La vida de Briana Blossom cambiará repentinamente al verse involucrada en un triángulo amoroso entre su novio y el tío de este.
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CAPÍTULO 20.
CAPÍTULO 20.
Días después, tal como estaba previsto, Kilian, Dominic ya mejorado y todo el equipo de la escudería “B&G Racing”, partieron rumbo a Francia para la reunión con los patrocinadores. Kilian tenía algunas dudas. Si bien se sentía feliz porque su viaje atrasaría el divorcio con Briana, lo cierto es que no quería dejarla sola. Desde hace tiempo, el morocho quería dar un paso y pedirle que sea su novia, pero lo cierto es que dados los últimos sucesos, no habia tenido la oportunidad. Sin embargo, habia decidido que apenas regrese a Texas, buscaría esa oportunidad tan ansiada. Briana sería su novia. De eso estaba seguro.
Mientras tanto, Briana y Dana estaban muy concentradas intentando averiguar quién fue el responsable del accidente de Dominic.
Lo cierto es que la pelirroja tenía un horrible presentimiento sobre lo ocurrido y para eso, debia llegar al fondo del asunto.
El timbre del apartamento de Kilian comenzó a sonar de manera desesperada. Briana, que estaba jugando con Sirius en ese momento, corrió a atender.
—¡Briana! —exclamo Dana, ingresando apresurada y abrazando a la chica. —¡Lo logramos, Briana!, ¡conseguí la orden para acceder a las cámaras de videovigilancias del autódromo!
—¿De verdad? —pregunto ella.
—¡Sí! —respondió ella, emocionada. —Pero, ¿qué haces aún en pijama?, anda. Vístete. Nos vamos ya mismo.
—Pero… ¿Qué hago con el perro? —pregunto ella.
—Es verdad. —Dijo ella pensando. Luego la observo, como si se le hubiese ocurrido una idea. —¡Henry!, ¡Le pediré a Henry!
—¿Henry?, ¿Mi amigo?
—Sí. —Dijo ella.
—¿Qué se traen ustedes dos? —pregunto ella.
Dana rio.
—No lo sé. —Admitió. —Él me gusta, pero… No sé si sienta lo mismo por mí.
Mientras Briana se cambiaba de ropa, continuaron con la conversación.
—Conozco a Henry desde la universidad y jamás le conocí una novia. —Dijo ella. —Es un buen hombre. Deseo de todo corazón que se enamoren y sean felices.
Apenas termino de cambiarse, ambas fueron a la casa de Henry, quien tenía libre y acepto gustoso cuidar del perro por unas horas. Luego de aquello, las dos chicas fueron al autódromo para solicitar las cámaras.
Apenas Dana presento la orden, el personal de seguridad, acepto enseñarles todo el contenido. Durante una hora, estuvieron revisando filmaciones del día de la carrera y también el día previo a ese. Al principio no tuvieron éxito, la mayoría de las cámaras no enseñaban absolutamente nada extraño. Pero, llegando a las cámaras de los talleres, las cosas cambiaron.
—¿Qué ocurre aquí? —pregunto Dana. —Los videos de las cinco a las siete de la mañana están eliminados.
—Eso no puede ser. —Exclamo el guardia, tecleando algo en la computadora. —Siempre somos muy minuciosos de guardar cada video a detalle.
—¡Genial!, ¡No tenemos nada!, ¡estamos como al principio!
—¿Sabe usted quién estuvo de encargado ese día?
—Supongo que uno de los guardias del otro turno. Puedo fijarme en el registro de ingreso y salida. —Dijo. —Aguárdenme unos minutos.
El guardia comenzó a teclear en la computadora buscando la información que las chicas requerían para luego hablar:
—No me lo van a creer. —Dijo.
—¿Qué? —preguntaron ambas chicas a la vez.
—Tengo aquí el nombre del guardia, pero… La persona renunció al día siguiente.
—Esto no puede ser. —exclamo Briana. —Atentaron contra la vida de uno de los pilotos de la escudería “B&G”, esto no puede quedar en la nada.
—Tengo otra manera de ayudarles. —Dijo el guardia, pensando.
—¿De verdad? —preguntaron las dos a la vez.
—En Boxes hay cámaras ocultas. —Exclamo el hombre. —Nadie sabe de su existencia excepto algunos de nosotros. Veré si puedo conseguir esas cintas. Ustedes esperen aquí.
Las chicas se quedaron esperando por más o menos media hora hasta que finalmente el guardia apareció con la tan esperada cinta. Evidentemente, esta no fue eliminada. Así que, comenzaron a reproducir en aquellos horarios que les interesaban.
—Ahí. —Dijo Briana. —Ahí viene alguien.
En el video se veía a un hombre vestido con ropa negra. Traía un buzo arremangado hasta los codos y una capucha para cubrir su rostro de las cámaras.
—¿Puede hacerle Zoom a la pantalla? —pregunto Dana.
El guardia asintió e hizo lo que la chica le pidió.
—No… No puede ser. —Dijo Briana. —Me niego a creerlo capaz de algo así.
—¿Qué? —pregunto Dana.
—Fíjate en el tatuaje que el hombre tiene en la mano. —Dijo señalando la cámara. —Los patines… Es… Es Zack. —Exclamo ella.
—No puede ser. —Dijo Dana.
En determinado momento, se ve al hombre tomar una herramienta del taller y la camilla con ruedas que suelen usar los mecánicos. Se tomó el tiempo de elevar el coche y meterse debajo para cortar los cables del freno. Al salir de debajo del carro, inconscientemente miro hacia donde estaba ubicada la cámara oculta y su rostro fue perfectamente captado. Evidentemente era Zack.
—No puedo creerlo. —Exclamo Dana.
—Debo… Debemos decirle a Kilian. —Exclamo Briana. —No puedo creerlo. Esta noticia le romperá el corazón.
—Lo hará. —exclamo Dana.—Pero no podemos mentirle. Tiene que saber la verdad.
—¿Puede darnos una copia de ese video? —pregunto Briana.
—Por supuesto señorita. —Dijo el hombre, tomando el pendrive que Dana le estaba entregando para pasarle el video.
Un rato más tarde, las dos chicas salieron del lugar en silencio. Ambas metidas en sus propios pensamientos. Los ojos de Briana estaban llenos del lágrimas y los de Dana estaban igualmente llorosos.
—No puedo creer todo esto. —Exclamo Briana. —Conozco a Zack desde la secundaria, fuimos novios, yo…. Jamás lo creí capaz de algo así.
—Créeme que nadie lo esperaba. —Dijo Dana.
—Todo esto es mi culpa. —exclamo ella. —Si no me hubiera casado con Kilian hace tres años, Zack jamás tomaría esta clase de represalias.
—¿Qué tonterías dices? —pregunto Dana. —Ustedes ni siquiera lo sabían. Además, tu querido exnovio llevo una vida paralela al mismo tiempo. Se puede decir que están a mano.
El celular de Briana comenzó a sonar. Miro la pantalla y vio que se trataba de una videollamada de Kilian.
—¿Qué hago? —pregunto Briana.
—¡Respóndele! —Exclamo ella.
Briana se secó las lágrimas y suspiro. Luego respondió.