NovelToon NovelToon
La Aventura Zodiacal (LA Sociedad Del Poder)

La Aventura Zodiacal (LA Sociedad Del Poder)

Status: En proceso
Genre:Mundo de fantasía
Popularitas:280
Nilai: 5
nombre de autor: Juliet Castillo

La historia se centra en 12 personajes que descubren que poseen poderes especiales y que son la clave para salvar al mundo. Estos personajes tienen que aprender a controlar sus poderes y luchar contra fuerzas oscuras. La historia se desarrolla en el marco de "La Sociedad de Poder", donde los personajes deben enfrentarse a diversos desafíos y peligros.

NovelToon tiene autorización de Juliet Castillo para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

18. ¿Nuevo aliado?

HAYATO:

—¿Cómo se encuentra el anciano?—preguntó Kevin, el capitán general. Respondimos que parecía gozar de buena salud, aunque se negaba a hablar con nadie. Lo visité varias veces seguidas.

Estábamos todos reunidos en la torre del capitán general, el lugar habitual de nuestras asambleas. Kevin, el veterano capitán general, la figura más longeva de la Sociedad del Poder, pero también la más sabia, nos había convocado a todos los capitanes a una reunión de emergencia.

—También parece que han entrado intrusos aquí—añadió el tercer capitán, Gienn.

—Es cierto—confirmó el octavo capitán, Tessier. Damian, el undécimo capitán, iba tras ellos.

En ese mismo instante, el capitán se materializó frente a nosotros, una sonrisa iluminándole el rostro.

—¿Damian?—pregunté, desconcertado.—¿Por qué no entras por la puerta como el resto?

El joven me ignoró y entró en la habitación, antes de detenerse frente al capitán general y mirarlo con orgullo. Su ropa estaba rota y desgarrada, pero él parecía estar bien.

—Sin espadas, solo con poderes. Me hirieron—comentó, como si fuese una noticia asombrosa.

—¿Y por qué pareces tan contento?—preguntó Serena, la decimotercera capitana.

—Sí, debe ser una mala noticia—asintió Gienn.—¿Los mataste?

—No—respondió simplemente. Me preguntó qué tan fuertes serían después de un tiempo...

—Eres extraño—comenté.—No es normal dejar con vida a tus enemigos.

Aparté la mirada, sin responder. Deseaba terminar con esa infantil discusión.

—¿Qué órdenes hay, abuelo?—pregunté tras unos instantes de silencio.

—Esperemos a ver hasta dónde llegan—respondió Kevin, en un susurro tan bajo que dudé si lo había oído o no. Sin embargo, intuyo que hay algo más en todo esto.

El capitán, una vez concluido, nos despidió para que cada uno regresara a casa a descansar. Aproveché para visitar a Sao por última vez antes de acostarme.

LIBRA:

—¡Despierten!—murmuré, intentando despertar a mis amigos.

Acuario se incorporó, mirando a su alrededor con confusión. Habíamos pasado dos días en la Sociedad del Poder, completamente perdidos, sin saber a dónde ir ni dónde estaban los gemelos u Ofiuco. Lo más importante era saber si alguno de nosotros conocía el paradero del abuelo; su nieto, Ofiuco.

Tras acabar la pelea contra The King y darme la vuelta, Ofiuco había desaparecido. No sabía adónde había ido ni por qué, pero algo me decía que algo andaba mal.

Habíamos ignorado el primer consejo de Hiro: permanecer juntos...

Párrafo 4:

—Debemos seguir buscando—recordé el susurro de Géminis: cinco minutos más.

—¿No les duele la espalda de dormir en el suelo?—preguntó una voz entre mis compañeros.

Me volví de inmediato, al notar cómo todos despertaban al oír una voz desconocida. Delante nuestro había un chico rubio, de ojos azules y una pequeña barba que le daba un aspecto más maduro. Vestía una camiseta azul que realzaba sus ojos, y pantalones negros.

—¡Aléjate!—grité, poniéndome de pie—. Soy peligrosa, tengo... poderes.

—¡Qué interesante!—exclamó el chico, y noté con confusión que su tono era sarcástico—. Yo también tengo poderes. Puedo controlar el agua. ¿Cuál es el tuyo?

—Eres raro—susurró Virgo, incorporándose—. ¿Por qué no dejas de hablar y nos atacas?

—Me están hiriendo—contestó el chico, ahora sí con sarcasmo—. Primero, no me gusta hacer daño a los demás, segundo, es la primera vez que me llaman raro. Ya me han dicho divertido, cariñoso, tierno o fuerte, pero no raro.

—Bien, ¿entonces quién eres?—pregunté, sintiendo crecer mi confusión.

—Soy Hayato, el décimo capitán—respondió—. Ustedes deben ser los intrusos, ¿no?

—Gracias por llamarnos intrusos—contesté con fastidio—. Entonces, si no te gusta hacer daño a los demás, ¿qué piensas hacernos?

—Primero, llevarlos a casa—respondió—. Ahí podrán ducharse y dormir cómodamente mientras los entreno para que sean más fuertes.

—Eres raro—repitió Tauro—. ¿Por qué querrías hacer todo esto?

—No lo sé—respondió con el ceño fruncido—. Desde hace dos días, siento que las verdaderas amenazas no son ustedes—explicó—. Además, Sao fue mi amigo durante mucho tiempo. Yo quiero ayudarlo.

Miré a mis amigos con confusión. Hayato sí que era raro.

—Confíen en mí—nos pidió con voz dulce—. Les prometo que mi intención es ayudarlos a ustedes y al abuelo.

ACUARIO:

—¿Y seguimos al capitán? Tenemos que admitir que sí...

Pero cuando alguien te mira con ojos de cachorro y parece sincero, es muy difícil decirle que no. Así que ahí estábamos, caminando con recelo tras Hayato, quien se dirigía a su casa, explicándonos el funcionamiento de la Sociedad del Poder.

Párrafo 4:

—Llevo dos días buscándolos!—exclamó con emoción—. Y mucho más cuando Damian nos dijo que lograron herirlo.

—¿Te refieres a The King?—preguntó Leo—. Ese chico indestructible y con ganas de pelear toda su vida.

—Sí—sonrió Hayato—. Y qué buen nombre. A partir de ahora lo llamaré así, es más sencillo.

—¿Cómo fue que tú y el abuelo se conocieron?—preguntó Tauro con el ceño fruncido.

—Sao fue capitán también durante mucho tiempo—explicó—. Lo conocí en sus últimos años aquí. Después desapareció misteriosamente, y no lo volví a ver hasta hace poco, cuando lo trajeron aquí.

—¿Y por qué se fue?—preguntó Sagitario con curiosidad.

—No se sabe—respondió el capitán, bajando la cabeza—. Y no fue el único. Parece que otro capitán, llamado Hiro, también se fue el mismo día que él.

—¡No puede ser!—grité sorprendido, haciendo que la mitad de los presentes se sobresaltaran—. Hablas de Hiro, el científico loco, ¿no?

—¿Lo conocen?—preguntó Hayato sorprendido.

—Él nos ayudó a llegar a la Sociedad del Poder—explicó Aries.

—Sao es muy conocido en la Sociedad del Poder, así que seguramente hay gente que quiere verlo muerto. Distingan bien entre buenos y malos—recordé lo que Hiro dijo antes de cruzar el portal.

Quizás Hayato era una de esas personas... No pude seguir escuchando, pues Hayato se interrumpió señalando una enorme casa frente a nosotros. Era una casa de dos pisos con grandes ventanales que la iluminaban.

—¿Entonces...?—preguntó con entusiasmo—. ¿Les gusta?"

Entramos todos a la casa. Era tan bonita por dentro como por fuera. Había muchos muebles, una cocina a la derecha, la sala a nuestra izquierda y unas escaleras que subían hacia arriba justo frente a nosotros.

—Solo tengo cuatro habitaciones—se lamentó el chico—. Pueden usar la mía y dormir en el salón. No hay problema.

—¡Tauro puede crear cosas!—recordó Piscis—. ¿Quizás pueda crear algunos cuartos?

—Aunque sinceramente, aunque durmamos todos juntos en una misma habitación, estamos agradecidos—añadí—. Al menos no dormiremos en el suelo y evitaremos el dolor de espalda.

—Creo que puedo hacerlo—exclamó Tauro—. Las habitaciones están arriba, ¿no?

El capitán asintió y subió las escaleras para guiarnos. Tauro tuvo algunos problemas al principio, pero con la ayuda de Hayato, terminó en una hora y media. La casa ahora tenía tres pisos y era mucho más grande.

—Cada uno puede elegir su habitación—nos informó—. Descansen un rato mientras preparo el desayuno. Después de eso, empezaremos el entrenamiento, ¿les parece?

Asentimos todos antes de subir. Enseguida encontré la habitación que me gustaba: tenía una cama, una lámpara, una mesita de noche y un escritorio; encima del cual había libros que parecían interesantes.

Bajé despacio las escaleras para buscar a Hayato en silencio. Oí una dulce voz cantando, así que fui a la cocina y me escondí tras la pared para mirarlo discretamente.

El chico estaba de espaldas, pero sonreía mientras recogía ingredientes para preparar un pastel. Parecía tan inocente y amable que por un momento olvidé que estábamos en territorio enemigo, en la casa de un "enemigo".

—¿Debería preguntarles qué sabor de pastel quieren?—susurró el chico en voz baja, frunciendo el ceño.

Sonreí y subí silenciosamente a mi habitación, intentando pasar desapercibida. Hayato parecía un niño, nada que ver con alguien que fuese un enemigo. No parecía una amenaza para nosotros.

1
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play