⚠️ Continuación de: Tú, sólo tú... |Trilogía: En las buenas y en las malas #1 ⚠️
🚨 Advertencia 🚨
Si no has leído el primer libro de está Trilogía, te invito a hacerlo para que puedas seguir el hilo de la historia.
Sin más que decir, te dejó con la sinopsis...
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Sinopsis:
No todo matrimonio casi perfecto, empieza como tal.
Sobre todo, si en el primer encuentro uno de los dos, vomita sobre el otro.
¿O tal vez si?
NovelToon tiene autorización de Maria Solis para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo 19
—Dime, ¿te molestaría venir a pasar las vacaciones de invierno aquí?
—¿Por qué la pregunta?
—Vengo aquí cada invierno en New York, cuando las temperaturas bajan, para poder pasar el frío con normalidad.
—Cuando es inverno, ¿sueles tener más crisis?
Dion aparco frente a una gran mansión.
—Sí.
—No me vendría mal venir a Dubai cada inverno. —le sonrió la señora Park a modo de aliento
—Bajemos...
Dion la tomó de la mano y la condujo hacia el interior.
—¡Cielos! —Tina ahogo un jadeo y se separó de él para mirar el techo —Es... Hermoso... ¿La rentaste para nosotros solos? —le miró, pero el peli negro, observaba el lugar con nostalgia —¿Estás bien?
—La casa era... De mis abuelos paternos.
—¿En serio?
Dion la miró con tristeza.
—Si, me la heredaron.
—¿Todo bien? —él asintió —Puedes cortarme...
—Primero le pediré al mayordomo que lleve las maletas a nuestra habitación.
—¿Tienes mayordomo?
El oji miel la tomó de la cintura y la beso con delicadeza.
—Tenemos... Es nuestra casa, es tu casa. Haz lo que quieras con ella.
Ella le rodeo el cuello con los brazos.
—Me gusta "el nuestra". —le beso
Su esposo gruñó y rápidamente empezó a devorar sus labios.
—No puedo creer que estas aquí, conmigo. Es como un sueño... —suspiro entre sus labios
—Soy real Dion y soy toda tuya por una semana.
Presionándola contra su cuerpo, la escucho jadear.
—¿Solo una semana? —balbuceo, bajando sus labios al cuello de la trigueña
—Siempre... —jadeo su esposa
—Me alegra ver que el joven ya tiene compañía.
Tina se tensó y miro con asombro a un hombre aparecer por uno de los tantos pasillos de la mansión.
Dion rio y se apartó de ella un poco, pero no la soltó de la cintura para ver al anciano.
—Rashid, es bueno verte.
—Joven amo. —mirando a la castaña, el anciano la reverencio —Supongo que usted es la nueva señora Park.
—Ah...
—Tranquila mi señora, su secreto está a salvo conmigo.
—Muchas gracias.
—Bueno, antes de dar rienda suelta a su desenfrenada pasión y que estrenen cada rincón de la mansión. ¿Los amos gustan comer algo? El viaje fue largo y la jet lag les afectará, de eso estoy seguro.
Las mejillas de la castaña se tornaron del color de un tomate.
—Si Rashid, muchas gracias.
El anciano asintió y se perdió nuevamente por el pasillo donde había llegado.
—¡No puedo creerlo! —se carcajeó la oji aceituna —No podré verlo a los ojos jamás.
—Rashid era el mayordomo de mis abuelos... Cuando murieron, lo único que pedían en el testamento era que él siguiera viviendo aquí y no tuve inconvenientes con esa petición. Él cuidó de mi cuando venía cada verano. Es parte de la familia y se encarga de la casa y de los empleados cuando no estoy.
—Parece una buena persona.
—Lo es, siempre procuro de mi madre cuando... —Dion calló y Tina le observó unos minutos hasta que él sonrió y la miró —Vamos a comer.
El almuerzo estaba listo en el gran comedor y la mesa parecía hecha para alimentar a un batallón.
—Es mucho...
—Rashid no escatima en gastos cuando se trata de invitados. —Dion corrió la silla —Adelante. El testamento pedía que Rashid viviera en la casa como gratitud por sus años de servicio fiel, pero yo decidí conservar a todos los trabajadores de mis abuelos. Todos, fieles... Así que la comida que vas a disfrutar es de la mejor chef.
—¿Tenían chef privado? —preguntó cuando se sentó
Dion sonrió.
—Si, la esposa de Rashid.
El corazón de trigueña se encogió de amor.
—Entonces todo sabrá exquisito.
Luego del almuerzo, y de recorrer toda la mansión, como bien había dicho el mayordomo Rashid, la jet lag estaban haciendo de las suyas y justo a tiempo, que la noche, empezaba a caer.
—Nuestra habitación.
—Dion... Este lugar parece una mansión por si sola.
—Bueno, mis abuelos tenían la idea de tener muchos nietos.
Tina le miró y camino a él.
—¿Me vas a contar? —ella le abrazo —Parece que amas a tus abuelos, pero por momentos... No. —mencionó mientras pegaba el rostro en su pecho
—La historia no es tan complicada... —murmuró, mientras acariciaba la espalda de su esposa —Mis abuelos esperaban tener muchos nietos, pero cuando mi madre se embarazó de mi, las cosas se complicaron y estuvo a punto de morir por darme a luz, así que mi padre, quien la ama con locura, prefirió operarse para no tener más hijos y que ella no sufriera nuevamente en un embarazo. Por supuesto, mis abuelos me querían, pero siempre culparon a mi madre por la falta de nietos y por no ser lo suficientemente mujer para soportar un embarazo.
—Dion... —balbuceo —Lo siento.
—No lo sientas, mi padre se alejó de ellos, ya que no permitía que nadie ofendiera a su mujer y bueno, en mi caso, los venía a visitar unos días en el verano.
—¿Los querías?
—Por supuesto, al menos hasta que descubrí el porqué mi mamá no pisaba esta casa. Luego de eso... El sentimiento es agridulce, pero no los odio, junto a mis padres, me motivaron a seguir mis sueños.
—Tu padre debe amar mucho a tu madre para haberse alejado de sus padres.
El peli negro asintió y acarició el rostro de la castaña.
—No sé porqué no me acordaba de todo lo que me enseñaron sobre tener una pareja. —murmuró —Ellos son la personificación del sacrificio y amor mutuo. —admiro los ojos de su mujer —Prometo seguirles el paso. —rozó sus labios rosas —Tengo una semana para disfrutar de tu compañía y de ti en todos los sentidos... —sin contenerse la besó largo y tendido, mordisqueando sus labios y jugando con su lengua.
Ella le respondió intensificando el beso.
—Debes descansar amor, que esta semana harás de todo menos dormir... Así que aprovecha ahora... —murmuró su esposo junto a sus labios
Tina sonrió y le rodeo el cuello con los brazos.
—Eres lo mejor que me ha pasado.
Él la tomó de la cintura.
—Eso debería decir yo... —susurró besando sus labios con delicadeza —Vamos a dormir... Que si no, no respondo por mis actos.
Tina le siguió y juntos se acostaron en la gigantesca cama.
—Te amo, señora Park. —Dion la abrazo
—Yo más... —la castaña le beso con delicadeza.
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La luz de sol se filtraba por la ventana, aclarando todo a su paso.
Tina abrió los ojos y contempló el techo blanco sobre ella.
Sonriendo, miró a Dion a su lado. Él dormía plácidamente mientras la sostenía en brazos.
Suspirando, la castaña se acurrucó a su lado.
No podía creer que estuviera en Dubai con el hombre más rico y guapo de New York. No, eso sí lo podía creer, lo que no podía asimilar era que ese hombre fuese su esposo.
Luna de miel... Era la luna de miel de ambos y eso implicaba...
Las mejillas de la trigueña se tornaron rojas y calientes. En Alemania, Dion le había hecho sexo oral y aunque ella lo disfrutó, Dion no la tocó en hotel y luego de eso. La luna de miel implicaba sexo, lo cual hacía que la castaña se preguntase si estaría a la altura. Cuando Dion le propuso matrimonio, ella investigó sus relaciones amorosas, solo había salido con dos personas y con ninguna duro más de dos años. La última, fue hace 4 años por lo que los medios empezaron a especular que era gay de closet.
Tina rio.
—Gay... —se mofó
—¿Quién es el gay?
De un salto, observó que el peli negro ya estaba despierto.
—Me asustaste, ¿cuánto llevas despierto?
—Lo suficiente para verte pensar en algo por lo que escuche, interesante.
—Algo así —sonrió —Dígame señor Park, ¿qué tiene planeado para el día de hoy?
—Si por mi fuera, nos quedaríamos juntos toda la semana en la cama haciendo todo y nada. —sonrió el oji miel al ver a su esposa sonrojarse —Pero no sería buen anfitrión si no te llevo a conocer las atracciones más destacadas de Dubai.
—Entonces no perdamos tiempo...
Ambos se levantaron y bajaron a desayunar.
...[...]...
Luego de cuatro días, Tina había conocido los placeres de Dubai, sus lugares más icónicos para recorrer incluso, para comer. Aunque nada se comparaba con la comida hecha en casa.
Quedaban tres días y ya habían salido de sol a sol sin parar para no perderse de nada.
—¿Qué te parece sí...
—Oh, no —Tina rio —Me duelen los pies y el calor es infernal... ¿Podemos quedarnos por hoy en casa?
El peli negro levantó la mirada de su celular y sonrió.
—Prefiero salir... Aún hay mucho que debes conocer.
—Lo dices como si jamás fuésemos a regresar. —reclino la cabeza en el sofá —¿O de verdad ya no vamos a volver? —le miró
Sacudiendo la cabeza, él se acercó a ella y se agachó frente suyo.
—Tengo que salir un rato, ¿podrás quedarte sola unas horas?
—¿A dónde vas?
—No me gusta mentirte, así que te diré que voy a despejar la mente.
—¿Tanto te agobio? —preguntó con mofa
Dion la tomó del cuello y la atrajo a si para besarla, ambos suspiraron de placer.
—Nunca serás un estorbo para mi. Sin embargo, necesito mantener el control de mi mismo... Sobre todo, si nos quedamos en casa. —se levantó —Te llevaré a cenar a un restaurante importante en la noche, estate preparada. Le pedí a la ama de llaves qué encargue el vestido que vas a usar para la cena así que no te preocupes por lo que te pondrás.
—Bien, disfruta de tu tarde libre.
—Te diría que vengas, pero las cosas podrían torcerse... Así que... Nos vemos en la noche.
Tina no entendía a lo que se refería, así que se limitó a asentir y dejar que se fuera.
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La esposa de Rashid se llamaba Aisha y era un encanto.
—Llegó el vestido... —la anciana apareció por el lado derecho de la sala con una caja en manos
Tina admiraba como los empleados sabían moverse dentro de la mansión. Suponía que era por los años vividos en ella, pero aun así, era de admirar qué no se perdieran caminando por ahí.
—Gracias Aisha...
Agradecía infinitamente que la mayoría de los empleados hablarán su idioma, si no, no sabría como más comunicarse con ellos.
—¿Gusta que le ayude a probarse el vestido? Aún hay tiempo de cambiarlo si no le llega a quedar.
—Claro, me encantaría.
Con ayuda de la mujer, se cambió y probó la prenda.
—¡Oh! —admiro la anciana —El joven Dion conoce a la perfección sus medidas... Le queda maravillosamente bien, señora.
—Tina, llámame así... —la castaña se miraba en el espejo de cuerpo completo —¿Él lo escogió?
—No, esa fui yo. El joven Dion me dio sus medidas y confío en que encontraría el vestido adecuado para usted.
—De tú. —río ante la insistencia de la anciana por llamarla con formalidad —Y no te equivocaste Aisha. Me encanta...
Tina llevaba una abaya, un vestido tradicional de color azul oscuro que marcaba bien su figura. Era elegante y cómodo.
—El señor Dion estará encantado.
—¿Lo crees?
—Es la primera mujer que trae a esta casa. Aunque ha habido rumores de novias anteriores, nunca las hemos conocido y de pronto, llega con una hermosa joven y además, es su esposa.
Tina encaró a la anciana.
—No sabía.
La anciana la tomó de las manos.
—Gracias por amar a nuestro niño... —sonrió la mujer —Lo vimos crecer y ver como sufría a causa de su enfermedad. Saber que hay alguien a lado de él para apoyarlo... No llena el corazón de dicha. Que Alá los bendiga siempre...
—Gracias Aisha... Igualmente, que Dios los cuide siempre... Los conozco hace poco, pero siento que me he pasado la vida con ustedes. —Tina la abrazo —Gracias por cuidar de Dion.
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La noche llegó y Dion Park regreso a casa. Se había pasado la tarde organizando la cena y también, había ido a visitar la tumba de sus abuelos.
Cuando entro a la mansión se dirigió de inmediato a su habitación, necesitaba arreglarse para la ocasión. Había escuchado movimientos en la cocina, pero decidió ignorarlos e irse a duchar.
Al bajar, observó a Tina en la sala, ya estaba lista y al verlo, sus ojos se iluminaron con amor. Lo que aceleró el pulso del peli negro.
Ambos se contemplaron y desearon de una manera que ninguno podía entender pero al mismo, que comprendían como ningún otro.
—Estás hermosa...
Tina dio una vuelta completa y Dion tuvo que morderse el interior de la mejilla para no maldecir. Su mujer podía tener un kilo de tela encima y seguiría siendo la más sexi de todas.
—Tú igual estás guapo —le alago
Con las manos en la cintura de su esposa, el señor Park la beso. Un beso tierno.
—¿Dónde estuviste?
—Por aquí y por allá...
—Sigo sin entender porqué me dejaste.
Dion la abrazo y colocó su mentón en la cabeza de la castaña.
—Si me quedo en casa, no respondo de mis actos... Te lo dije. —la miró —Eres hermosa... —susurro —Y te deseo tanto que prefiero alejarme para no presionarte.
La trigueña contempló sus ojos, brillosos, cargados de deseo y amor.
Estirándose, le devuelve el beso con intensidad. Dion la toma del rostro y empieza la lucha para tomar el control del beso.
—Tenemos que irnos... —dijo, rompiendo el beso con un jadeo
La oji aceituna se pegó a él.
—Quedémonos en casa... Juntos... —rozó sus labios con los de su esposo
—Tina... No me hagas esto...
—¿El qué?
Dion la beso, mordiendo su labio inferior, disfrutando del ronroneo de su mujer.
—Tentarme, porque si te pruebo... No habrá vuelta atrás. —confesó, besando su cuello con deleite —Te voy a desear una y otra vez...
—¿Y eso es tan malo? —jadeo la trigueña cuando las manos de Dion bajaron por su trasero —Me agrada esa idea.
—Joder... Me matas. —la beso con fuerza, mordiendo sus labios con deleite —Dime que me detenga... Porque si continuó... No voy a dejarte ir en toda la noche.
—No quiero que lo hagas...
El peli negro tomó a su esposa en brazos y con grandes zancadas, la llevo a su habitación.
—¿Algún deseo para esta noche? —preguntó mientras abría la puerta
—Si, hazme el amor, Dion... —pidió ella