Aksel Klutzberg no es el típico alfa de cuento. Es delgado, su forma de lobo es más pequeña que la de cualquier otro líder, y su vida está lejos del lujo o la admiración. Se convirtió en alfa siendo apenas un adolescente, cuando sus padres lo abandonaron para ir en busca de sus mates, dejándole solo una nota y una manada al borde del colapso.
Hoy, Aksel vive en la casa principal de la manada, pero prefiere usar los pocos recursos que le quedan para reparar los hogares de los demás, pagar estudios, cubrir gastos médicos y mantener unida a su gente antes que comprarse un par de pantalones nuevos. Trabaja en la única ferretería que lograron salvar, sobrevive a base de esfuerzo y sarcasmo, y no ha tenido tiempo —ni espacio— para enamorarse.
Lo último que espera es encontrar a su mate. No está listo para el amor, ni para compartir una vida que a duras penas sostiene.
Pero el destino no espera a que estés preparado.
Y Aksel está a punto de enredarse más de lo que nunca imaginó.
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Enredos en la mesa
La conversación con Rosa de la mañana se quedó rondando en mi cabeza. Todavía no me decía qué era eso tan importante que quería contarme, pero su silencio me dejó inquieto. Aun así, la vida en la manada seguía, y había mucho por resolver.
Nos quedamos discutiendo toda la tarde sobre qué hacer con el dinero de la venta, para mejorar un poco la situación de la manada.
—Entonces, ¿quieres que le encargue a Dilan que busque a un brujo blanco en el aquelarre del sur, para poder localizar a lobos solitarios, y a Marlon que busque algunos rouges que anden de dos o tres, para ver qué tan locos están o si pueden adaptarse a nuestra manada?
—Sí, así es. Si Dilan consigue al brujo, también podemos arreglar un tiempo con la clínica. Ellos, por lo general, saben cómo tratar las heridas de plata y los venenos. Algunos lobos son expulsados de sus manadas por problemas serios o rebelión, pero otros simplemente han sido rechazados por su compañero y no quieren quedarse ahí. Intentaremos buscar esa información, y el brujo puede ayudarnos con eso.
—Eso tiene sentido, pero... ¿los rouges? ¿No crees que es peligroso que Marlon vaya y lo ataquen?
—De todos, Marlon es el más cuidadoso y centrado. No se acercará sin antes investigar, pero digamos que lo haga mientras hace su ronda. A veces ellos se acercan para robar comida, pero si les ofrecemos un techo, tal vez cambien —dije, intentando convencerme de que era una buena idea.
—Entonces avisamos a los muchachos: si ven algún rouge perdido o que solo busque comida, que le digan a Marlon para que él lo evalúe —apuntó Liam.
—Quiero que te vayas al pueblo y averigües qué necesitan los chicos para entrar a la escuela. Vas a tener que hablar con el director y explicarle nuestra situación.
—Está bien, haré una lista con los nombres y los grados de los chicos, y hablaré con sus padres para ver si podemos compartir los gastos —me contestó Liam.
—También podríamos poner un anuncio en la manada para buscar un chofer que los lleve y los traiga de la escuela. Así damos trabajo a alguien más —agregué.
—Bueno, le pediré a Mattheo que se encargue del anuncio, le fascina hacer esas cosas —me dice Liam con una risa.
—Sí, es un artista. Todavía me acuerdo del logo que hizo para la ferretería —dije.
—¿Alfa? —me llamó Liam.
—Dime. ¿Se te ocurrió alguna idea genial? Porque las necesitamos —le respondí en tono irónico.
—Pues sí. Se me ocurrió que algunos de nuestros lobos o lobas que no tienen trabajo podrían estudiar algo, a distancia, con clases virtuales o tutoriales.
—No es mala idea, hay tutoriales de todo —dije.
—¿Has visto alguno de cómo resucitar una camioneta? —me vacila Liam.
—No, y dejen de meterse con mi Zombie. Yo vi uno de cómo freír huevos —le respondí serio.
—¡¿Nooo?! ¿En serio? —me preguntó Liam, incrédulo.
—Sí, quería freír un huevo sin que se me pegara a la sartén —expliqué con falsa dignidad.
—No viste uno de cómo hervir agua, porque a ti hasta eso se te quema —dijo Liam, divertido.
—Ya, ya, tranquilo —dije, pero no pude evitar reírme.
—Aksel, ¿cuándo vuelven los jóvenes que mandaste con Eleonore? —me preguntó Liam.
—Creo que a fin de mes —y recé para que ninguno se quedara allí.
—Entonces mejor esperamos a que lleguen y vemos qué más hace falta en la clínica —dijo Liam.
—Sí, y también estoy pensando en aprovechar la reunión del consejo de manadas para preguntar si tienen algún médico de sobra —sugerí.
—No pierdes nada por intentarlo.
Estábamos terminando de planear todo cuando Rosa nos llamó para cenar.
—No me había dado cuenta de lo tarde que era —dijo Liam.
—Yo tampoco —dije, mirando el reloj—. Vaya, son las diez de la noche.
Nos sentamos a la mesa a cenar y nos encontramos con Dilan y Marlon, así que les contamos lo que pensábamos hacer. Les ofrecimos el puesto de delta, el líder de los combatientes y el encargado de mantener el orden. Yo quería que fueran los dos, porque eran igual de buenos y se complementaban. Así que les dije a Dilan y Marlon que lo decidieran entre ellos o que lo dejaran al azar. Ellos eran amigos desde hacía años y no tenían ningún problema en compartir el cargo. Al final, Dilan sacó la paja más corta y se convirtió en el nuevo delta. Marlon lo felicitó y le dijo que sería su segundo al mando.
Estábamos conversando sobre el tema de integrar nuevos miembros a la manada y la posibilidad de incluir algunos rouges o lobos solitarios. De repente, Rosa se acercó a nosotros con una bandeja de postres. Tenía una sonrisa amable, pero también una mirada triste. Me miró con una expresión nerviosa y me preguntó:
—¿Es cierto que están pensando en aceptar a algunos rouges en la manada?
—Sí, es cierto —respondí con una sonrisa—. ¿Por qué lo preguntas?
—Bueno, es que hay dos rouges que viven cerca de aquí. Son padre e hija, y están solos. El padre se llama Charles y la hija, Lucía. Ellos pertenecían a BloodMoon. El alfa los desterró porque el padre no quiso que su hija, que en ese entonces tenía quince años, fuera su acompañante en su época de celo. Desde entonces, viven escondidos y con miedo.
—¿Y cómo sabes todo eso? —preguntó Liam, con curiosidad.
—Porque Charles es mi mate —dijo Rosa, bajando la voz—. Lo supe desde la primera vez que lo vi, hace unas semanas. Él también lo supo y se acercó a mí. Me contó su historia y me pidió que no dijera nada a nadie. No quería causar problemas a la manada ni poner en peligro a su hija. Pero yo creo que ellos merecen una oportunidad. Son buenas personas y solo quieren vivir en paz.
Me quedé en silencio por un momento. No puedo creer lo que acaba de decir Rosa. ¿Su mate es un rouge? ¿Y tiene una hija que casi fue obligada a emparejarse con el alfa de BloodMoon?
No es solo impactante, es delicado. Muy delicado. Las parejas predestinadas no se eligen, pero tampoco se pueden ignorar. Y Rosa ha sido una roca para esta manada... ¿Cómo podría negarle la posibilidad de estar con su mate?
Me aclaré la garganta.
—Yo también lo creo —dije, sin dudar, aunque por dentro sentía un nudo en el estómago—. Si Charles es tu mate, entonces puede ser parte de nuestra manada. Y Lucía también. No importa que sean rouges; lo que importa es lo que hay en su corazón.
Pero esto complica las cosas. No es fácil aceptar a un rouge en la manada, y menos a dos. Y menos si uno de ellos es pareja de una loba valiosa para todos.
—¿Y dónde están ahora? —pregunté, tratando de mantener la calma.
—En una cabaña abandonada en el bosque. No quieren acercarse a la manada por miedo a ser rechazados o atacados —respondió Rosa con tristeza.
Respiré hondo. Era lógico. Yo también estaría a la defensiva si el mundo me hubiera dado la espalda.
—Bueno, eso lo veremos. Liam, Dilan, quiero que vayan a hablar con ellos. Averigüen su historia, su situación, su carácter. Quiero saber si son de fiar o no.
—Entendido, alfa —dijeron Liam y Dilan al unísono.
—Marlon, tú te quedas conmigo. Vamos a preparar un poco a la manada para recibirlos.
—Como digas, alfa —dijo Marlon con una sonrisa.
—Y tú, Rosa, no te preocupes. Confío en tu instinto. Si él es tu mate, debe ser un buen hombre. Y si no lo es... lo haré bueno a la fuerza —bromeé, intentando quitarle peso al ambiente.
Rosa me sonrió con gratitud. Sé que está nerviosa, pero también esperanzada. Y, por alguna razón, yo también lo estoy. Tal vez esta no sea solo una prueba más, sino el inicio de un nuevo capítulo para todos.
me encantó la personalidad de este alfa