El amor no necesita ser perfecto, solo debe ser verdadero.
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Londres.
Atravesaron el gran salón, Bastian abrió la puerta corrediza y salió junto a Gaspar en busca de su esposa, quien estaba sentada en uno de los camastros cerca de la piscina, los hombres se acercaron a ella.
Mabel al darse cuenta de su presencia de inmediato se levantó, sonrió al ver a su esposo, pero al ver a su acompañante se puso sería de nuevo.
— mi amor, el es Gaspar— ella asintió y estrecho su mano a la de él, quien se quedó prendado un poco, ahora entendía por qué su hermano se había obsesionado.
Mabel era muy hermosa, ella tenía todo lo que un hombre pudiera pedir, al darse cuenta de lo que su cabeza pensaba, de inmediato los disipo y se centró en la realidad.
— un gusto conocerla señora King— Mabel asintió, Gaspar volteo a ver a Bastian— haré algunas llamadas.
— recuerda lo que hablamos— Gaspar asintió caminando al interior de la casa, Bastian le hizo señas a Nil y fue tras él siendo casi su sombra.
De nuevo puso toda su atención a su esposa quien solo lo veía casi sin parpadear, la tomó de la mano y decidió llevársela a su habitación.
Entraron casi corriendo, subieron las escaleras, al entrar a esa habitación sus ropas estaban sobre el suelo y por un rato no hubo palabras solo gemidos.
Al cesar su necesidad mutua, atrajo a su esposa a su pecho y decidió hablar— Gaspar es hermano de Sasha— Mabel al escuchar de inmediato se levantó con su rostro asombrado— no tienes por qué preocuparte, esta vigilado— Mabel asintió y nuevamente se recostó— mi amor, Gaspar vino a decirme que su familia seguirá hasta las últimas.
— amor, tengo miedo que un día nos encuentren.
— lo harán cariño, pero he decidido que cuando lo hagan tú ya no estés aquí— nuevamente se levantó y en sus ojos podía notarse qué sus lágrimas se asomaban.
— ¿a dónde iría?, no quiero separarme de tu lado.
— yo tampoco quiero, pero es por tu seguridad, iras con mi madre, ella ya tiene todo listo.
— amor, ¡por favor, no me alejes de ti! — Mabel comenzó a llorar desconsoladamente en el pecho de su esposo, Bastian al verla así, se sentía culpable, pasó sus brazos por su cintura y la abrazo.
— tranquila, no me gusta verte así, pero entiende es por tu bien, me volvería loco si te quedas aquí y llegará a pasarte algo— besó su cabeza tratando de calmarla— solo serán algunas semanas, te lo prometo.
Mabel levantó su cabeza y vio a los ojos a su esposo— ¿de verdad?— Bastian asintió, Mabel dejo un pequeño beso en sus labios y volvió a recostarse— te amo.
— yo te amo más mi vida.
Bastian la atrajo más a su pecho e hizo que se durmiera y mientras Mabel dormía plácidamente en los brazos de su esposo, Bastian textio con habilidad para que todo estuviera listo para esta noche.
Pues no dejaría que avanzará más el tiempo, pues el riesgo ahora si era latente, pasaron las horas y Mabel despertó estando aún abrazada de Bastian.
Mabel lo beso, se levantó y se subió en sus piernas, Bastian sabía que deseaba su esposa y el estaba dispuesto a complacerla, así que nuevamente se entregaron en los brazos del placer.
Al terminar de inmediato se dieron una ducha, al salir se cambiaron, Bastian sacó la maleta, Mabel al ver entendió y sin cuestionar descolgó la ropa del armario y la guardo mientras lágrimas salían de sus ojos recorriendo sus mejillas.
— solo será por unas semanas.
— esta bien, lo único que te pido es que te cuides, que estaré esperándote.
Bastian sonrió y la abrazó con fuerza hasta besarla— te amo, no lo olvides mi vida.
— jamás lo olvidaría, te amo— al separarse, Bastian tomo la maleta y salieron de la habitación, bajaron las escaleras donde estaba Nil junto a Gaspar.
Mabel se acercó a Nil y lo abrazo como despedida, estrecho su mano con Gaspar y salieron de la casa, abordaron la camioneta y esta salió a alta velocidad para llegar a la pista cercana donde ya estaba el Jet en su espera.
Al estacionar la camioneta ambos bajaron, volvieron a abrazarse— no tardes mi amor.
— no lo haré, te lo prometo.
Se separaron y se dieron un último beso, Mabel tomo su maleta y caminó hasta subir la escalerilla, al sentarse, se abrochó el cinturón, pero comenzaba a sentirse rara.
El Jet despegó, pero Mabel seguía sintiéndose extraña hasta que las náuseas aparecieron, se desabrochó y corrió hacia el baño donde vómito.
Limpio el desastre se enjuago y al estar frente al espejo solo pensó que era producto de su estrés por la separación, regresó a su asiento.
E intento dormir un poco, pero ese malestar regresaba y junto a ella las náuseas quienes nuevamente provocaron qué vomitara.
El largo viaje fue tedioso, pues no pudo dormir, tampoco comer pues extrañamente al probar un pequeño bocado este era expulsado.
Al aterrizar, Mabel se levantó y se sintió un poco débil, caminó, bajo las escalerillas y ahí estaba la mamá de Bastian, quien al ver a Mabel se alegró, pero la noto extraña.
La madre de Bastian se acercó a ella y la abrazó — bienvenida a Londres hija— ella asintió se separaron y Mabel le sonrió.
— gracias señora Ginebra— solo negó por como la había llamado, Ginebra hizo señas para que sus hombres guardarán su equipaje en la camioneta, ambas caminaron, pero Mabel nuevamente se sentía mal.
Ginebra la vio y detuvo sus pasos— hija, ¿dime que tienes?.
— me siento, me siento— y antes de que pudiera decirle a su suegra Mabel comenzó a tener mareos muy fuertes, tan fuertes que esos mismos le provocaron que se desmayara.
— ¡Hija! — grito Ginebra al verla en el suelo, ella había intentado sostenerla, pero no pudo, de inmediato sus hombres la levantaron, la subieron a la camioneta y la llevaron al hospital.
Donde al llegar de inmediato le hicieron exámenes de rutina y mientras los resultados estaban, a Mabel la habían llevado a una habitación por exigencia de Ginebra.
El médico la revisó y todo estaba normal, salió de la habitación bajo la mirada de Ginebra quien estaba sentada en el sofá, los minutos pasaban y Mabel no despertaba y eso le preocupaba.
La puerta se abrió y entró Dylan el pequeño hermano de Bastian, vio en la cama a Mabel y se sorprendió— mamá, ¿va a estar bien?.
Ella asintió aunque no sabía si así sería, Dylan se sentó al lado de su mamá cuando nuevamente la puerta se abrió y en esta ocasión era nuevamente el médico quien ya traía los resultados en sus manos.
— señora Ginebra, revise los resultados y todo está bien, sus mareos solo serán por los primeros tres meses.
— ¿por qué lo dice?.
— sus mareos son provocados por su embarazo— Ginebra al escuchar al doctor sonrió y abrazo a su hijo— cuando despierte le haremos un ultrasonido para saber que todo está bien.
— esta bien doctor, gracias— este asintió y salió de la habitación, Ginebra estaba feliz con la noticia de que muy pronto podrá cargar a su nieto.
Volvieron a sentarse y a esperar con paciencia qué Mabel despertará. Dos horas después Mabel abrió sus ojos sintiéndose descansada, al ver a su alrededor se dio cuenta de que estaba en un hospital.
Al voltear vio a Ginebra y a un pequeño con las mismas facciones que su esposo, Dylan al ver a Mabel despierta de inmediato se levantó y se acercó.
— hola, soy Dylan, hermano de Bastian— Mabel le sonrió y el pequeño se subió a la camilla y la abrazó— me agrada que estés aquí con nosotros.
— gracias por tan bonito recibimiento Dylan— el asintió mientras se bajaba, Ginebra se levantó y se acercó— ¿qué me paso?.
— te desmayaste, pero todo está bien, tus mareos fueron producidos por— Ginebra poso su mano en su vientre y Mabel al ver su acción entendió todo.
— ¿estoy embarazada? — Ginebra sonrió y asintió,
Era una bella noticia, pero triste al estar tan lejos de Bastian quien no podrá saber pues antes de irse, su esposo le dijo que no podría comunicarse con él, por seguridad, ya que si lo hacía las líneas podían ser rastreadas y darían con ella.
Le dolía, pero Bastian tenía razón y desde que se encontraron el solo se ha dedicado a amarla y protegerla, aún seguía perdida cuando sintió una caricia en su mejilla.
Al ver era Dylan quien le limpiaba una lágrima de su mejilla, le sonrió y lo abrazó— no estés triste, mi hermano cuando regrese se pondrá feliz.
— lo sé Dylan, pero en este momento estoy muy sensible es todo— el pequeño asintió y se separó de Mabel.
— calma hija, avisaré al doctor que ya despertaste, ya regreso— ambos asintieron, Ginebra salió de la habitación en busca del médico.
Al encontrarlo le notifico y este de inmediato movilizó a las enfermeras, Ginebra entro a la habitación y tres minutos después el médico junto a su equipo entraban e instalaban la máquina.
— buenas tardes, señora King, ¿cómo se siente?.
— mejor que hace horas— el médico asintió, se sentó al lado de la camilla.
— ¿tuvo náuseas, vómito?— Mabel asintió a su pregunta— bueno esos síntomas junto a sus mareos son producto por su embarazo, en este momento revisaré si el bebé está bien, ¿por favor?.
El médico le indico que levantará un poco su blusa, este le aplicó el gel, puso sobre su vientre el lector y comenzó a moverlo de un lado a otro.
Detuvo la imagen el cual mostraba un pequeño saco y el mismo le explicaba lo que la pantalla mostraba era el bebé, lo midió y continuó, reviso minuciosamente hasta que termino, imprimió las imágenes y se las dio a Mabel.
— tanto usted como el bebé están en perfectas condiciones, así que la daré de alta— los tres asintieron, el médico se levantó— en un momento vendrán las enfermeras a que firmen el alta, es todo de mi parte permiso.
— gracias doctor— le dijo Ginebra y este salió de la habitación— bueno, preparemos para ir a casa.
Mabel asintió, se movió de la cama hasta estar sentada a la orilla de la camilla, las enfermeras entraron, retiraron el suero, le dieron el tabloide a Ginebra para qué firmará y al hacerlo la enfermera le entrego la receta para las vitaminas prenatales.
Dylan se acercó a Mabel y la ayudó a bajar, Ginebra también la sostuvo y los tres salieron de la habitación y del hospital y tras de ellos los hombres que cuidaban a Ginebra y Dylan.
Subieron a la camioneta y esta manejo a una velocidad considerable pues Ginebra les notifico que abordo estaba su nuera y ella estaba embarazada.
El camino era largo y muy silencioso, Mabel solo sostenía en sus manos la imagen impresa de su bebe, Dylan se acercó a ella y la abrazó, y junto a Mabel contemplaron la imagen.
Y después del largo camino, la camioneta entró por un enorme portón blanco, a lo lejos se podía ver la enorme casa, estacionaron y Mabel fue la primera en bajar,
Observó el lugar y era hermoso, el camino adoquinado, y en medio del camino una bella fuente, la casa era enorme y muy hermosa, su color blanco la hacía resaltar entre la vegetación.
Dylan tomó la mano de Mabel y entraron los tres a la casa donde por dentro todo era rústico, aromático y cálido.
— bienvenida a casa, espero te sientas cómoda Mabel.
— gracias, pero me podría llevar a mi habitación, me siento cansada— Ginebra asintió y subió las escaleras guiando a Mabel por el pasillo.
Hasta llegar a una puerta doble, abrió para qué entrarán— Bastian me dijo que te instalará aquí, es la habitación de él— Mabel solo asintió, Ginebra se despidió y salió, pero en el camino iba pensando en el semblante de su nuera, sabía lo que era sentir un doloroso vacío y más cuando te enteras de tu embarazo estando alejada de la persona que amas.
Suspiro y siguió su camino, mientras que Mabel recorría la habitación con lágrimas en sus ojos, abrió el armario y había ropa de su esposo, se acercó y podía sentir el sutil aroma de él.
Descolgó una camisa, la llevo a su pecho y se fue a acostar a la enorme cama, la que extrañamente tenía su aroma impregnado.
Sus lágrimas salieron una tras otra, por el dolor que sentía de su separación, suspiro infinidad de veces hasta que el cansancio la hizo dormir.
viejo maldito