Oliver, un chico que oculta ser sigma, es descubierto por Allen, un alfa, quien lo comienza a molestar y amenazar con revelar su secreto. Oliver decide vengarse de una manera que Allen no lo pueda olvidar, pero poco sabría Oliver que Allen terminaría disfrutando aquello, teniendo sentimientos encontrados.
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La mejor venganza
POV Allen
Me mantuve alejado de Oliver, no solo por el temor de que él subiera el vídeo, sino por la culpa que sentía al darme cuenta de todo lo que había hecho. Cada vez que veía a Oliver en los pasillos de la residencia o en clase, un nudo de arrepentimiento se formaba en mi estómago. El rostro endurecido y distante de Oliver me recordaba constantemente las consecuencias de mis acciones.
Con el tiempo, comencé a darme cuenta de la magnitud de la venganza de Oliver, intencionada o no. No solo me había expuesto a la brutalidad de mis propios prejuicios, sino que también me había hecho adicto a él, me había hecho obsesionarme con él, solo para luego arrebatarse a sí mismo de mi vida. Era una venganza fría, y no pude evitar admirar, en cierto sentido, la eficacia de Oliver.
Oliver me había mostrado lo equivocado que estaba en mis creencias y había destruido mi orgullo. Nunca pensé que alguien podía tener tanto poder sobre mí, especialmente alguien a quien había despreciado y maltratado tanto, pero ahora, la ausencia de Oliver me dolía más que cualquier herida física que podría haber sufrido.
Intenté enfocarme en mis estudios, en cualquier cosa que pudiera distraerme de la omnipresente culpa y el remordimiento, pero casa noche, cuando me encontraba solo en mi habitación, los pensamientos me alcanzaban con fuerza implacable. Las palabras de Oliver resonaban en mi mente, haciéndome cuestionar todo lo que alguna vez creí sobre mí mismo y sobre mi relación con el poder y el control.
A pesar de mis esfuerzos por seguir adelante, me encontraba en un ciclo de deseo y culpa. A medida que me acostaba con otras personas, un anhelo persistente me consumía, deseaba que el cuerpo con el que compartía intimidad fuera el de Oliver. Aunque mis encuentros sexuales con Oliver no habían tenido afecto alguno, no podía evitar imaginarme como hubiera sido si lo hubiera tenido.
La imagen de Oliver me perseguía en cada encuentro. Aunque intentaba desesperadamente borrarlo de mi memoria, él se había arraigado en lo más profundo de mi ser, tejiéndose en mis pensamientos y deseos más oscuros.
Me preguntaba constantemente si Oliver estaba luchando con los mismos sentimientos contradictorios, si yo quizás había dejado alguna marca en Oliver, una marca que lo hiciera anhelar mi presencia de la misma manera que yo anhelaba la suya. Era un pensamiento egoísta que me atormentaba y me hacía cuestionarme cada interacción pasada y casa palabra no dicha entre nosotros.
Mientras tanto, observaba a Oliver desde lejos, respetando su espacio y su deseo de mantenerse alejado. Sabía que tenía mucho trabajo por hacer para mejorar, y por ahora, parecía que significaba dejar que Oliver sanara a su propio ritmo.
La venganza de Oliver parecía haber sido perfecta. Había destruido mi orgullo, y ahora, me dejaba enfrentarme a las ruinas de lo que había sido mi vida, pero, paradójicamente, también me estaba dando una oportunidad para intentar redimirme, si es que tenía el valor de hacerlo.
