Desde antes de nacer mi cruel destino estaba escrito, soy Lucía Rivas única hija de María de Rivas, desde que mi mamá supo que vendría al mundo me odio, yo le recordaba su tragedia, yo era el fruto de una violación, debido a eso mi vida siempre ha sido un infierno, pero algún día vengare todo mi sufrimiento y ni siquiera mi madre se salvará del infierno que desatare en la tierra...
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Capitulo XX La propuesta
Mauricio y Lucia después de dormir a Diego fueron a su habitación, Mauricio lleno la tina y vertió escénicas de rosas en el agua, también coloco pétalos de rosas en el piso, Lucia no tenía ni idea de que tanto hacia su pareja en el baño, después de unos minutos Mauricio salió del baño, su camisa blanca estaba recogida hasta la mitad de sus fuertes brazos, algunos botones del pecho se encontraban abiertos dejando al descubierto sus pectorales, Lucia mordió su labio inferior como muestra de deseo, Mauricio la vio hacer esto y se acercó a ella besándola apasionadamente, luego la condujo al baño, ella quedó maravillada con la escena, Mauricio empezó a besar su cuello lentamente haciéndola gemir un par de veces, después se quitaron la ropa y ambos entraron al agua, esa noche se entregaron salvajemente a la pasión y al deseo que sentían sus cuerpos y corazón.
Los días pasaron y Ana fue dada de alta y llevada a la mansión, ella no estaba muy feliz con la idea, Mauricio le había contado algunas cosas que sucedieron en estos ocho años, así que ella ya sabía de la existencia de Diego y de su aventura de escape con Lucia, cuando al fin llegaron Diego corrió a abrazarla, pues él la consideraba su abuela, Ana se sintió feliz por el abrazo del niño y se lo devolvió dulcemente, una lágrima corrió por la mejilla de Ana.
Lucia y Diego llevaron a Ana a su habitación, está al ver que estaría en una habitación de invitados se negó a aceptar, ella sabía muy bien su lugar en esta casa y no quería provocar disgustos a la familia y especialmente a la señora Carolina, así que amablemente pidió que la trasladarán a una de las habitaciones de servicio, Lucia no pudo hacer nada ante la terquedad de Ana y no le quedó de otra que aceptar sus condiciones.
Ya en la oficina Lucia se sumergió en el trabajo, los diseños de la empresa habían tenido un gran impacto a nivel mundial y muchas marcas reconocidas les pidieron que diseñarán para ellos, Lucia estaba abarrotada de trabajo y recordar cada beso, cada caricia de Mauricio la llenaba de inspiración y empezó a trazar en papel cada sentimiento, creando así obras maestras del diseño.
Una vez terminado su trabajo Lucia fue con Mauricio para mostrarle el trabajo terminado, al entrar encontró a Saray en la oficina de Mauricio, eso no le pareció extraño pues Lucia confiaba mucho en su amiga.
—Hola! amor!. — Dijo mientras caminaba hasta Mauricio.
—Hola! princesa!, lista para irnos a almorzar? — Pregunto Mauricio dándole un suave beso en los labios.
— Ya es hora del almuerzo?.— Pregunto Lucia extrañada.
— Así es amor, veo que otra vez te metiste en tu mundo.— Dijo Mauricio casual.
— Si, y mira lo que diseñe, creo que te van a gustar. — Dijo Lucia coqueteando con él.
— Bueno, chicos no seré mal tercio, nos vemos al regresar del almuerzo. — Hablo Saray caminando hasta la puerta.
— Adiós!, amiga!. — Dijo Lucia agitando su mano.
Mauricio revisó los bocetos hechos por Lucia y quedó maravillado del talento de su mujer, eran simplemente perfectos, los clientes quedarían satisfechos con esto.
— Eres increíble amor!. — Dijo Mauricio viendo el trabajo de Lucia.
— Tú eres el que es increíble. — Dijo coqueteando Lucia.
— Ummm ya veo lo que quiere, señora de Lombardi. — Respondió, Mauricio dejando los papeles en el escritorio.
— Aún no soy la señora Lombardi, así que no me puede llamar así. — Contesto Lucia haciendo un puchero.
— Eso lo podemos cambiar. — Dijo Mauricio sacando una caja negra de su bolsillo.
— Pensé pedirte esto de otra manera, pero no encontraba el momento perfecto. Mientras hablaba Mauricio se fue poniendo de rodilla y extendió la caja hacia Lucia y abriéndola le pregunto.
— ¿Quieres ser mi esposa?
Lucia quedó sin palabras, pues este era el momento perfecto para ella, en su corazón sentía que no se necesitaba grandes arreglos para hacer este día especial.
—Si, amor claro que acepto. — Dijo Lucia emocionada.
Mauricio puso el anillo en el dedo de Lucia y sellaron este pacto con un apasionado beso, los dos salieron de la oficina de Mauricio agarrados de las manos, el anillo de compromiso que llevaba Lucia atraía la atención de todos los que veían a la feliz pareja, Mauricio llevo a Lucia a almorzar a un restaurante menos pomposo, cosa que a ella le agradaba mucho, los dos compartieron un bello momento y luego regresaron al trabajo.
Cuando llegaron a la empresa, había un gran alboroto, Mauricio se acercó al personal de seguridad para preguntar qué estaba pasando.
— Señor! lo hemos tratado de localizar, alguien intento entrar a su oficina. — Explico el guardia.
— Quien se atrevió?. — Pregunto, Mauricio molesto.
— El delincuente logro escapar, estamos revisando las cámaras de seguridad para saber quién fue. — Dijo el hombre asustado.
Resulta que la oficina de Mauricio tiene un sistema de protección anti robo, este sistema se basa en el hecho de que la manija solo se abre ante las huellas de él, su secretaria y ahora la de Lucia, nadie en la empresa más que ellos tres sabían de este sistema, así que quien intentó entrar a la oficina se llevó una gran sorpresa cuando quiso entrar sin autorización, pues las alarmas se encendieron y al intruso no le quedó de otra que huir, ahora la pregunta era, qué estaban buscando en la oficina de Mauricio?.
La policía empezó una investigación exhaustiva del caso, ya que todos los empleados de la empresa sabían que a esta área no podían subir sin permiso, así que el que lo hizo, solo había venido a robar algo.
Una vez dentro de su oficina, Mauricio centro su mirada en los bocetos hechos por Lucia y si el ladrón había venido por esto? Se preguntó, Mauricio, pero quién sabía que Lucia estaba trabajando en estos bocetos, y por qué querrían sus diseños,, Mauricio dejo de pensar en eso y recogió cada boceto para ponerlo al resguardo, aunque el ladrón no pudo llevarse nada, en este momento el no confiaba en nadie más que en Lucia y su secretaria.