Mi Mancha, ¿Mi Perdición? 2

Renato desciende del avión, tiene sus sentimientos encontrados por un lado se encuentra feliz y por otro algo melancólico, ahora se arrepiente de no haber secuestrado a su secretaria en el último momento, pero tiene la esperanza de que en muy poco tiempo volverán a estar juntos.

En el aeropuerto un hombre sostiene un cartel con su nombre, entonces él se acerca y le dice:

⎯ Soy Renato Rinalde.

⎯ Bienvenido señor. Mi nombre es Néstor, soy su nuevo chofer personal. La empresa me envió especialmente a recogerlo.

⎯ Gracias.

⎯ Permítame, yo le llevo el equipaje.

El chofer le indica el camino a la salida, van hasta el estacionamiento, guardan todo su equipaje en el maletero y suben al auto. De camino al hotel Renato revisa su celular y no tiene batería, quiere hablar con Helen, pero ahora tendrá que esperar.

⎯ ¡Aquí es! ⎯ el auto se detiene y el chofer con una gran sonrisa le da la bienvenida.⎯ Bienvenido al Hilton.

⎯ Gracias.

⎯ Señor, si me necesita solo llame a ese número.⎯ el chofer le entrega una tarjeta.⎯ Estoy a su servicio las veinticuatro horas del día. Su secretaria Helen me contrató para que no se sienta solo.

⎯ Esa entrometida.⎯ comenta y sonríe.⎯ Muchas gracias, puedes retirarte. Ahora solo voy a descansar. Nos vemos mañana a las nueve.

⎯ Muy bien, que descanse.

Renato ingresa al hall del hotel y no se sorprende por lo bello del lugar y lo extravagante que es, entonces va hasta la recepción, se registra, recibe la llave de su cuarto y sube en ascensor hasta el último piso. Al entrar a su habitación lo primero que hace es buscar donde conectar su cargador.

⎯ Disculpe señor ¿precisa algo?⎯  pregunta el botones que lo acompaño al ver que el hombre mueve algunas cosas.

⎯ Un adaptador, enchufe, toma de corriente, algo para conectar mi celular y cargar la batería.

⎯ Lo siento. El sistema aquí es diferente, tendrá que comprar un adaptador para su cargador.

⎯ Ve a conseguir alguno. Es urgente.

⎯ Muy bien señor.

El botones sale del cuarto, desciende por el ascensor de servicio, va hasta su gabinete personal y busca entre sus cosas un cargador. Regresa a la habitación y golpea la puerta.

⎯ Pase.

⎯ Señor, como es tarde y no voy a conseguir ningún negocio abierto, le presto mi cargador.⎯ el joven le entrega el dispositivo que tiene el cable envuelto en citas.⎯ Está un poco deteriorado pero funciona muy bien.

⎯ ¿Es seguro?⎯ pregunta al ver el estado del cable.

⎯ Sí señor, no se preocupe.

⎯ Ten.⎯ Renato le entrega varios billetes.⎯ Mañana trae uno nuevo y compra otro para ti. ¡Esto es un peligro!

⎯ Gracias pero es demasiado dinero.⎯ intenta devolver los billetes y él lo rechaza.

⎯ El resto es propina.⎯ Renato rechaza lo billetes, mientras va a probar el artefacto en la pared.⎯ Voy a estar mucho tiempo aquí y necesitare de tus servicios. ¡Perfecto! ¡Funciona! ⎯ grita feliz.

⎯ Estoy para servirle. ¿Necesita algo más?

⎯ Si, quiero una cena ligera y agua mineral.

⎯  Muy bien, ya regreso.

⎯ Gracias.⎯ mientras tanto observa como la pantalla del celular se enciende.⎯ Vamos, vamos, no quiero que piense que ya la olvide.

Una vez que el teléfono tuvo unas líneas de carga, marca el número de Helen y espera a que le conteste.

⎯ Hola.⎯ responde con voz soñolienta.

⎯ Hola Helen, soy yo.⎯ habla algo nervioso.⎯ ¿Te desperté?

⎯ Si. ¿Qué sucede? ¿Pasó algo?⎯ ella se incorpora y se da cuenta que se quedó dormida en el departamento de su jefe.⎯ Son las tres de la mañana.

⎯ No pasó nada, es que solo quería escuchar tu voz.

⎯ ¿Qué tal estuvo el viaje?⎯ al escuchar eso suaviza su voz y sonríe al ver que pensó en ella.

⎯ Tranquilo, pero se demoraron más de la cuenta en una escala.⎯ él se sentía raro hablando de cosas comunes y corrientes con ella.⎯ ¿Te gustaron mis sorpresas?

⎯ Si, pero ¿cómo sabías que vendría a tu departamento?

⎯ Era obvio que ibas a ir a llevar la llave. Te conozco y sé que no aceptarías usar mi camioneta. ¿Estas en mi departamento?

⎯ Me dormí abrazada al oso.⎯ confeso con las mejillas coloradas.⎯ Lo siento.

⎯ Puedes quedarte el tiempo que desees.

⎯ Mañana regreso a mi casa, ahora ya es tarde.

⎯ No hay prisa.

⎯ Debo seguir descansando, mañana es mi primer día de trabajo y no quiero ser impuntual.

⎯ Sé que te irá muy bien, eres la mejor. Y si no te gusta tu jefe, puedes renunciar y venir a estar conmigo. Yo te necesito.

⎯ Renato, es una idea tentadora, pero ya di mi palabra, no puedo renunciar el primer día.

⎯ Lo sé, pero puedes hacer que te despidan.

⎯ No lo haré, lo siento pero tendrás que arreglarte sin mí. Descansa.⎯  ella se ríe por sus ocurrencias y está a punto de colgar cuando él le dice:

⎯ Espera, dime ¿lo hice bien para ser nuestra primera charla?

⎯ Fue perfecta.

⎯ ¿Te puedo volver a llamar mañana?

⎯ Si.⎯ contesta más que feliz.⎯ Puedes llamarme las veces que quieras. Adiós.

⎯ Adiós.

Ella cuelga la llamada. Es extraño hablar así con él, pero le gusta y espera que su ex jefe no se arrepienta, ya que se está ilusionando con esta nueva versión de hombre.

Renato respira profundo, cree que no lo hizo tan mal para ser su primera vez. Luego mira como sus manos se encuentran transpiradas y sonríe, debe tratar de controlar su ansiedad, otro tema que agregar a lista para comentar en su próxima visita con su terapeuta. Deja el celular en la mesita de noche para que se termine de cargar y va al baño por una ducha rápida, el agua relaja la tensión de sus músculos y mente. Una vez que termina se coloca una bata del hotel, mientras busca en su maleta ropa interior y un pijama. Los golpes en la puerta le indican que su cena llegó, así que deja todo sobre la cama y le abre al botones, que muy sonriente ingresa con un carrito con varias cosas.

⎯ Su cena señor.⎯ levanta una tapa y deja al descubierto una ensalada con pollo.⎯ Espero que la disfrute.

⎯ Muchas gracias, puedes retirarte.

⎯ Permiso.

El muchacho sale de la habitación. Renato se dispone a cenar, comió hasta el último bocado, realmente estaba sabrosa. Luego se cambió de ropa y se recostó en su cama pensando en la bella Helen.

Durante la noche, soñó que la muchacha estaba en brazos de un hombre moreno llamado Simón, se despertó exaltado y recordó que el día del cumpleaños de su madre ella bailaba con esa persona y se puso furioso. Miro la hora, pero era muy tarde para llamar a Italia, lo mejor era intentar volver a dormir, después de todo solo era un sueño.