contara mi cometido... me odiarías´, dices.
Te acercas más a el.
´¿Qué es lo que tienes que hacer, Alecxis?´, pregunta suavemente.
´Matar al rey para quedarme con su reino´, susurras.
Elara retrocede, horrorizada. Sus ojos se llenan de lágrimas.
´No... no puedes hacer eso´, tu alma padecera después de eso te quedarás le darás lo que quiere ese dios maldito
´Lo sé´, respondes. ´Pero no tengo elección´.
´Siempre hay una elección´, insiste Elara. ´Debemos encontrar otra forma. Debemos buscar ayuda. Tal vez, si vamos al Templo de la Luna Negra...´
´No hay tiempo´, la interrumpes. ´La guerra está a punto de comenzar. Debo actuar rápido´.
Elara niega con la cabeza, desesperada.
´Entonces, te te seguiré alexcis espero que después de esto pueda evitar que te quemes solo ´, dice. ´yo estaré contigo hoy juro lealtad absoluta ante ti . Pones tu espada sobre su hombre como señal de reverencia .
El amanecer te encuentra envuelto en una maraña de sábanas y el suave calor del cuerpo de Elara. Su cabello oscuro se extiende sobre la almohada, y su respiración es lenta y profunda. Recuerdas la pasión de la noche anterior, un intento desesperado de aferrarte a la humanidad que sientes que se te escapa.
Te levantas con cuidado para no despertarla. La luz tenue que se filtra por las ventanas ilumina la habitación, revelando la espada de Elara tirada en el suelo, un recordatorio silencioso de la misión que te espera.
Al salir de tus aposentos, el bullicio del campamento te golpea como una ola. Los soldados se mueven con propósito, ajustando sus armaduras, afilando sus espadas y alimentando a los caballos. La maquinaria de guerra está en pleno funcionamiento.
Buscas a Radko y a Silvano, quienes te esperan con los caballos ensillados y las provisiones listas. Sus rostros son serios, reflejando la gravedad del momento. Valerius y Aelia se acercan, ofreciéndote una mirada de apoyo silencioso.
"Todo está listo, Duque Alecxis," dice Radko, con su voz pragmática. "Los hombres están preparados para seguir tus órdenes."
Asientes, sintiendo el peso de la responsabilidad sobre tus hombros. La marca del Dios de la Muerte arde bajo tu piel, recordándote el juramento que debes cumplir.
"Partimos de inmediato," ordenas. "Nuestro destino es el reino del rey que me despojó de mi título y mi honor. No mostraremos piedad."
Montas tu caballo, sintiendo la familiar comodidad de la silla bajo tu cuerpo. Los soldados te aclaman mientras lideras la columna hacia las puertas del campamento. El rey Theron te observa desde la distancia, con una expresión indescifrable en su rostro.
Mientras cabalgas hacia tu venganza, sientes una mezcla de determinación y temor. Sabes que lo que estás a punto de hacer cambiará tu vida para siempre. Pero no puedes retroceder. El destino te ha elegido, y debes cumplir tu papel.
El territorio del rey traidor se extiende ante ti, un paisaje de colinas ondulantes y bosques densos. No tardan en encontrarse con las primeras patrullas enemigas. La batalla comienza sin previo aviso, un choque brutal de acero contra acero, gritos de guerra y el resonar de los cascos de los caballos.
Tú, imbuido con el poder del Dios , te mueves con una velocidad y una fuerza sobrehumanas. Tu espada cercena extremidades y atraviesa armaduras con facilidad. Los soldados enemigos caen ante ti como espigas segadas por la guadaña.
La matanza es implacable. No hay cuartel. Cada golpe es una descarga de furia, una liberación de la rabia que te ha consumido durante tanto tiempo. Tus hombres te siguen con fervor, inspirados por tu valentía y tu sed de venganza.
Aelia y Valerius luchan codo a codo, defendiéndose con habilidad y ferocidad. Radko, a pesar de su falta de experiencia en la batalla, demuestra ser un líder astuto, dirigiendo a los soldados y aprovechando cada oportunidad para atacar. Silvano, con su fuerza bruta, aplasta a sus enemigos con golpes devastadores.
elara se mantiene cerca de ti, su mirada penetrante analizando cada movimiento. Sabes que sus visiones pueden ser cruciales para tu supervivencia.
La sangre tiñe la tierra, y el aire se llena del hedor de la muerte. A medida que avanzas hacia el corazón del reino enemigo, la resistencia se vuelve más feroz. Pero nada puede detenerte. Estás decidido a reclamar lo que te pertenece, incluso si eso significa destruir todo a tu paso.
Después de horas de lucha incesante, llegas a las puertas de la capital. La ciudad se alza ante ti, imponente y fortificada. Pero no te intimida. Sabes que la victoria está a tu alcance.
"¡Abran las puertas!" ordenas, con tu voz resonando en el campo de batalla. "¡En nombre del legítimo duque Alecxis, reclamo mi trono!"
El asedio comienza. Las catapultas lanzan proyectiles sobre las murallas, mientras los arqueros descargan una lluvia de flechas sobre los defensores. Los soldados se abalanzan sobre las puertas, intentando entrar con arietes y picos
