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MI NIÑA. UNA GUERRERA. RENACIENDO. "Una Historia Que Duele… Pero También Salva"

MI NIÑA. UNA GUERRERA. RENACIENDO. "Una Historia Que Duele… Pero También Salva"

Status: Terminada
Genre:Romance / CEO / Venganza / Elección equivocada / Mujer despreciada / Romance oscuro / Completas
Popularitas:73.3k
Nilai: 5
nombre de autor: ARIAMTT

“Mi niña. Una guerrera. Renaciendo.”

Esta no es solo una novela.

Es un grito ahogado convertido en palabras.

Es la historia de una mujer que fue rota…

Charrill no es solo un personaje.

Es cada mujer que ha callado.

Que ha llorado en silencio.

Que ha sentido que no vale nada…

Que ha perdido las esperanzas…

Esta historia duele.

Esta historia también sana.

Es para ti, que alguna vez pensaste rendirte.

Es para ti, que aún luchas por levantarte.

Acompáñame en este renacer.

NovelToon tiene autorización de ARIAMTT para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

18. No bajes la cabeza…

POV CHARLIE

Al tocar la mano de Cristóbal, siento un apretón agradable, un calorcito que me abriga.

Él, con su mirada oscura y su aura imponente, hace que me sienta protegida.

"¡Ay, Char! Te estás volviendo loca. Un hombre como él jamás se fijaría en una puta frígida como tú", me recrimino mentalmente, y sin darme cuenta, bajo la cabeza.

Pero a mi lado está el hombre que me está enseñando, con ternura y sabiduría, a caminar. A volver a respirar sin miedo, sin sentir que, si lo hago muy fuerte, voy a molestar a alguien más.

—No bajes la cabeza, ni siquiera para mirar por dónde caminas —me susurra con cariño.

Aprieto su mano y sonrío. Por él, por mi padrino… vivir con tantos demonios no es fácil, pero parece que él, con unas pocas palabras, logra espantarlos.

Llegamos a mi habitación. Señalo el sofá pequeño para que Cristóbal se siente.

Mi padrino y yo nos acomodamos al borde de la cama.

—Padrino, ya no quiero que él busque a… —tartamudeo. Me cuesta mencionar su nombre. Es como si mi piel se abriera… nuevamente.

Me abraza con fuerza.

—No quiero que lo busque… ¿podría mejor ayudarme a encontrar a otra persona?

Cristóbal levanta una ceja, intrigado.

—Él te puede ayudar con lo que necesites.

—Gracias —susurro.

—Dime, ¿a quién necesitas que encuentre? —el tono de su voz es imponente, pero suave a la vez.

—Aquí hay muchas chicas que quieren saber de sus familias. En especial, mi compañera de habitación. —Él mira a mi padrino, como si le preguntara por qué no lo ha hecho—. Son muchos los casos y pocos investigadores…

—Entiendo… y por supuesto que lo haré. Solo tengo una... petición.

Abro los ojos, ansiosa. Quisiera darle un abrazo, pero no soy tan osada.

—¿Cuál?

—Necesito que seas mi asistente. No tengo a nadie aquí que me apoye.

Observo a mi padrino, esperando que diga algo... que se niegue o me dé su aprobación. Él me mira y enarca una ceja.

—Solo si tú quieres hacerlo —sonríe y mira a Cristóbal.

Su sonrisa se congela unos segundos mientras lo fulmina con la mirada. No puedo hacer más que sonreír, sé que mi padrino solo quiere cuidarme.

—No soy tan buena, pero con lo que pueda ayudar, lo haré. Aunque debo decirte que no puedo aún salir de aquí —respondo tímidamente.

—No necesitas ser buena, solo tener la actitud de querer hacerlo. Y por tener que salir, no te preocupes, no creo que sea necesario, ya que prácticamente estaré instalado aquí —responde Cristóbal.

—Gracias —le susurro—. ¿Por qué no pareces el típico investigador? —la curiosidad me gana y pregunto; él es demasiado formal para ser un detective.

Sonríe y yo quedo mirándolo... "¡Qué sonrisa más bonita!"

—Soy abogado, criminalista. Pero tenemos un bufete que cuenta con investigadores. Gerónimo y mi padre son grandes amigos. Él es de los que no le niegan un favor a sus amigos… así que me endosó y aquí estoy —dice haciendo un gesto con las manos.

Muerdo mis labios y entrecierro los ojos.

—¿Eso significa que estoy abusando de ti?

—No, para nada. Estar aquí es como un tiempo de vacaciones —responde con una sonrisa que me da confianza.

—Bueno, voy a llamar a Esther. Con eso puedes iniciar y te alcanza tiempo para recorrer la ciudad.

—El problema es que no conozco, y sin un guía termino perdido.

Abro los ojos. ¿Cómo un hombre como él no va a conocer esta ciudad?

—Nena, tal vez podría hablar con la psicóloga para que salgas un par de horas y le des un tour. ¿Qué opinas?

Asiento. Él ha sido un hombre muy generoso, y es lo menos que puedo hacer.

—Sí, me gustaría. Voy a buscar a mi amiga.

Salgo corriendo. No sé por qué me siento tan nerviosa. Aunque no es nada nuevo… pero son unos nervios diferentes.

Busco a Esther. Ella es una chica de 22 años, piel canela, ojos color miel. Alta, con un cuerpo de infarto. Mujer latina.

Cuando me contó su historia, me sentí tan miserable… y, a la vez, tan estúpida...

Flashback.

Hacemos el ingreso a este nuevo lugar. Me despido de mi padrino con un nudo en la garganta, y una enfermera me guía por un pasillo silencioso mientras me explica las reglas.

—A las seis de la mañana tienen actividad física hasta las 7:30. Luego disponen de treinta minutos para ducharse y alistarse para el desayuno. Deben estar en el comedor a las 8:00. Si llegan tarde, serán amonestadas… y tal vez se queden sin desayuno.

Ella continúa hablando sin pausa, como si recitara un guion repetido mil veces. Yo intento grabar cada palabra en mi cabeza, esforzándome por memorizarlo todo.

Al llegar a la habitación, se detiene y me entrega un folleto con los horarios y actividades. Sonríe, como si leyera mi mente. Yo también sonrío, aliviada. Toda esa información que trataba de retener... está ahí, por escrito.

—Bienvenida, Charlie. Esta es tu recámara y Esther será tu compañera —dice, señalando a la chica que está dentro.

Ingreso con cautela, una mueca tímida aparece en mi rostro mientras dejo la maleta sobre la cama. Mis ojos recorren la habitación, buscando algo que me dé una sensación de pertenencia.

Es pequeña, funcional, con dos camas perfectamente alineadas, un sillón pequeño, una puerta discreta que imagino es el baño, y un clóset incrustado en la pared, que casi se confunde con ella. Todo está inmaculadamente ordenado.

Ella se acerca.

—Así que eres la nueva.

Asiento, sin pronunciar palabra.

—Ven, te ayudo a acomodar tu ropa —se ofrece—. ¿De qué prostíbulo fuiste rescatada? —pregunta, y yo abro los ojos.

—Yo no vengo de ninguno.

Ella entrecierra el ceño, y sé que tiene curiosidad por saber qué hago aquí. Aunque yo también quiero conocer su historia.

—¿Entonces cuál es la razón?

Le cuento mi historia. Porque, por mi psiquiatra, sé que entre más la hable, más podré aceptar y enfrentar aquello que me pasó.

—A ti no te violaron una sola vez. Ese malnacido lo hizo una y otra vez… y no solo eso, te encadenó a un infierno por algo que ni siquiera puedes recordar. ¡Maldito hijo de puta!

Ella refunfuña, furiosa. Es tan cruda, tan real… tan ella.

Y por primera vez, el velo cae. Comienzo a ver a Martín, no como mi salvador, sino como mi verdugo. El rostro de quien me destruyó… cada maldito día que estuve a su lado.

Y eso me aterra. Lloro, como la tonta que soy. Porque reconocer que conviviste con un monstruo, que lo abrazaste, que lo llamaste hogar, que aún lo extrañas… duele más que cualquier herida.

No es fácil.

No lo será nunca.

Después de liberar mi alma a través del llanto, Esther comienza a contar su historia.

—Tenía 17 años y sueños por delante. Todos a mi alrededor alababan mi belleza, el perfecto cuerpo que tenía… yo me sentía una diosa.

Me acerco y la abrazo, porque sé que cuando te sientes destruido, ese pequeño gesto te reconforta.

—En cada academia de modelaje que encontraba por redes sociales, enviaba fotos, esperando una oportunidad. Estaba por terminar el colegio y deseaba dejar mi pueblo. Creía que estaba hecha para algo grande… para algo mejor.

Su voz se quiebra. Me levanto, le acerco un vaso con agua. Lo sostiene con manos temblorosas, y bebe en pequeños sorbos.

Me regala una sonrisa frágil, de esas que se rompen si las tocas, y sigue hablando.

—Me llegó una propuesta. Respondí de inmediato. Me pidieron fotos… y las envié. Mis datos personales, cada uno… —me devuelve el vaso con un suspiro, bajando la mirada—. Se los entregué.

Entonces se cubre el rostro con ambas manos. Todo su cuerpo tiembla. Respira con dificultad, luchando por no venirse abajo. La observo en silencio, con el pecho apretado.

—Me citaron en un lugar. Me pidieron que no dijera nada a mis padres ni a nadie. Que borrara el historial del computador… Y como una idiota… lo hice. Ese día… ese día empezó mi infierno.

No encuentro palabras. No existen. Solo me acerco y la abrazo. Fuerte. Como si eso pudiera recomponer algo.

—Me sedaron. Al despertar, estaba en una habitación, casi desnuda, con más chicas de mi edad. Todas lloraban. Algunas hablaban otro idioma que no entendía. Pero de algo estaba segura: mis sueños se habían terminado.

Le acerco otro poco de agua.

—En menos de 24 horas, estaba en otro país, donde no conocía el idioma, vestida con dos pequeñas prendas que apenas cubrían mis partes íntimas —solloza y limpia su nariz con el suéter.

—Ese mismo día, me obligaron a ver cómo golpeaban y viølaban brutalmente entre varios hombres a otra chica por desobedecer.

Su llanto es desgarrador, como si viviera de nuevo el momento.

—Me dieron dos opciones:

Hacer caso y entregar mi cuerpo sin protestar.

Sufrir lo mismo que la chica que tenían allí.

Le alcanzo pañuelos para que limpie su nariz, mientras me mantengo en completo silencio.

—Tomé la primera. Con la esperanza de algún día poder salir de allí y volver a ver a mi madre y a mi hermano menor.

Evita mi mirada, respira hondo y continúa hablando.

—Ese mismo día fui vendida al mejor postor. Pero no solo una vez, sino muchas, sin importar que mi cuerpo no daba más.

Sollozo a su lado. Su historia es devastadora. Ahora lo comprendo… yo me dejé hundir por algo que ni siquiera conservo en la memoria… solo las imágenes que Martín me mostró.

Sus palabras me arrancan De nuevo de mis pensamientos.

—Para mis verdugos, yo no era más que mercancía. Un cuerpo. Un objeto diseñado para generar rentabilidad. Ese fue el comienzo.

Hace una pausa. Sus dedos se aprietan entre sí, y su mirada se pierde en el suelo.

—Luego… todo se volvió una rutina disfrazada de normalidad. Pero el asco, la humillación, la degradación… seguían ahí, intactos, respirándome en la nuca.

Traga saliva con dificultad. Su voz tiembla, pero no se detiene.

—Cinco años. Cinco malditos años donde lo único que hacía era suplicar por una salida. Por una grieta. Por una rendija, por mínima que fuera, que me sacara de ese infierno.

Nos abrazamos con fuerza. Y lloramos. No hay palabras. Solo lágrimas, cargadas de historias que nunca deberían haber sido escritas.

—Y cuando por fin logré huir, me hice una promesa —susurra, rota, entre sollozos—: que esta vez lo haría bien. Que no volvería a caer. Que no dejaría que nadie más me lastimara… Que sería dueña de mi vida.

Sus labios tiemblan. Se toma un instante para respirar, pero las lágrimas siguen cayendo, silenciosas, como el peso de todo lo que ha vivido.

—Solo espero… que algún día pueda encontrar a mi familia. Que no me hayan olvidado. Que puedan perdonarme… por lo que hice.

Y si ella puede… yo también.

Fin del flashback.

La llevo a la recámara. Allí, ella le cuenta su historia a Cristóbal.

Mientras la escucho, me es imposible no llorar nuevamente. Mi amiga ha sufrido… le robaron la vida siendo una adolescente. Y ella está ahí, fuerte, buscando cómo encontrar a su familia.

Dándole una batalla más a la vida, sin importarle que tiene una sentencia de muerte: fue contagiada de VIH.

"Y yo, intentando buscar a un hombre que me hace sentir basura..." Siento una bofetada de realidad que me sacude entera.

Los días pasan. Cristóbal viene casi todos los días. No ha tomado solo el caso de Esther, sino el de más chicas. Lo llaman su salvador.

Cada nuevo caso es desgarrador. Y en medio de todo ello, me hago una promesa.

Por mujeres como Esther… que son realmente víctimas, no voy a permitir que nadie me pisotee nuevamente.

Tengo a mi lado una familia que me ama y me aprecia, y juro que voy a luchar para dejar de sentirme tan miserable.

Porque si ellas siguen en pie aunque les hayan arrancado el alma… yo voy a aprender a caminar sin miedo.

No más cadenas.

No más culpas ajenas.

Voy a vivir cada día.

Voy a renacer como el ave fénix...

Porque así lo he decidido.

(…)

Nuestra protagonista ha despertado. Aunque aún tiene un largo camino por delante.

Si tuvieran a estas chicas enfrente, ¿qué les dirían?

Las leo. Recuerda dejar like 👍

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Tere Roque 🇨🇺
WAOOOOOOO, será k lo acepta, k lo hace 🤔 😱 y se casa con la hija del desgraciado 😡 😱 de Parmenio, uffffffffffff hayyyyyyyyyy Dante y todo el x salvar a tús mujeres, tús amores sííííííííííí sr uffffffffffff
Tere Roque 🇨🇺
ciertamente así es Dante y sé k tú con tú sabiduría y mente brillante lo harás ✨️ y podrás desenmascarar y desarticular de 1 vez y pa' siempre a ése askeroso demonio 😈 mafioso y asesino de Parmenio así k fuerzas y ve a x tod@s a vencer y triunfar y k arda 🔥 Troya 🔥 y lo k tenga k arder 🔥
Yazmin Gómez
todo un estuche de monerias la familia de Martín
Yazmin Gómez
🤣🤣🤣ese Roqui casi me mata de risa
Yazmin Gómez
😱😱😱😱
Yazmin Gómez
Dante es muy inteligente, seguro les saca la vuelta
Yazmin Gómez
hay no puede ser, si apenas empezaba a confiar
jmlanena
Hermosa historia de de coraje, valentía y mucho ❤️!!!! En la vida hay que rodearse de las personas correctas que te suman y aportan lo positivo a tu vida, el objetivo es no rendirse!!!! Felicidades!!!! 🎉🥳❤️🥰🤩
Yazmin Gómez
una entrega llena de amor, de paciencia
Yazmin Gómez
es un paso muy importante para ella
Yazmin Gómez
se merece un buen hombre y una oportunidad para saber y vivier el amor
Yazmin Gómez
esa visita ya hacía falta 👍👍👍
Yazmin Gómez
ya leí la Veterana y me encantó
Yazmin Gómez
Martin la rebajo a menos que basura y para Cristóbal es el tesoro más preciado
Yazmin Gómez
ojalá que con esto lis dejen en paz
Yazmin Gómez
leí este capítulo y es una infamia lo que le hicieron 😢😢😢
Yazmin Gómez
la destruyó de todas las formas posibles 🥲
Yazmin Gómez
esto está muy bien contado, por qué vas entendiendo el por qué de muchas cosas
Yazmin Gómez
Martin y Fermín no tienen perdón de Dios
Yazmin Gómez
ese Fermín está demente y el otro parásito no sirve más que para humillar
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