El Demonio De Altamar

Tiene razón, Lady Helena, es la historia más hermosa que he oído- dije mirando a Isabella, pude notar un leve sonrojo en sus mejillas y aun así se veía sumamente preciosa.

Madrina, si ya terminaste de cenar, ven quiero mostrarte algo- le dijo la pequeña jalándola del brazo y llevándosela del amplio comedor.

Lord Black, aprovechando la soledad del momento, me gustaría preguntarle ¿qué intenciones tiene con Isabella?- pude notar que él se había puesto rígido en su asiento y me miraba junto con su mujer fijamente.

No creo que ese tema sea de su incumbencia, Lord York- le dije fríamente.

No lo tome a mal, tiene que entender que ella ha pasado por mucho y nosotros al igual que el médico somos la única familia que le queda- me contesto cortésmente Lady Helena.

Mis intenciones son las de amarla y cuidarla si ella así me lo permite- le dije.

¿Aun teniendo un romance con Lady gisel?- abrí los ojos como platos de lo sorprendido que estaba con aquella revelación-los rumores corren rápido mi lord- me dijo posando su mirada en la mía.

Ese fue un desliz que juro por mi honor que jamás volverá a pasar- le contesté aún manteniéndole la mirada para que supiera la verdad de mis palabras.

Pues debería apurarse mi lord, me consta que tiene competencia y una muy desagradable- sus palabras hicieron que un escalofrío recorriera mi espina dorsal.

¿A qué se refiere?- pregunté molesto.

Pues un conocido suyo, de muy malas costumbres, tiene pensado pedir el favor del rey- me dijo York.

¿Quién?- escupí veneno con mi pregunta.

El conde Félix Rist- contesto y podía sentir el asco en sus palabras y también mi sangre empezaba a hervir.

¿Qué podría querer el imbécil ese con ella? Todo el mundo conocía su fama de mujeriego y de sádico a la hora del sexo, muchas mujeres terminaban con heridas en su cuerpo que jamás se borrarían. Por un segundo, se me pasó la imagen del cuerpo de Isabella cubierto de moretones y cortes, como los de una mujer que lo denuncio y no llego a nada, precisamente porque él siempre tenía el aval del maldito rey, quien también era un morboso.

Escuche que hace unos meses vino acá y dijo que en cuanto terminara su misión, vendría a reclamar su premio de guerra y esa era nada más ni anda menos que Isabella. la verdad es un caballero con el cual no me interesa en lo más mínimo relacionarme y jamás permitiría que se la llevara, pero mi lord si no apura sus intenciones, entonces nadie podrá interponerse a una orden del rey- dijo Lady York.

Cerré mis manos en puños tan fuertes que mis nudillos se volvían blancos, por unos minutos el ambiente tenso del lugar llegó a enojarme más de lo que ya lo estaba, no iba a rendirme con ella, no podía permitir que cayera en manos de ese maldito desgraciado.

Isabella y la niña regresaron y tuve que cambiar mi postura o notaria de inmediato que algo no iba muy bien. Luego de una hora más de charlas y juegos entre madrina y ahijada, nos despedimos de los York y emprendimos el viaje de nuevo al pueblo. Para mi buena suerte, Luis decidió bajarse primero y dejarme tiempo a solas con ella. Podía notar lo nerviosa que mi presencia la ponía.

Disculpe mi pregunta, pero ¿aún rechaza mi ayuda Isabella?- ella levantó la vista y poso sus hermosos ojos en los míos, había curiosidad en ellos.

Lord Black ¿por qué desea que reciba su ayuda?- su pregunta no estaba en mis planes, siempre odie que respondan una pregunta con otra.

Porque no quiero que esté sola cargando con todo esto, cuando yo también fui un idiota responsable de su mala fortuna- le dije sinceramente y baje la vista apenado de entender tarde que ella jamás me había visto como un enemigo.

Las personas solemos hacer cosas sin sentido mi lord y no por eso somos malos, me alegra saber que después de tantos años pudimos arreglar los malos entendidos entre nosotros, pero no quiero que se sienta obligado a darme nada, porque no tiene ninguna obligación para conmigo- me dijo y me partía al medio.

¿Sus sentimientos hacia mi persona ya no existen?- le pregunté con mucho dolor en mi pecho, no quería saber la respuesta, pero la necesitaba.

Lord Black, creo que no es necesaria una respuesta a eso, porque sé que usted la conoce muy bien- me dijo y se apresuró a bajar del carruaje. Yo estaba tan concentrado en ella, que jamás me percate de que ya habíamos llegado, hasta que el cochero abrió la puerta y la ayudó a bajar.

Se despidió de mí con su hermosa sonrisa y me dejó allí con la pena a flor de piel, realmente yo no sabía su respuesta o al menos en mi corazón esperaba que fuese un sí, pero después de tantas cagadas no podía pretender que esos sentimientos siguiesen igual de puros que antes.

Volví al hotel con más dudas de las que ya tenía, pero al menos ella no me había rechazado, al menos aún cabía una mínima posibilidad de poder hacerla mi esposa, como debía haber sido hace años atrás. La pregunta ahora ¿era cómo hacer que realmente creyera que yo la amaba?

Luis ya estaba roncando a los cuatro vientos cuando ingrese en la habitación, al parecer la comida y la bebida de los York había hecho efecto instantáneo en él. Y yo seguramente no iba a poder conciliar el sueño, demasiadas cosas había en mi cabeza en ese momento, aún todo quedaba en la nada al recordar el sonrojo de sus mejillas y sus hermosos ojos azules mirándome solamente a mí. Esa niña, no perdón, esa mujer, había hecho efecto inmediatamente en mi corazón.

Luego de un par de minutos o quizás una hora, unos golpes fuertes en la puerta de la habitación me sacaron de mi trance. Hasta Luis se había despertado algo atontado por aquella situación.

¿Quiénes son ustedes?- le dije fríamente a los 5 hombres que había fuera de mi cuarto.

Somos miembros de la fuerza real y venimos a buscar a Lord Black, necesitamos que nos acompañe en este mismo momento- me dijo uno de ellos seriamente.

Mientras me cambiaba y Luis se preparaba para salir conmigo, mi mente pensaba ¿qué podría querer el rey ahora? ¿Otra batalla se acercaba? Pero él sabía que tenía vacaciones por así decirlo por 4 meses. ¿qué demonios está pasando?