—Divorciémonos.
La voz de Alessio Albrecht cortó el silencio como un bisturí, precisa y sin emociones. Ni siquiera se dignó a mirar al hombre que había sido su esposo durante ocho largos años. Frente a él, Enzo Volkov entrecerró los ojos, cruzándose de brazos con frialdad.
—¿Quieres separarte mi ahora?
Ocho años atrás, Alessio, quien no era el verdadero villano. Solo era un hombre que despertó atrapado en el cuerpo del antagonista de una novela BL escrita por su compañera de oficina. En ese mundo ficticio, su personaje era cruel, obsesivo y dispuesto a cualquier cosa para separar al protagonista de su verdadero amor.
Se enamoró de Enzo Volkov y lo obligo a comprometerse y contraer matrimonio con él. Finalmente, después de 8 años, su amor no fue correspondido, Y así, un día, harto del eco de su propia culpa y su amor no fue correspondido, solicitó el divorcio.
Un día sucedió un accidente. Un segundo de descuido. Un camión. Y entonces, la segunda oportunidad.
NovelToon tiene autorización de Alexa_san❣ para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
22
Al llegar al subterráneo, divisó varios autos aún estacionados. Tal vez era porque, antes, él siempre salía tarde por quedarse haciendo horas extra, y no estaba acostumbrado a ver el lugar con tanta gente.
Alessio pasó junto a un sedán gris, luego un deportivo rojo, y finalmente dobló hacia el pasillo lateral que conducía a la zona donde Enzo solía aparcar. El eco de sus pasos resonaba suave sobre el concreto, acompañado por el leve zumbido de las luces fluorescentes.
A lo lejos, distinguió el Aston Martin DB11 de un gris metálico elegante. Enzo, quien estaba apoyado contra la puerta, mirando la pantalla de su celular como si fuera el dueño indiscutible del auto. Al levantar la mirada, como si supiera que Alessio ya estaba a pocos pasos. Por un instante, Alessio sintió un impulso de darse la vuelta y regresar a la oficina, pero sabía que no tenía una excusa convincente. Así que inhaló hondo, recomponiendo su expresión, y retomó el paso.
—No es necesario que vengas a buscarme todos los días —comentó Alessio, deteniéndose frente a él.
—Puede que no lo sea, y también dijiste que cualquiera podría conducir por ti… pero yo quiero ser quien lo haga —respondió Enzo, guardando el celular en el bolsillo mientras se incorporaba con natural elegancia.
Alessio sabía que sería inútil intentar hacerlo cambiar de opinión. Sacó las llaves del auto, presionó el botón para desactivar el seguro y se las tendió. Enzo las tomó de inmediato y, sin dudar, abrió la puerta del asiento del copiloto.
—Vamos, sube. —dijo con tono sereno.
Alessio lo miró de reojo. Parecía que Enzo seguía sintiéndose realmente culpable de que él hubiera resultado herido, pero no era necesario que le abriera la puerta; podía hacerlo perfectamente por sí mismo. Aun así, suspiró y entró al auto sin decir nada.
Enzo cerró la puerta con cuidado y rodeó el frente para sentarse al volante. Alessio intentó abrocharse el cinturón, pero al girar el torso, su brazo lastimado rozó el borde del asiento, provocándole un dolor agudo que le sacó una mueca.
Enzo, que ya había colocado las manos en el volante, frunció el ceño al notarlo.
—Déjame a mí, no te muevas —dijo mientras se inclinaba hacia él para ayudarle.
Alessio iba a replicar, pero Enzo no le dio oportunidad y dijo con naturalidad.
—Cuando te recuperes, podrás hacerlo tú.
La cercanía de Enzo lo puso algo tenso, y antes de que pudiera apartarse, él tomó el cinturón de seguridad y tiró suavemente de este hacia abajo para abrocharlo. Un aroma cálido y embriagador se coló en el aire, haciéndole contener la respiración por un instante.
—¿Antes de ir a casa, quieres pasar por algún sitio? —preguntó Enzo mientras se enderezaba.
—No, directo a casa —respondió Alessio, desviando la mirada.
—Está bien, directo a casa, entonces —dijo Enzo, encendiendo el motor.
La conversación murió ahí. Alessio giró el rostro hacia la ventana, consciente del silencio que llenaba el auto. Un leve rubor se asomó en sus mejillas. Las farolas pasaban lentamente, proyectando destellos dorados que parecían marcar el paso de segundos interminables. Tal vez un poco de música no vendría mal, aunque él rara vez encendía la radio… y Enzo tampoco parecía ser de los que lo hacían.
Aun así, sentía que el silencio se volvía demasiado pesado, y la proximidad de Enzo solo le traía a la mente el recuerdo de aquel beso. Sacudió la cabeza para apartar esa imagen y, sin atreverse a mirarlo, preguntó.
—¿Te molesta si pongo algo de música?
Enzo lo miró de reojo antes de volver la vista a la carretera.
—No tengo problema —dijo con voz tranquila.
Alessio asintió y sacó el teléfono de la chaqueta. Encendió el Bluetooth, lo enlazó con la pantalla del auto y comenzó a navegar entre su lista de canciones. Cuando encontró la que buscaba, dio un toque sobre el título.
En el interior del coche comenzó a sonar la suave melodía de The First Time. Las luces de las farolas se deslizaban lentamente por el parabrisas, mientras Alessio cerraba los ojos y se recostaba en el asiento, tarareando al compás. Cuando llegó su parte favorita, la cantó en voz baja.
—A kiss, a touch... a song that made me cry... and all the drugs i've done... they never got me higher... —cantó suavemente.
Abrió los ojos y, con una ligera sonrisa, mirando de reojo a Enzo, añadió casi en un susurro.
—Than the first time we met.
Para su sorpresa, Enzo continuó sin titubear.
—There's nothing like the first time we met… I crashed my car… Oh, baby, I was flying…
Alessio lo observaba, sorprendido por lo bien que su voz encajaba con la canción. Hasta que Enzo pronunció la última línea.
—The first time we met.
Fue entonces cuando lo miró directamente, y Alessio, absorto en su voz, apenas notó que el auto se había detenido.
—Hemos llegado —dijo Enzo, inclinándose hacia él para desabrocharle el cinturón.
Alessio salió de su ensoñación con un leve sobresalto.
—Ah… sí.
Su mirada se centró en los movimientos de Enzo mientras este le desabrochaba el cinturón de seguridad. Dudó por un momento, debatiéndose internamente si debía formular la pregunta que llevaba rondando su mente desde hacía minutos. Se mordió levemente el labio, desviando la vista hacia la ventanilla.
—¿Cómo… cómo conoces esa canción? —preguntó al fin, sintiendo un ligero nudo en el pecho.
Enzo se enderezó, girando apenas la cabeza hacia él. Alessio, sin atreverse a sostenerle la mirada, trataba de ocultar la mezcla de emociones que le recorrían. Esa canción no era cualquier melodía; había sido su favorita tanto antes de regresar como ahora. Sin embargo, Enzo siempre encontraba una excusa para irse cuando comenzaba a sonar.
“¿Cómo lo sabe?” “¿Artem escucha ese tipo de música?” Las preguntas se agolpaban en su mente, pero antes de que Enzo pudiera responder, un suave toc, toc resonó en la ventanilla junto a Alessio. Este giró la cabeza y distinguió la figura de Artem, de pie, bajo la luz de la farola, observándolo desde fuera del auto.
Volteó a ver a Enzo, y notó cómo su rostro se endurecía. La expresión estaba claramente distorsionada, la línea de su mandíbula tensa dejaba claro que no le agradaba en lo más mínimo ver a Artem frente a su casa. Sin embargo, Alessio sabía que Artem no podía volver al departamento donde se había escondido el acosador, y él tampoco tenía intención de dejarlo en un hotel o mucho menos en la casa de sus padres, después de que ya había mencionado delante de ellos que Artem podría quedarse con él.
—Artem se quedará en mi casa por un tiempo… —comenzó Alessio, intentando sonar tranquilo—. Está pensando en cambiar de empresa y, por ahora, no es posible encontrar un departamento cerca del lugar donde trabajará. Hasta que eso se resuelva, estará conmigo.
Enzo entrecerró los ojos, su voz cargada de una molestia apenas disimulada.
—¿De verdad es necesario que se quede contigo?
Alessio apartó la mirada, intentando no sonar a la defensiva.
—No podía dejarlo tirado en un hotel, y mucho menos con todo lo que ha pasado…
No esperaba que Enzo reaccionara de forma tan brusca.
—¡Ya es adulto, no un niño indefenso! —soltó con un tono cargado de irritación, antes de murmurar por lo bajo—. Mierda…
Golpeó con fuerza el volante, y el estruendo repentino del ¡piiiii! Del claxon llenó el interior del auto, haciéndolo sobresaltar.
El auto quedó en un silencio pesado, pero Alessio no podía simplemente dejar a su hermano en un hotel. No, y menos hoy, cuando Artem recién traería sus cosas a la casa… igual que Enzo. Quizá Enzo estaba tan alterado porque realmente se preocupaba por Artem. Esos pensamientos rondaban en su mente cuando, de repente, la puerta del lado de Alessio se abrió y la voz de Artem rompió el silencio.
—¿Pasa algo, Lio? —preguntó con tono preocupado, inclinándose un poco para verlo.
—No es nada, justo íbamos a bajar —respondió Alessio con prisa, bajando del auto y encaminándose hacia la entrada de la casa.
Sin embargo, no alcanzó a dar más de dos pasos cuando sintió cómo alguien lo tomaba del brazo. Artem, sonriendo de manera ligera, lo detuvo.
—Llegaste antes de lo que pensé —comentó con una sonrisa ligera, sujetando con más firmeza su brazo, para luego añadir—: ¿Y qué hace Enzo aquí?
— Ha estado conduciendo por mí estos días, llevándome y trayéndome —explicó Alessio con una leve sonrisa ante la curiosidad de Artem.
—Pero… ya se iba, ¿cierto? —replicó Artem, lanzando una mirada de recelo hacia Enzo, que en ese momento cerraba la puerta del auto y se acercaba.
Alessio, sin notar el gesto de su hermano, negó con la cabeza.
—No. Enzo, igual que tú, se quedará aquí desde hoy.
Los labios de Artem se apretaron en una línea fina, y su expresión se ensombreció apenas. No parecía nada entusiasmado con la idea. Antes de que Alessio pudiera decir algo más, Artem lo tomó del brazo y lo arrastró hacia el interior de la casa, con Enzo siguiéndolos a unos pasos, en un silencio que se sentía más pesado que cualquier palabra.
la pregunta es el es el de la novela cundo hizo que se separen o era el hermano original el que hizo que se separen ?