¡Casada Con Un Mafioso! ¡El Contrato!

Dean

Ella me pide que no mate a nadie y como es nuestra boda solo por hoy voy a intentar ser un ser humano normal. Ella me jala una vez más, parece embriagada.

— ¿Podemos irnos? ¡Esto ya fue suficiente! – dice Hazel.

— Por mí está bien... – digo aflojando el nudo de la corbata — ¡Vamos a despedirnos de Jordan y Gael! – ella me acompaña hasta mi hermano y cuñado y nos despedimos.

— ¿Estás seguro de que no quieres ir a París con nosotros? – pregunta Jordan.

— Sería perfecto ya que la boda fue doble, pero ustedes deciden. – completa Gael.

— ¡Necesitaremos privacidad! No creo que el hotel donde se queden tenga aislamiento acústico. – digo guiñándole el ojo a mi hermano, que revira los ojos.

— Podrías al menos dar una respuesta que no involucre tu deseo de devorar a tu esposa. – se queja.

— ¿Pero la luna de miel no es para eso? – pregunto riendo y Hazel me mira curiosa — ¿Qué pasa?

— Deberías sonreír más a menudo. ¡Tienes una sonrisa hermosa! – bajo la cabeza, sin saber cómo responder al elogio.

— Jordan, volveremos en una semana. Pueden extender su luna de miel si así lo desean, pero Gael, no olvides que cuando regreses necesito que cumplas esa misión para mí. Solo confío en ti para eso. – concluyo.

— No te preocupes. Ya adelanté lo que necesitaré y ya seleccioné al personal que irá conmigo, estate tranquilo, el éxito está asegurado. – sonríe Gael.

— Lo sé. Ahora, si quieren hablar conmigo, llamen a mi número personal, que cuando tenga tiempo devolveré la llamada. – miro a Hazel que parece distraída con algo y luego los miro a ellos de nuevo — Hasta luego.

— ¡Hasta... Tráela de vuelta entera y caminando, por favor! Me cae bien. – bromea Jordan.

— Amor, creo que a tu hermano también le agrada. – dice Gael riendo.

— ¡Idiotas! – tomo la mano de Hazel y ella se sorprende — ¿Estás bien?

— ¿Quieres una respuesta sincera? – ella fuerza una sonrisa.

— ¡Siempre! – ella solo me arrastra hacia la salida, algunas personas nos acompañan y nos arrojan arroz, entramos rápidamente al coche — Vamos a pasar por casa para que puedas ponerte algo más cómodo, será un viaje largo y estarás incómoda con este vestido.

— Está bien... Por mí está bien. – dice Hazel desinteresada.

— Pero no pareces estar bien.

— ¿Hay algo para beber en este coche? – ignora mi comentario.

— ¡No! Pero puedes elegir algo en casa para beber durante el vuelo, solo no te emborraches, tengo planes para esta noche.

— ¿En serio tienes planes para esta noche? Ni siquiera lo noté por la cantidad de veces que me has acosado en los últimos días.

— ¿Sarcastica, señora Evil? ¡No olvides que firmaste un contrato y no puedes romperlo!

— ¡También dejaste eso claro!

Llegamos a la mansión y me dirijo a mi habitación para cambiarme, siendo sorprendido poco después por la entrada de Hazel en la habitación, que se paraliza al verme solo en calzoncillos, sosteniendo mis vaqueros.

— ¿Algo importante? – ella me está mirando y no resisto en seducirla.

Camino hacia ella todavía con mis pantalones en la mano mirándola, pero sus ojos están en mi pecho, pongo un dedo en su barbilla obligándola a mirarme a los ojos.

— ¿Algo importante, Hazel?

— Mis... – ella balbucea, justo antes de recuperar su postura alejándose — ¡Mis maletas ya no están en la habitación! ¿Sabes dónde las llevaron?

— ¡Sí! Están en nuestro avión privado, que nos está esperando. Voy a terminar de vestirme y vamos, ahora que vi que ya estás lista no tardaré mucho.

— Voy... A esperarte abajo.

— Puedes elegir algo para beber durante el viaje. Bajo en dos minutos. – ella se va y yo me visto, bajo y veo que tiene una pequeña mochila — Supongo que sea la bebida en tu mochila.

— ¿Podemos irnos?

Ella camina hacia la puerta y yo la sigo. Ya en el avión la veo sacar una botella de whisky de la mochila y dos vasos, lo que no tiene sentido ya que hay vasos aquí. Pero no tendría manera de saberlo ya que es la primera vez que entra al avión, ella llena su vaso y mira hacia afuera mientras bebe. El avión despega y veo que ya está en el segundo vaso, decido beber con ella, me acerco y después de sentarme señalo la bebida.

— ¿Puedo?

— ¡Sí!

Ella me sirve, y bebo todo de un trago, antes de comenzar a hablar sobre a dónde vamos.

— Vamos a una isla, no es muy grande, pero es hermosa, te va a encantar. Y allí estaremos solo nosotros dos.

— Imaginé que harías algo así desde que decidiste que debería casarme contigo.

Sé que esta boda no fue como ella imaginaba, pero ya estamos casados. ¿Actuará así por mucho tiempo?

Me pierdo en mis pensamientos mientras bebo mi whisky y me doy cuenta de que el piloto está avisando que ya vamos a aterrizar y cuando finalmente miro a Hazel veo que está descalza y bailando sin música.

— ¿Cómo me distraje así? Te advertí que no te emborracharas. – digo rodando los ojos — ¿Hazel?

— ¡Mira nada más si no es mi marido, el gran y temido señor Evil! Vas a tener suerte esta noche señor Evil – se acerca y susurra — Vas a desflorar a una virgen.

Ella dice esto y comienza a reír hasta que cae sentada con un ligero balanceo del avión que está aterriz

ando.

— ¡Quédate sentada o te lastimarás! – Ella viene hacia mí y se sienta en mi regazo.

— Quiero sentarme aquí, en tu regazo.

Hazel me besa, pero sé que si estuviera sobria no haría nada de esto. Su lengua recorre mi boca y atrae mi lengua de una manera irresistible. Pero estoy obligado a detenerme, sé que no es por voluntad propia y la quiero sobria, pensé que esta madrugada sería el momento que tanto espero, pero tendré que esperar a que despierte por la mañana.

— Dijiste que íbamos a una isla, ¿cómo vamos a llegar en coche? – dice con voz arrastrada, al darse cuenta del coche que nos espera.

— Usaremos el coche para llegar al puerto y tomar una lancha que nos llevará a la isla, ¡mi bailarina! Ven aquí, entremos rápido al coche, ya son más de las tres de la mañana y necesitas tomar una ducha y dormir.

— Pensé que querías tener sexo conmigo. Después de todo, estamos casados y me hiciste firmar un contrato para eso.

— Cuando estés sobria. Quiero que recuerdes todo lo que haremos.

— Estoy consciente ahora. Ya sé, tienes ese "problemita masculino", ¿verdad?

— ¡Hazel! Has tenido suficiente de mí como para saber que no tengo ese tipo de "problemita masculino", ¿no crees?

Ella comienza a reír y la llevo al coche. Cuando finalmente llegamos al puerto, ella insiste en que quiere zambullirse en el mar frío a estas horas y me veo obligado a sostenerla en brazos, lo que amé hacer, hasta que llegamos a la isla.