CONSTANTINE

Irika comenzó a trabajar para la mejor amiga de su suegra, era una gran oportunidad, así podría enviar dinero no solo a su madre, también lo haría con la mamá de Joaõ.

Las cámaras definitivamente la amaban, aunque esos catálogos no podrían salir a la luz pública, al menos no por ahora.

El desfile comenzó y la pasarela se llenó de hermosas modelos con cuerpos esbeltos.

La colección estaba inspirada en la época gregoriana. Constantine estaba un poco aburrido, nunca le han gustado estos eventos, llenos de gente, según él, carentes de alma y cerebro.





Las modelos iban y venían con sus vestidos a la vanguardia de la semana de la moda. Haciendo a más de uno, elogiar el trabajo de la diseñadora.

El momento de Irika, llegó, debía brillar en la pasarela, su cabeza fue ataviada con unas extensiones trenzadas. Constantine abrió los ojos de par en par, cuando vio a SU mujer, porque eso era, su mujer, en tan diminutas prendas.

Miró a su alrededor y pudo notar que más de uno, estaba que chorreaba baba por ella.



Quería subirse a la pasarela y bajarla de ahí, para que ningún otro la pudiera ver.

*¿Qué te pasa, Constantine? Tú no eres celoso* - se decía a sí mismo. Pero la verdad es que ardía de celos, por verla tan hermosa y siendo admirada por alguien más *La miran solo por la ropa* - trató de convencerse.

Por fin el desfile terminó, los periodistas estaban enloquecidos, querían conocer a la hermosa modelo que hizo su debut esa noche. No obstante, tan pronto terminó el desfile, Constantine sacó del lugar a Iri, sin que siquiera, pudieran notarlo.

- Vimos que contó con la presencia de una nueva modelo, ¿de quién se trata? - preguntó un periodista.

- Es una chica que apenas está dando sus primeros pinitos, pero que esperamos, pronto sea reconocida. - responde con su afable sonrisa de siempre.

- ¿Cuál es su nombre? - preguntó una periodista de una importante revista de moda.

- Por el momento no es un dato que revelaremos, si bien, participó en el desfile, ella aún no decide dedicarse de lleno al mundo de la moda y las pasarelas. Hasta entonces, su nombre es reserva del sumario. - responde sin borrar su sonrisa.

Costas e Iri, pronto llegaron a su apartamento. No habían cerrado muy bien la puerta, cuando el grandote empotró a la morena contra la pared al lado de la puerta, para besarla con pasión y celos.

- Morí de celos al ver a tantos cretinos, babear por lo que es mío. - gruñó el griego en medio del apasionado beso.

- No tienes porqué, soy tuya... mmm. - decía entre gemidos, a medida que él saboreaba su largo cuello.

La tomó por los muslos para que ella enredara sus piernas alrededor de sus caderas. Caminó con ella hasta la habitación, la depositó en la amplia cama. Ella se sentó con urgencia a la orilla de la cama, para desabrochar el pantalón de Costas.

Una vez desnudos, ella no lo dejó acostarse, sino que allí mismo, comenzó a hacerle una felación.

Con ojos agrandados y llorosos, ella lo observaba, disfrutando de ver como él cerraba los ojos por aquellas sensaciones que ella le provoca.

Antes de estallar, la empujó sobre la cama, para comerse sus labios y otras cosas...

...............

- El desfile fue todo un éxito, conseguí varios patrocinadores para la nueva colección, pero hay un problema. - dice Paulina, un tanto preocupada.

Dafne prestó aún más atención a su amiga, sospechando que aquello tenía que ver con su nueva nuera.

- ¿Cuál? - cuestionó.

- Quieren que Irika sea la cara de la colección. - responde con una sonrisa tímida.

- ¡No! De ninguna manera, no hay ni la más mínima posibilidad. - reacciona de inmediato la madre de Constantine.

- Lo sé amiga, sé que ella tiene a ese psicópata, pisándole los talones. - responde desanimada, la hermosa mujer mayor.

Ambas mujeres se quedaron pensativas ante la situación en la que se encontraba la hermosa muchacha, quien tenía las posibilidades de triunfar.

.............

- ¿Crees que pronto atraparán a ese hombre? - pregunta Irika, quien se halla recostada sobre la mitad del cuerpo de su amado.

Costas tiene la vista fija al techo, tratando de convencerse de que pronto podrán acabar con ese psicópata, da un suspiro antes de responder.

- Espero que si, estamos haciendo todo lo posible para poder exterminarlo. - se queda un momento en silencio, sopesando sí decirle lo que piensan hacer él y su primo o guardar silencio - No lo vamos a llevar a la cárcel...

Irika levanta la cabeza, con expectativa ante lo que ha oído.

- ¿Y qué harán con él? - pregunta con renuencia.

Constantine vuelve a dar otro suspiro antes de volver a contestar.

- Somos griegos e irlandeses... han asesinado a una de los nuestros, no habrá piedad para ninguno de ellos. - responde.

La morena sintió una espinita de celos, clavarse en su corazón. Bien sabía que su antigua jefa y Constantine, estaban comprometidos antes de ser asesinada por Zezé y su pandilla, pero le resultaba imposible en no pensar que entre ellos había amor, aunque él le diga que ellos no se amaban como hombre y mujer.

- Iri, - gruñó el griego, que ya se había dado cuenta de lo que muy seguramente estaba pensando su mujer - Patricia fue alguien especial en mi vida, pero no de la manera en que tú lo eres, si nos íbamos a casar, pero más que todo, para cumplir un compromiso familiar. - le aclara.

- Lo sé, ya me lo has dicho, pero me resulta imposible pensar de que no existiera entre ustedes alguna atracción física, ella era una mujer preciosa. - comenta la morena.

- Pues si, pero jamás la miré como mujer, Patty y yo crecimos juntos, nuestro cariño era de hermanos, aunque nuestros padres, siempre quisieron emparentar, es por eso que aceptamos el compromiso. - le explica - Ahora, quiero seguir disfrutando del cuerpo de mi mujer. - dicho esto, da media vuelta, para quedar sobre ella y besarla.

Con pasión y entregan, se vuelven a entregar uno al otro. Para la pareja, la noche aún apenas comenzaba, para amarse.

Mientras en otro lugar, una joven mujer era atacada, para satisfacer los oscuros deseos de un grupo de sádicos, que disfrutaban de atormentar a sus víctimas hasta la muerte.