Apolo Becker, director general viudo y padre en solitario, vive en Alemania.
Conoce a una mujer pensando que sería la tía de su hijo, pero un accidente cambió la vida de dos personas, el destino trajo un nuevo amor a su vida.
Abigail Miller tiene un accidente y es llevada a otro país por error.
Tendrá que elegir entre su pasado y su presente.
En el pasado, dejó a un prometido que cree que no sobrevivió al accidente.
En el presente, conoce a un padre con su hijo, donde vivirá una hermosa historia de amor.
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Capítulo 19
Abigail
-¿Y cuánto tiempo tendrá amnesia?
Doctor
-Solo el tiempo lo dirá, puede estar solo veinticuatro horas, días o meses sin recordar lo que pasó, te sugiero que le cuentes todo, poco a poco, muéstrale fotos, cosas que le hagan recordar algo que pasó ahora.
Abigail
-¿Cuándo podrá ser dado de alta?
Doctor
-En unos días, si todo va bien, será liberado.
Abigail
-Doctor, gracias por todo.
Doctor
-No te preocupes, pronto volverá a recordar.
Abigail
Entro en la habitación y me siento a su lado.
Tomo la tarjeta que hizo Adam y se la entrego.
Apollo
-¿Qué es esto? ¿Dónde está Aurea?
Abigail
-Esta tarjeta fue hecha para ti por Adam.
Apolo Becker
-¿Cómo puede mi hijo regalarme una tarjeta siendo todavía un bebé?
Abigail
-Apolo, sé que todo parece confuso, pero a causa del disparo que recibiste en la cabeza, acabaste olvidando tus recuerdos actuales. Adam tiene cinco años, te echa de menos, después de un mes en coma, hoy te has despertado.
Apolo Becker
-¿Así que eres mi esposa? No dejaría a Áurea por ninguna otra mujer, sólo lo haría si ella hubiera muerto. Espera, está viva, ¿no?
Abigail
Bajo la cabeza y extiendo mi mano que sostenía la tarjeta que hizo Adam, siento que toma la tarjeta y no puedo mirarla, mis lágrimas corrían por mi cara mientras lloraba en silencio, siento que toca mi hombro.
Apolo Becker
La veo llorar y me siento culpable. Le toco el hombro y hablo:
-Lo siento, no quería causarte dolor.
Abigail
Levanto la cara y me seco las lágrimas.
-Lo siento Apolo, sé que no soy Áurea, pero soy tu mujer, nos casamos hace poco tiempo, siento lo que tengo que decirte, pero cuando nos conocimos, yo creía que era la tía de Adán, la hermana de Áurea, pero en realidad sólo soy una persona que acabó formando parte de tu vida y la de Adán, la madre de Adán, murió hace unos años, cuando te conocí, eras viudo.
Apolo Becker
-¿Aurea está muerta y tú eres mi esposa?
Abigail
-¡Sí!
Apolo Becker
Miro la tarjeta que Adam me hizo, me confundo y luego hablo.
-Me disculpo, pero no me acuerdo de ti.
Abigail
-Está bien, lo entiendo. -Creo que cuando estás en casa puedes recordar todo.
Apolo Becker
Cierro los ojos y me duermo.
Abigail
Lo veo dormir y lo beso y le digo:
-Te quiero.
Días después...
Abigail
Era domingo por la mañana cuando llegábamos a la mansión, después de un mes y cinco días que estuvo en el hospital, por fin estábamos en casa y Adam corre hacia nosotros, nada más entrar, para abrazar a Apolo.
Adam Becker
-¡Papá! Te he echado mucho de menos, te quiero papá.
Apolo Becker
Tomo a Adam en mis brazos y lo abrazo muy fuerte.
-También te quiero, hijo.
Era difícil verlo y no recordar nada de lo que había pasado en los años transcurridos desde que era un bebé.
Adam Becker
-Mamá, quiero un abrazo.
Abigail
Levanto a Adam que estaba en brazos de Apolo y le doy un fuerte abrazo y un beso.
-,¿Has desayunado mi pequeño amor?
Niñera
-No quería comer, dijo que esperaría a que sus padres comieran juntos.
Abigail
-Muy bien Luiza. ¿Vamos a comer entonces, Adam?
Adam Becker
-Sí, mamá.
Apolo Becker
Me dirijo a la mesa, sigo observando a Abigail con Adam y le transmite mucho amor, si no supiera que no es su madre biológica, creería fácilmente que viendo a los dos, juntos, como una madre que cuida a su hijo, demuestran ser felices.
Abigail
Estaba comiendo, entonces siento unas ganas enormes de vomitar y salgo corriendo al baño.
Cuando se me pasan las náuseas, me cepillo los dientes, me lavo la cara y cojo una toalla para secarme.
Entonces cuando termino de secarme me dirijo a la puerta, para salir del baño, Apolo estaba parado mirándome.
Apolo Becker
-¿Estás bien?
Abigail
-¡Sí! Todo está bien.
Apolo Becker
-No te ves bien.
Salgo del baño y ella me lleva al jardín.
Abigail
Cuando llegamos al jardín, parecía distante y entonces me acerco a él y le toco la barbilla, girando su cara y haciendo que me mire, luego le acaricio el pelo, mirando sus ojos claros, hablo:
-Te quiero mucho Apolo.

Apolo Becker
La miro fijamente a ella, que me acaricia el pelo.
Abigail
-Sé que no te acuerdas de mí, pero te echo de menos, echo de menos tu tacto, nuestros besos, nuestras noches de amor, todo lo que formas parte de mi vida.
Apolo Becker
-¿Está usted embarazada?
Abigail
-Sí, vamos a tener un bebé, nuestra familia está creciendo, lo cierto es que lo que más deseaba era obtener de ti la sensación que me diste, sobre todo en este momento en que te estoy revelando lo de nuestro bebé, vas a ser padre de nuevo.
Apollo
No recordaba nada, pero había algo en ella que me hacía desear su beso, su cuerpo y verla suplicar mi tacto y mi caricia, me acerqué a ella, puso su dedo en mis labios y la besé intensamente.
Continua...