Prólogo

Era sábado por la noche, Apolo estaba tumbado junto a su hijo Adam, pensando en lo mucho que había cambiado su vida en los últimos cuatro años.

Llevaba tres años viudo, su mujer murió de cáncer, dos años después de tener a su hijo, Adam nació prematuramente y tuvo que permanecer en el hospital durante dos meses.

Apolo estaba casi dormido cuando escuchó a su hijo decir que quería agua, ya tenía cinco años.

Apolo Becker:—Muy bien, Adam, bajemos y bebe un poco de agua.

Bajamos a la cocina, llené un vaso con agua natural y se lo di y se lo bebió mientras lo miraba.

Adam Becker:—¿Papá?

Apolo Becker:—¡Hola hijo!

Adam Becker:— ¿Las estrellas pueden dar abrazos?

Apolo Becker:— ¿Cuál es el motivo de esta pregunta, hijo?

Adam Becker:—Quería el abrazo de mamá y la abuela dijo que mamá es una estrella en el cielo.

Apolo Becker:—Hijo, yo también echo de menos a tu madre, pero no es posible recibir un abrazo de ella.

Pero puedes cerrar los ojos y rezar por ella en el cielo, esa será su forma de sentir tu abrazo, y yo aquí a tu lado te daré abrazos siempre que los necesites, y cuando tampoco los necesites.

Le abrazo y dejo que las lágrimas caigan sobre mi cara.

Adam Becker:—Papá, ¿estás llorando?

Apolo Becker:—No es nada hijo, ¿qué tal si te acuestas conmigo hoy?

Adam Becker:—Papá no tienes que tener miedo, no hay ningún monstruo, pero dormiré a tu lado, sólo que no te acostumbres.

Apolo Becker:—Correcto Adam, gracias, pareces el adulto aquí, digo riendo mientras subimos a mi habitación.

Me tumbo en la cama y él se tumba a mi lado y me toca la barba.

Adam Becker:—Duerme bien papá y no llores más.

Apolo Becker:A los pocos minutos sigo mirando a él que ya está durmiendo, pensando cómo un ser tan pequeño puede darme tanta fuerza para superar cada día y termino durmiendo.

Tras unas horas de sueño, Apolo se despierta, se baña y llama al detective de Brasil, país donde conoció a su mujer en un viaje de negocios, Apolo tiene una empresa de arquitectura y marketing en Alemania donde vive con su hijo, pero hace unos días recibió una llamada del detective que contrató para saber de la hermana fallecida de su mujer.

El teléfono suena...

Detective:—Sr. Becker, ¡tengo grandes noticias!

Apolo Becker:— ¿Has encontrado a la hermana de Áurea?

Mi mujer tenía una hermana, pero cuando su padre se separó de su madre se llevó a la hermana de Aurea.

Detective:—Sí, incluso me dio sus datos de contacto y me pidió que la llamara.

Apolo Becker:Gracias, ¡la llamaré ahora!

Tomo el contacto que envió por mensaje y llamo.

El teléfono suena...

Abigail María:—¡Hola!

Apolo Becker:— Abigail, soy Apolo tu cuñado, el detective me dio tu contacto y me gustaría saber si quieres conocer a tu sobrino, el hijo de tu hermana Áurea.

Abigail María:—Hola cuñado, me gustaría mucho conocerte y también volver a ver a mi hermana, porque no la veo desde que éramos niños.

Tenía ocho años cuando mi padre se fue conmigo y hoy, a los veinte, no he conocido a mi hermana.

Apolo Becker:— Le cuento todo lo sucedido y después de llorar por teléfono, me dice que se vendrá a vivir, si se lo permito, para poder ver crecer a su sobrino.

- Claro que sí, Abigail, la semana que viene enviaré un avión a recogerte al aeropuerto.

Abigail María

- Muy bien, muchas gracias.

Apolo Becker:Cuelgo el teléfono y voy a la cocina a por café, Adam ya me está esperando abajo.

Adam Becker:—Tengo mucha hambre.

Barbara (cocinera):— ¡Buenos días, Sr. Becker!

Apolo Becker:— Buenos días Bárbara, ¿te ha dado problemas ese chico mientras estabas allí arriba?

Barbara (cocinera):—En absoluto, señor Becker, Adam es la alegría de la casa, es un chico muy bien educado.

Apolo Becker:Bueno, Adam, tengo algunas noticias para ti:

—La hermana de tu madre vendrá la semana que viene a conocerte y vivirá con nosotros.

Adam Becker

- ¿Es serio papá?

Apolo Becker

-Sí hijo.

Me siento a desayunar junto a Adam.

Mientras tanto, en Brasil...

Abigail Miller

Me despierto y me sorprende mi prometido que llena mi salón con un ramo de rosas rojas, busco una tarjeta y encuentro una bandeja de desayuno y aparece él.

Paulo Soares

- Buenos días princesa, ¡felicidades mi amor!

Abigail Miller:—Hoy cumplo 20 años, trabajo en una empresa de marketing, mi novio Paulo es el dueño de la agencia.

Le agradezco la sorpresa y el abrazo.

Pasamos el domingo juntos, mis padres fallecieron cuando yo era pequeña y, por desgracia, soy hija única.

Era lunes por la mañana, hice mi aseo personal, me preparé y me dirigí a la agencia, llegué y me dirigí directamente a la sala de reuniones, después de unos minutos todos estaban sentados y Paulo puso la agenda de los viajes y el trabajo para las próximas dos semanas.

Paulo Soares:— Abigail, ¿puedes viajar a Alemania a principios de la semana que viene?

Abigail Maria:— Sí puedo, le oigo decir que un pequeño jet me llevará a la reunión, para que los inversores firmen un acuerdo con nosotros.

Continua...

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