ENTRE LAS SOMBRAS

MARATON DE VIERNES 4/4 💖

MELODY

Dos meses habían pasado desde que mi madre se fue, aún después de hacerlo la busque sin razón aparente pues ella me dejó en claro que no quería saber de mí. Pero aún así lo hice y no dió resultado, nadie la había visto desde el momento en el que se fue de mi departamento. Por lo de mi trabajo pues aún no tengo uno estable pero me dieron una compensación por los dos años que trabaje ahí y con eso he estado viviendo y claro, con la ayuda de Dominic. He salido a buscar trabajo pero simplemente no encuentro, es frustrante que por no tener experiencia no me contraten en ningún sitio.

Con respecto a Dominic y a su misteriosa vida aún estamos en esa etapa, no se muchas cosas de ellas y aunque no soy tonta y me lo imagino, he estado esperando a que el se sincere conmigo, después esta a nuestra relación que no es una relación, claro, digo han pasado besos, hemos ido a cenar, ha dormido un par de veces en casa y le he hablado mucho de mi padre, mi héroe... Pero bueno eso no significa nada, ¿o si? Digo, no hemos pasado a segunda base ni siquiera me ha preguntado si quiero estar con él en una relación formal y como dije antes, sin presiones.

Con todo lo que he vivido entendí que presionar a las personas para ser alguien que tú quieres resulta mal, así que lo he dejado pasar. Aunque claro, en ocasiones no puedo evitarlo y es ¡me interesa muchísimo saber! ¿okey?

—¡Tramposo! —Chille. —¡No, déjame!

Dominic me tenía contra la cama mientras me hacía cosquillas, mi risa se podía escuchar por todo el apartamento, estaba a punto de hacerme pis.

—¡Ya, bien, tú ganas! —Dije.

El paro de hacerme cosquillas y se inclinó quedando frente a mi, yo jadeaba, él sonreía como si su vida dependiera de eso.

—Yo siempre ganó, bonita. —Me murmuró.

—Estaba desprevenida. —Me defendí.

El celular de Dominic comenzó a sonar, él me dió un beso rápido en los labios y se giró para responder.

—¿Hola?... Mmh... Voy en camino. —Colgó. Se giró hacia mí. -Tengo que salir, pero volveré.

Lo miré insatisfecha. Él negó.

—No puedo decírtelo, lo sabes. —Advirtió.

—Todo sería más fácil si me dijeras en qué andas.

—Todo es más fácil ahora, créeme. —Dijo, me tendió la mano para ayudarme a levantar de la cama y la tomé, cuando estuve de pie rápidamente envolvió mi cintura con sus brazos y me pegó a él. —Te quiero tanto en mi vida que no puedo arruinar esto, comprende por favor. —Murmuro. —No lo sabes, pero eres lo único bueno que tengo en mi vida, bonita.

—Tengo miedo. —Murmure. —Tengo miedo de que me digas lo que ya sé, pero estoy confiando en ti.

—Volveré más tarde y hablaremos, ¿de acuerdo? —Asentí.

—¿Me lo dirás?

—No lo sé.

—Bien, pues por más que insista no me lo dirás, entonces dejémoslo así. —El iba a decir algo pero lo interrumpí. —Iré al club, Julia quiere hablar conmigo. —El sonrió sin mostrar sus dientes y miro hacia el piso, asintió.

—Realmente no-

—Dominic, es mi trabajo y si hay una posibilidad de que lo recupere, tengo que hacerlo. —Suspiro pesadamente y se pasó la mano por la nuca.

—No tienes que volver ahí, pídemelo y tendrás todo. —Se separó de mi y lo mire, parecía desesperado. —Solo pídeme lo que quieras y lo tendrás.

—Hablaremos más tarde. —Repetí lo que me había dicho.

—No utilices esos trucos conmigo. —Advirtió, sonreí.

—Me los enseño el mejor. —Admití. Le di un corto beso en los labios y él salió de la casa prometiendo volver.

¿Realmente quería saber quién era Dominic Stredd? Tenía miedo, mucho miedo de descubrirlo pero se que es hora, han pasado tantos escenarios en mi cabeza, que sea un vendedor de drogas, sicario, narcotraficante, aliado de políticos o que quizá y solo quizá sea una persona con un trabajo legal, un empresario. Aunque ¡vamos! No planeó hacerme la inocente, no tengo quince años para ser engañada de esa manera... Solo quiero escucharlo de sus labios y ya está, al fin de cuentas yo decidí meterme en esto y dudo que sea lo que me diga pueda dejarlo en paz.

Pase los dedos por mi cuero cabelludo y suspiré, tenía que ver a Julia en una hora.

DOMINIC

—Estoy aquí. —Dije entrando a la oficina. Colin me recibió.

—¡Por fin te dignas! —Dije elevando los brazos al cielo y después los dejo caer sobre sus costados. —Tienes dos días desaparecido, Des.

—¿Qué noticias hay? —Dije ignorando sus reclamos. —¿Qué sabemos sobre Purcell?

—Lo que Cristina dijo. —Me tendió una computadora y la ojeé. —Está es una de sus casas de seguridad, está al norte de la ciudad vecina.

—¿Seguridad? —Pregunté mientras miraba fotografías de una gran mansión, asintió.

—Muchísima, al menos cincuenta hombres solo custodiando la casa, por dentro y fuera. —El movió algo en la computadora y cambio la imagen. —Es impenetrable.

—Para mi no. —Vacile. —Ni para tí.

—Digo, el no ha atacado, Dominic. -Lo miré. —Estariamos comenzando una guerra.

—¿Y quieres esperar a que lo haga? —Pregunté incrédulo. —Por que lo hará, recuerda que maté a su hija.

—Tu no lo hiciste. —Dijo el. —Fui yo.

—Pero lo hiciste bajo mis órdenes, entonces la matamos los dos. —Le di el computador y me pare. —No voy a esperar a que ese hijo de puta venga y quiera matarte, a mamá, a mis hombres o...

—A Melody. —Termino. —¡Es eso! ¡Estás jodidamente aterrado de que le suceda algo, es eso!

—Estas desvariando. —Dije restándole importancia.

—¡No, tu estás desvariando! —Me alzó la voz. —¡Te dije que perderías la cabeza por ella!

—Un Stredd nunca rompe sus promesas y hace un tiempo tú y yo le prometimos que estaríamos ahí. —Dije. —¿Si o no?

—Bueno si, en realidad Melody me cae bien, es buena chica pero... —Suspiro. —No merece estar en este mundo de mierda.

—Para tú suerte, a ti no te toca decidir eso.

—Ni siquiera sabe quién eres realmente, Dominic. -Inquirió.

Cierto, ella no lo sabe.

—No tengo novia ni esposa por lo mismo, no quiero que alguien más salga lastimado por esta jodida vida de la que no podemos salir. —Baje la mirada al piso pensando en algo que decir, Colin tomó mi cara bruscamente. —Estás condenandola a vivir una vida así.

—No seas hipócrita. —Masculle mientras me solté de su agarré bruscamente. —Te follas a Rose u Olivia, no sé ni como carajos se llama.

—¡Me la folle dos veces, por lo mismo que acabo de decirte! —Dijo exasperado. —Me aterra cargar con otra muerte más de alguna persona que me importe, puedo ser la persona más hija de puta del mundo... Puedo matar a quien me órdenes o se me de mi gana, pero en cuanto una persona comienza a importarme, muere. —El camino hacia mi y me alejé. —Livie realmente me gusta, ¡joder, me encanta! Quiero ir corriendo a su casa y decirle que se quede conmigo, Dom, pero la quiero viva, así como hubiera querido que ella viviera

—Sé a lo que te refieres y no voy a jugar tu juego. —Dije señalandolo. —No te atrevas a mencionar a Cynthia.

—Pues eso. —Dijo, parecía cansado. —Piensa en lo que harás, iré a preparar un plan con Sabueso para invadir a Purcell.

Cuando Colin salió de la oficina me deje caer sobre mi silla restregando mis manos en mi cara, me despabile y suspiré. Todo es una mierda.

No le tengo miedo a Purcell, si el quiere enfrentarme en este momento, lo haré. Pero hay personas que me interesan de por medio, incluyendo a Melody. Si algo le pasará no se cómo puedo reaccionar.

Después está Cynthia, oh Cynthia... Tantos años sin saber de tí. Espero que dónde te encuentres estés bien, no sé si estás viva o muerta, te busque por años pero fue imposible dar con tu paradero, solo espero que si hay un Dios en el cielo como muchas personas dicen, te cuide.

Y si algún día estás dispuesta a buscar tu verdad, lo hagas y vuelvas a nuestra vida.

Me levanté de mi silla dispuesto a pelear por mi familia, entre a la habitación en conjunto encontrando a Sabueso y Colin parados frente a una mesa, en esta había un rotafolio grande con los planos de una casa, ambos hablaban.

—... diez hombres de desplegan por detrás de la casa y avisan por radio, después entran. —Dijo sabueso. Me miró. —Jefe, son los planos de la casa.

—¿Cómo los obtuviste? —Dije mirando los planos.

—Estuve investigando desde hace unas semanas y obtuve el contacto del arquitecto que construyó la casa, digamos que se lo pedí de buena manera y no accedió. —Sonrió mostrando su diente de oro. &Entonces fue por las malas.

—¿Cuando comenzamos con el plan? —Dijo Colin.

—En dos días, quiero a todos los hombres disponibles para ese día. —Dije. Ambos asintieron. —Ahora cuéntenme lo que haremos.