No Debía Enamorarme, Tenía Que Odiarte

Bueno, les cuento que leyendo el contrato matrimonial, me doy cuenta que no es tan descabellado como pensaba; y realmente tiene cosas positivas como: poder continuar mis estudios, recibir un salario y tener comodidades. Lo único que a Miguel le interesa es cuidar su patrimonio, que Juanmi tenga quien lo cuide y callar la boca de los tiburones que lo rodean con sus malas intensiones.

Ahora entiendo porque mi abue actuó de esa manera. Mientras estoy concentrada terminando de leerlo, recibo un mensaje de Miguel, en el que me dice que pasará por mi a las 6, contesto con un ok y continuo mi lectura.

Después de unas cuantas horas, termino mi turno y faltando 10 para las 6 recibo la llamada de Miguel confirmando que estaba en la entrada del hotel esperándome; después de la llamada tomo mis cosas y salgo rápidamente; menos mal Margarita llegó temprano y pude entregarle el cargo rápido.

Al salir, me encuentro con un hombre perfectamente apuesto, nunca negaré la belleza que Miguel tiene, tampoco puedo negarles que me estremece su presencia, es muy extraño, porque jamás me había sentido así, ni siquiera con Esteban.

Él me saluda y abre la puerta del copiloto, me subo y tomo aire para cerrar este trato. Una vez el también se sube dice — bueno Sofía, después de hoy nuestras vidas cambiarán, espero que estes consciente de lo que pasará… suspiro y respondo — no puedo negarle que no dejo de sentir nervios e incertidumbre, porque salir de la zona de confort nunca es agradable; aún cuando se sabe que es mucho mejor a quedarse donde ya no pertenece… después de mis palabras hay un silencio y él toma camino.

Vamos a un restaurante súper bonito que queda a las afueras del pueblo, es realmente hermoso el lugar; al entrar nos llevan a la mesa que Miguel ya tenia reservada, gracias a Dios está solo, así no tengo que lidiar con miradas y comentarios incómodos.

Una vez en el lugar miramos la carta y cada uno hace su pedido, posteriormente Miguel dice — bueno Sofía, ahora si entremos en materia; ¿alcanzaste a leer el contrato?… lo miro con afirmación y le digo — si señor, tengo algunas dudas que si me gustaría aclarar… él hace un gesto de afirmación y dice — para eso estamos aqui, empieza… saco el contrato de mi bolso, lo pongo encima de la mesa y le digo — solo son dos cosas que desearía saber, ¿donde viviríamos? Y ¿donde quedaría estipulado que mi abue puede vivir con nosotros… cruza los brazos y dice — si leíste en el párrafo 3 numeral 3.1 puedes encontrar los beneficios que se te adjudicarán, entre los cuales está las comodidades que tendrás tú y tu familia; ahora bien, en cuanto el lugar de vivienda será en la ciudad, en eso no hay flexibilización… realmente esto es una entrevista de trabajo, es un hombre demasiado centrado y nunca se sale de sus parámetros, tengo dudas si siempre ha sido así; luego digo — entiendo, muchas gracias por la aclaración... después de unos cuantos minutos llegan los platos que pedimos y empezamos a comer.

Mientras comemos hablamos de cosas muy superficiales, como los negocios que él empezó en el pueblo y la razón del porque aceptó lo que su abuelo le impuso.

Imagínense que también me contó que, con su primera esposa también hubo un contrato matrimonial al principio, pero la diferencia es que lo hizo porque fue la única manera que encontró para tenerla a su lado, pues a ella si la amaba.

Tambien me comentó que, se enamoró desde el primer momento en que la vio, pero que había estado tan san sumergido en el trabajo que su habilidad de conquista se habia extinto, por lo que aprovechó que su abuelo también lo obligó a casarse esa vez para hacerlo con aquella mujer, que simplemente era la de sus sueños.

Todo esto que les cuento que él me confió, lo hizo en un momento de vulnerabilidad, pues el vino que nos sirvieron era el que le gustaba a ella; sin embargo, la forma como él expresa sus emociones es muy hermética.