Corro cansada y ya sin fuerzas la verdad es que ya no puedo más estoy completamente agotada y casi desmayada los golpes aún me arden, pero lo tenía que hacer nos separamos mientras huimos y después de un rato me doy cuenta de que al menos que nos separemos nos van a atrapar, corro al bosque y veo a la persona frente a mí, niega, pero después de mucho discutir le entrego algo seguro y escapa mientras que sigo distrayéndolos miro a la nada sonriendo satisfecha, porque solo alguien que sabe que es vivir la traición de parte de dónde menos lo esperas sabe lo que es proteger y cuidar a la única persona que sí estuvo allí.
Yo solía ser una princesa de esas que viven en una burbuja y quieren todo lo que pide, una chica que creía tener su vida perfecta, una joven que creía en un príncipe, en un cuento de hadas en el amor bonito, pero después de solo conocer el dolor te aferras a una rosa que sabes que aunque te va a pinchar quieres tener su aroma, o con el fuego que es asombroso pero te quema
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Asesina.
Odette.
Salgo en un mi sexy vestido color negro escotado y largo, con una abertura en una de mis piernas que las deja a la vista de todos y me hace ver muy sensual, bajo del Audi color plata y entro a la fiesta, el salón está perfecto, todo grita lujo y dinero, hay grandes ventanales, lujosos candelabros y enormes y brillantes lámparas decoran el lugar elegancia y poder gritar está fiesta.
Observo a cada invitado y estudio sus movimientos, comienzo a hacerme paso entre las personas y un mesero me ofrece una copa, la tomo y me coloco en un lugar esencial para llamar la atención de mi presa, el sujeto es alto, piel bronceada, cabello negro, sus ojos son de color café y tiene un buen porte derrocha elegancia debe tener no más de cuarenta años y aun así es muy guapo y sexy.
Muevo mi cabello en forma coqueta y capto su atención, veo que va a pasar por mi lado como lo planee y en ese momento llamo a un camarero y hago que este derrame la copa de champán en mi pierna, paso mi mano por esta de manera sensual y como lo imaginé mi objetivo aprovecha el momento para quedar como héroe y se me acerca para darme un pañuelo.
Le sonrió a mi víctima y lo toma para secarme de una manera que pondría a sudar a cualquiera y le agradezco como si me hubiese salvado de la muerte.
—No se preocupe, es mi deber tratar a las damas como se lo merecen... Paul Hottson y usted se llama.— dice estirándome su mano y sonrió de manera dulce e inocente.
—Fabiana Laurent es un placer y gracias de nuevo por haberme salvado así — digo y él sonríe.
—No es para tanto— dice y mira mi pierna.
—Para mí lo es, ya no hay caballeros como usted, es algo así como un tesoro valioso, me encantaría hacer algo por usted — digo agradecida y me regala una hermosa sonrisa de lado.
—Hay algo...— Dice y me mira seductor.
—Ah, sí, me gustaría saberlo.— contesto y humedezco mis labios para luego morirme el inferior.
—Una copa... Me harías feliz de tomar una copa conmigo — dice de manera tan seductora que de no tener una misión hubiese caído, no, eso es mentira.
—Acepto su copa— digo y me hace una señal de reverencia con su mano para que yo camine y él me lleve a tomar el trago.
—Por aquí madame y permítame decirle que posee una belleza mortal— me sonrojo por su comentario y sonrío.
Caminé con él hasta la terraza era hermosa y parecía el lugar perfecto para una cena romántica a la luz de las velas, hice un gesto de estar encantada y él me hizo sentar abriendo mi silla para que yo lo hiciera, me senté y comenzamos a hablar a la mesa nos trajeron una botella de champán y dos cosas luego se retiraron dejándonos solos.
—Entonces dígame, señor Hottson que hace hoy aquí a qué se dedica— pregunté para amenizar el momento.
—Bueno, vine a esta celebración porque como sabes es de caridad y lo importante es ayudar, no puedo ver qué alguien necesite mi ayuda y no dársela — dijo y sonreí encantada, si no me hubiesen dado su expediente en el camino de seguro me arrepiento, pero es un vil tratante de blancas y por culpa de gente así yo estoy aquí.
—Permítame, yo le sirvo la copa, usted hizo algo por mí y yo le quiero servir a usted, me dejaría— dije tan sensual que ni yo me reconocía y el muy ingenuo accedió.
Me levanto lo más sensual posible y me le acerco, me coloco de espaldas a él y me doblo haciendo que mi trasero quede cerca de él, giro para verlo por encima de mi hombro y saco el veneno de mi seno derecho después de todo tenía razón mi belleza es mortal y en mis pechos está mi veneno.
Él posa su mano en mi pierna descubierta y la sube, me giro para darle la copa y de un movimiento me sienta en su regazo, le entrego la copa envenenada y tomo de la mía botando un poco que resbala por mi pecho hasta perderse en mis senos.
—Quisiera probar eso, pero de allí — dice mirando mis senos.
—Estoy seguro de que podría matar a cualquiera con ellas— dice y sonrío, pues, cuánta razón tiene, aparentemente esto se ve fácil, pero por las palabras de la orden y la cara de Antuan al venirme a esto le falta la parte difícil y en cualquier momento la voy a descubrir, pienso y le guiño un ojo y el guapo futuro difunto bebe de su copa.
Él se acercó a mis labios para besarme, pero no lo logró, ya que el veneno era de efecto rápido y a centímetros de mis labios lo vi retorcerse, era tan fuerte que no lo dejo insultarme o preguntarme que le había dado y por qué.
Vi a ese hombre perder la luz de vida de sus ojos, revisé su chaqueta, sus bolsillos y luego vi la cadena en su cuello dónde le colgaba una USB, se la arranque y trate de salir y fue cuando entendí cuál era la parte difícil.
Después de este hombre morir, ellos subieron, eso solo quería decir que sus hombres tenían un medidor de pulso y al no sentirlo subieron, más de diez hombres empezaron a atacarme, comencé a venderme y golpeaba a cada uno de ellos, les daba patadas y les lanzaba cuchillos fui acabando con todos poco a poco mientras ellos me golpeaban, corrí y uno de ellos al parecer el más fuerte comenzó a forcejear conmigo.
—Maldita, asesina, mataste a mi jefe, ahora morirás— dijo y se vino contra mí, lo golpeé y me disparó a la vez que saque una daga oculta que me entregaron bañada en veneno por si fallaba el plan a y lo maté, pero estaba muy golpeada y herida si bajaba podría morir no creo que soportara más, vi hacia abajo y al ver una escalera de escape salte golpeándome más y baje rápido, al llegar a mi auto arrancaron y un tiempo después regresaba a la mansión vi mi cuerpo y me dije a mí misma.
¡Eres una asesina!