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Conquistando El Paraíso

Conquistando El Paraíso

Status: En proceso
Genre:Acción / Amor prohibido / Amor-odio
Popularitas:1.1k
Nilai: 5
nombre de autor: J. Dylan Smith

¿Romperías las reglas que cambiaron tu estilo de vida?

La aparición de un virus mortal ha condenado al mundo a una cuarentena obligatoria. Por desgracia, Gabriel es uno de los tantos seres humanos que debe cumplir con las estrictas normas de permanecer en la cárcel que tiene por casa, sin salidas a la calle y peor aún, con la sola compañía de su madre maniática.

Ofuscado por sus ansias y limitado por sus escasas opciones, Gabriel se enrollará, sin querer queriendo, en los planes de una rebelión para descifrar enigmas, liberar supuestos dioses y desafiar la autoridad militar con el objetivo de conquistar toda una ciudad. A cambio, por supuesto, recibirá su anhelo más grande: romper con la cuarentena.

¿Valdrá la pena pagar el precio?

NovelToon tiene autorización de J. Dylan Smith para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Descifrando el enigma

—Héctor se alegrará cuando le llevemos este lindo regalo. —Iván saca su radiotransmisor para decir—: Tenemos al demonio. Vamos para allá. Cambio.

Desde el asiento del copiloto intento poner algo de buena música.  La captura del supuesto demonio, que terminó siendo un militar bailarín, debe celebrarse con el brindis de alguna canción.

—¿Qué haces? —Carla quita la vista del frente para mirarme. Ella sigue moviendo el volante, pero bajo la ciega dirección de los distraídos.

—Busco algo de música buena —le notifico, cambiando las estaciones radiales.

—Pon Radio Nocturna. —Carla al fin regresa sus ojos a la carretera—. Esa estación es la pura nota.

Lo hago, y para mi sorpresa está sonando Self Control de Laura Branigan. El vidrio de mi ventana está empañado, pero las luces de los faroles aún destellan cada vez que las dejamos atrás. El tráfico ni siquiera se asoma, y Carla lo aprovecha para hundir más el acelerador. Conduce muy mal, cada vez que pasamos una curva ella frena mucho y terminamos golpeándonos con las puertas. Por lo que veo nos alejamos del centro de la ciudad, porque los edificios se alejan y las calles se hacen más oscuras.

Yo bajo el vidrio de la ventana y saco la cabeza como los perros que Marcos adora tanto, y entonces veo mejor la urbe que se levanta silenciosa, solitaria, apagada. Dejo que el viento cachetee mi rostro fuerte, muy fuerte, y abro la boca para tragar mosquitos. La luz de la sirena molesta, aunque no lo suficiente como para cerrar los ojos.

Subimos un distribuidor y entonces toda la ciudad me saluda con ganas de que la despierte, de que encienda sus luces, de que reviva su corazón. A donde vamos no hay edificios, solo barrios estirados sobre cerros. Son los lugares menos preferidos para algunos porque, según dicen, en sus tierras solo se encuentra el arte de la delincuencia. No me importa, o como lo diría Héctor el moreno, nada importa. Vuelvo a mi asiento y respiro, sonriendo.

—¿Te gusta mucho la calle? —Carla vira para preguntármelo.

—Es el paraíso —le recuerdo mientras deambulo en la algarabía.

—Es nuestra forma de rebelión. —Marcos, que va en el medio de los asientos de la parte de atrás, saca su cabeza por delante de mi asiento y el de Carla, expectante.

—¿Sabes por qué estás aquí? —Creo que Carla está probando mi instinto para descifrar las cosas.

—Sí —respondo lo más obvio—. Porque dos gemelas locas entraron a mi habitación.

Carla niega con la cabeza. Vale, estoy diciendo la verdad. Ella sigue circulando hacia las afueras de la ciudad, pero ahora ingresa a una carretera de tierra. Todo vibra y por ende, me rompo los labios.

—Estás aquí porque eres un ángel —aclara Carla.

—Y nos ayudarás a matar al dragón de lengua negra —añade Marcos.

—Al igual que todos los otros —asegura Francisco.

—¿Todos? —Vale, si quiero salir de mis dudas, entonces es la hora de preguntar.

—Sí, todos. —Iván está concentrado en su celular. No lo vi sacarlo, seguramente lo tenía en ese morral. ¡Ahí parece llevar todo!

—Tú —comienza Carla—, Iván, Marcos, Francisco, Brilla, Asha, Héctor, yo, y los mil setecientos restantes.

—¿Escuché mil? —Vale, quizás Carla me está tomando el pelo—. ¿Entonces cuantos somos?

—Somos una legión. —Carla me guiña un ojo al momento de su aclaratoria.

—Pero ellos tienen legiones enteras. —Francisco se acomoda para mirarme—. Y por ello piensan que podrán amenazarnos, intimidarnos y eliminarnos. Nosotros somos como la fuerza de Esparta. Cada uno vale por mil.

Me pregunto cuanto valdré yo. Carla detiene el auto al pie de una colina, y todos bajamos para sacar al militar del maletero. El tipo está despierto, amarrado con nudos triples. Francisco e Iván lo levantan sin cuidado, y el pobre se da un golpe en la cabeza con el maletero. No les importa, simplemente lo suben por la colina hasta la cima, donde un  granero aguarda. Poco después Marcos los sigue, no sin antes insistirnos a seguirlo.

¿Para qué lo llevarán a un granero? ¿A caso lo matarán? Ay no, así tampoco. Es decir, podemos soltarlo en estos matorrales e irnos, y luego quemar la patrulla. Él no sabrá quiénes somos porque llevamos mascaras puestas, de animales. ¡Nadie les teme a los animales! Pero como seguramente no me harán caso, prefiero quedarme aquí abajo que ser testigo de un asesinato.

—Necesito que subas con nosotros —me pide Carla—. Ellos esperan.

—¿Ellos? —¿Un asesinato en masa? Menos voy.

—Los mil setecientos restantes —termina de decir ella.

—Vale, ¿de qué va todo esto? —Si lo van a matar, que me digan de una vez.

—Pensé que lo sabías. —Ella se acerca mucho para responderme—. Se trata de matar al dragón de lengua negra.

—¿Acaso ese oficial es el dragón? —Quizás por eso lo llevan al granero de la colina.

—Él es el mensaje que le enviaremos al Dragón. Hoy solo fuimos de caza, y por fortuna encontramos a un demonio. Al dragón no se le caza tan fácil, hay que usar estrategias.

Vale, desearía que Marcos estuviera aquí para descodificar las frases de Carla porque, ¡estoy en blanco!

—¿Quién es el dragón de lengua negra? —Al menos quiero conocer su nombre.

—Hoy apareció por la televisión. —Ella se limita a darme unas cuantas pistas. Luego sube la colina y yo la sigo para evitar que me fuerce a subirla.

¿Apareció por la TV? ¿Y qué hay dentro de ese granero? ¿Por qué está en medio de la nada? ¿Matarán al oficial? Ay, ¡por qué debo enfocarme siempre en las dudas que otros hacen ver tan simples! Pauso mi caminar y Carla se me adelanta. No tengo idea alguna de lo que haremos a continuación, y eso me aterra. Tal vez debí lanzarme del auto y escapar a la plaza de las orquídeas, y columpiarme por las pistas de patinaje, sin dragones, ni legiones, ni ángeles, ni demonios, ni edificios que se incendian...

A ver, un momento. Una armería quemada, un oficial secuestrado, un dragón de lengua negra... es decir: que miente. Mentira, militares... ¡Eso es! El dragón debe ser ese coronel de la TV, al que la reportera insistía en subliminalmente decirle "mentiroso". El coronel Vladímir, sin duda, él debe ser el enemigo a cazar. Lo que quiere decir, en pocas palabras, que nuestro villano es el encargado de las fuerzas armadas del distrito.

Espero que las cuentas de Francisco no estén del todo mal, y que en realidad cada uno de nosotros valga por mil. De lo contrario harán una sopa con nuestros huesos.

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Aracelys Maria
Estoy enamorada de esta historia, espero con ansias la próxima actualización ☺️.
Aracelys Maria
Me recuerda muchísimo a la época de pandemia. Muchos jóvenes se sentían igual. Fue duro.
Aracelys Maria
Que alivio, se salvó por poco jejeje.
Aracelys Maria
Ay Dios, corre jajaja 🤣
Aracelys Maria
OMG jajaja 😅
Aracelys Maria
Soy madre, pero no soy así con mis hijos 🤭
Aracelys Maria
jajajaja me encanta Asha
ᴍᴏᴛʜᴇʀ ᴍᴏᴛʜᴇʀ🖤
Esto será adictivo 🤩
Diamond
Cada vez que veo que no hay actualizaciones nuevas, ¡siento un vacío en mi corazón! 😩💔
J.Dylan Smith: Te comprendo, por eso, la actualización de esta obra será más recurrente. Abrazos ☺️.
total 1 replies
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