NovelToon NovelToon
Bajo El Mismo Veredicto

Bajo El Mismo Veredicto

Status: Terminada
Genre:Romance / CEO / Arrogante / Ligador / Completas
Popularitas:7.8k
Nilai: 5
nombre de autor: Deiver Gutierrez

Aurora West ha dedicado su vida a construir un futuro brillante en el mundo del derecho. Cuando consigue una codiciada oportunidad de prácticas en el bufete más prestigioso de la ciudad, cree que está un paso más cerca de alcanzar sus sueños. Sin embargo, lo que no esperaba era que su jefe, Rafael Novoa, fuera un hombre tan implacable como fascinante.

Frío, reservado y con una reputación impecable, Novoa es un abogado brillante, pero detrás de su carácter severo esconde un conflicto interno que no está dispuesto a admitir: una atracción innegable hacia Aurora. Aunque intenta resistirse, su presencia desafía cada una de sus reglas, cada uno de sus principios.

Entre juicios, miradas furtivas y una tensión imposible de ignorar, Aurora deberá descubrir si es capaz de derribar las barreras de Rafael y demostrarle que algunas batallas no se ganan con argumentos, sino con el corazón.

¿Podrá él aceptar lo que siente o dictará su propio veredicto antes de permitirse amar?

NovelToon tiene autorización de Deiver Gutierrez para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 19

POV Rafael

Mi deseo por estar con mi chica había salido a flote una vez más, anhelaba poder tomarla y reclamarla justo en esta oficina pero una estúpida llamada entró al teléfono, hubiera deseado ignorarla y continuar con lo nuestro pero sabía que tenía responsabilidades. La junta con el fiscal fue breve así que en cuanto terminó fui con mi amigo Sebastian a comer.

-Aurora me avisó que saldría a comer, ¿Está sola?- Preguntó Stan mientras comía con un deje de preocupación en su mirada.

-¡Dios, no! Salió con Darcy, no estaría tan tranquilo si estuviera sola, me volvería loco si algo llegara a sucederle- Admití tomando de mi bebida.

-Lo sé, también me preocupa que algo pueda sucederle, sabes que la quiero mucho, es como mi hermanita Rafael-

-También lo sé, aprecio que la cuides y la quieras de esa forma- Dije con honestidad, sabía que cuando yo no estaba, Sebastian cuidaba de mi Aurora.

-Ella te ha cambiado por completo Rafael, puedo ver en tus ojos y en tu comportamiento lo mucho que la quieres- Comentó él con una ligera sonrisa, yo bajé la mirada, y negué con la cabeza sonriendo.

-La amo, Sebastian. Ella se convirtió en mi vida entera, no sé cómo y no sé por qué, pero ella me acepta tal como soy, ¿Sabes lo jodidamente afortunado que soy por ello? No la merezco en lo más mínimo pero no puedo dejarla ir, Aurora es el amor de mi vida y la cuidaré para asegurarme de tenerla conmigo siempre- Solté con honestidad mirando mis manos, no podía reconocerme en este momento, Aurora había sacado una mejor versión de mí, y en verdad estaba tan agradecido por eso.

-Me alegro demasiado por ti, amigo. Ya era hora de que alguien que valiera la pena llegara a tu vida-

-Ella lo vale todo...- Terminé por decir sintiendo solo felicidad en mi interior.

Dio la hora de volver a la empresa, aun había cosas por hacer y casos que resolver, así que no nos demoramos más y regresamos al trabajo. Estando ya ahí, recibí un mensaje de mi chica diciendo que se iría a su departamento con su amiga Darcy y se tomaría el resto del día, me pareció un poco raro ya que ella jamás hace eso, es demasiado responsable como para hacerlo pero no le vi problema, merecía un descanso después de trabajar tan duro en la empresa, ya pasaría a verla terminando el turno y terminaría lo que dejamos pendiente en la oficina.

Después de unas cuantas horas de estar metido en documentos y papeleo terminó mi turno y fue tiempo de poder ir con mi mujer finalmente. Salí del edificio dirigiéndome a mi auto para poder conducir hasta su departamento, me encantaba que casi siempre dormíamos juntos, amaba con locura poder despertar a su lado cada día.

Llegué sin mucha demora hasta su hogar, bajé del auto y caminé hasta su puerta donde toqué dos veces esperando a que ella abriera. Así lo hizo unos segundos después dejándome verla finalmente.

-Hola mi amor- La saludé con una sonrisa acercándome hasta ella dejando un beso en su mejilla.

-Hola cielo, adelante, pasa- Respondió con una ligera sonrisa, la observé con detenimiento como lo hacía siempre, pude notar que se había duchado y ya no llevaba la ropa con la que fue a trabajar, su rutina siempre era ducharse hasta muy tarde, muchas veces conmigo.

Una voz en mi interior me decía que algo no estaba bien, ya eran varias irregularidades en su manera de comportarse habitualmente, tenía este extraño sentimiento de que algo le sucedió pero no sabía qué era exactamente, debía estar muy atento...

Al entrar pude ver que su amiga se encontraba sentada en el sofá, la saludé cortésmente al notar su presencia.

-Buenas noches, señorita Cohen- Dije con amabilidad, ella asintió con la cabeza.

-Buenas noches señor Novoa- Respondió con cordialidad, el ambiente se notaba tenso, ¿Habrán peleado? –Creo que yo ya me iré, envíame mensaje más tarde, ¿Sí?- Preguntó simplemente dirigiéndose a Aurora tomando su bolso.

-Claro, gracias por traerme Darcy- Se despidió Aurora de su amiga con un corto abrazo, vi que Darcy no correspondió el abrazo, solo pasó su mano por el brazo de mi novia, un poco frío a mi parecer, supongo que habrán discutido o algo similar.

-No agradezcas linda... Hasta luego señor Novoa- Dijo la rubia finalmente con un rostro neutro.

-Nos vemos, Cohen- Solté sin prestar demasiada atención.

Darcy salió del departamento de mi novia dejándonos a ambos solos, yo no pude evitar mucho el sentimiento de angustia, así que me acerqué a ella levantando con suavidad su barbilla para verla a los ojos.

-¿Está todo bien, cielo?- Pregunté un poco preocupado por mi chica.

-Sí amor, descuida, todo bien- Respondió con voz suave queriendo despreocuparme, la miré no muy convencido pero no insistí más.

Nos quedamos conversando en el sofá, yo estaba recostado con mi cabeza sobre las piernas de Aurora, ella acariciaba mi rostro y mi cabello relajándome por completo, hablábamos de nuestro día en general, yo aún me sentía un poco intranquilo porque la notaba dispersa, algo le angustiaba, la conocía mejor de lo que me conocía a mí mismo y sabía que ella no estaba muy bien, pero no quería presionarla mucho, quería que confiara en mí y tuviera la libertad de contarme cualquiera de sus preocupaciones.

-Te extrañé mucho, ¿Sabes? No puedo acostumbrarme a estar lejos de ti por demasiado tiempo, eres mi jodida adicción cariño- Susurré poniéndome sobre ella sin dejar caer mi peso, pude ver de nuevo en sus ojos ese brillo que me encantaba y una hermosa sonrisa.

-También te extrañé Rafael, me cuesta no estar contigo a cada segundo del día, sé que no es lo correcto depender de una persona, pero no lo puedo evitar- Dijo de la misma forma dejando un corto beso en mis labios, su confesión me hizo sentir tan dichoso.

-A la mierda lo que es correcto amor, toda mi felicidad y mi vida entera depende de ti y de que tú estés bien...- Admití besando sus deliciosos labios que había deseado probar todo el maldito día.

Mi chica me correspondió al instante, ese beso suave y tierno comenzaba a tornarse mucho más intenso, ella tenía sus manos en mi nuca tirando un poco de mi cabello y yo tenía una mano en la codera del sofá para no aplastarla y la otra en su cintura. Deseaba poder culminar lo que habíamos empezado en mi oficina. Bajé delicadamente mi mano hasta su muslo, el cual levanté un poco para acomodarme mejor entre sus piernas comenzando a frotar mi cuerpo contra al suyo.

Estaba listo para continuar con esto, llevé mi mano al inicio de su camiseta comenzando a hacer el ademán de subirla pero me vi detenido por una de sus manos, frené al instante mis movimientos y la vi directo a los ojos.

-¿Pasa algo cariño?- Pregunté preocupado.

-Rafael, amor... ¿Te molestaría si terminamos con esto en otro momento? Me siento un poco cansada a decir verdad...- Pidió en un susurro con una mirada tímida que demostraba un poco de angustia.

Me parecía la cosa más extraña lo que estaba pasando, aún más esto, desde que hice a Aurora completamente mía por primera vez, había encendido una llama en su interior, ella era el ser más mágico, sensual, fogoso y perfecto del mundo y disfrutábamos demasiado de nuestra sexualidad, no había cansancio que nos detuviera a ninguno de los dos, amaba lo que ella y ninguna otra persona me hacía sentir, mi completa droga...

Por eso me parecía tan inusual que se mostrara algo renuente a mis toques y mis caricias. No me malentiendan, si ella no estaba cómoda y no deseaba hacer algo yo estaba perfecto con ello, yo quería solo lo que ella quisiera y jamás en la vida la forzaría a nada, pero sabía que no era algo normal, sumándole además las otras cosas que había notado, una alerta muy grande se prendió en mí.

-Descuida cielo, continuaremos esto cuando tú lo decidas- Aseguré besando su mejilla, ella me vio con ternura y acarició mi rostro –Vamos para que duermas...- Ofrecí levantándome del sofá extendiendo mi mano.

Me miró agradecida tomando mi mano, entramos a su habitación, ella se acostó en la cama y yo comencé a desvestirme hasta quedar en ropa interior para después ponerme un pantalón de pijama que tenía en casa de mi novia y poder recostarme a su lado. Estaba justo frente a mí, con su rostro frente al mío, enserio no podía creer lo enamorado que estaba de esta mujer. Pasé mi mano con delicadeza sobre su rostro admirándola.

-Eres tan, tan hermosa, Aurora- Susurré mirando cada una de sus facciones, solo manteníamos la luz de una lámpara de noche.

-Vas a hacer que me sonroje, Rafael- Dijo ella con una sonrisa juguetona, yo reí levemente al escucharla.

Bajé lentamente mi mano por el costado de su cuerpo deteniéndome en su cintura, la atraje hacia mí y besé sus labios con suavidad, esta vez de forma tranquila e inocente, moví mi mano hacia su espalda, la pasé por debajo de su blusa para poder acariciarla, pero al momento en que mi mano hizo contacto con su piel, Aurora jadeó y rompió el beso.

-¿Estás bien, amor? ¿Te hice daño?- Le pregunté más que preocupado ya que no fue un jadeo de placer o algo parecido, fue un jadeo de... dolor.

Ella se puso nerviosa al instante, creo que esto tiene que ver con su comportamiento extraño de todo el día, pero, ¿Qué es?

-Si estoy bien, descuida cariño, es que me golpee con un mueble en la tarde, no te preocupes- Respondió con la voz baja entre titubeos sin mirarme a los ojos.

Yo me incorporé al escucharla, fui a prender la luz y me senté de nuevo en la cama, la miraba con seriedad, esto no me estaba gustando para nada.

-Déjame ver...- Pedí con suavidad pero firme.

Aurora se sentó para poder verme a los ojos, sus movimientos eran lentos, el silencio inundaba la habitación. Vi a través de sus ojos algo que distinguí como miedo y tristeza, ¿Qué carajos pasó? Sus ojos se cristalizaron y sin ponerse de pie comenzó a darse la vuelta para dejar su espalda frente a mí. Llevó sus manos a la orilla de su camiseta, con lentitud la levantó dejando completamente descubierta su espalda... Hubiera deseado morir antes que ver lo que mis ojos presenciaban, quedé helado y sin aliento...

-Dios mío...- Fue lo único que pude susurrar con mi voz entrecortada sin poder despegar mi mirada de su piel lastimada.

Algo en mi interior se destruyó al ver la espalda golpeada y destrozada de mi novia, miles de sentimientos me inundaron y golpeaban con fuerza dentro de mí. Sorpresa, preocupación, angustia, tristeza... Ira.

¡¿Qué mierda le pasó?! ¡¿QUIÉN CARAJOS LE HIZO ESTO?!

-¿Qué pasó?- Pregunté con cautela intentando controlarme a mí mismo, estaba temblando de furia en este momento, la persona que hizo esto acaba de cavar su jodida tumba y pagará con su vida el daño que le hizo a mi mujer.

Ella se volteó y me miró a los ojos, una lágrima rodó por su mejilla, yo puse mi mano en su rostro y la quité con el pulgar...

-Rafael, yo...- Susurraba sin poder completar oración.

-¿Quién lo hizo?- Cuestioné sintiendo mis ojos cristalizarse.

Ella negó con la cabeza sollozando levemente sin querer responder a mi pregunta.

-Aurora, por favor dime... ¿Quién te hizo eso?- Pregunté de nuevo con la voz temblorosa, ella se tomó un respiro y finalmente mi vio a los ojos.

-Bruce Lewis...- Dijo finalmente en voz baja.

¡¡ESE HIJO DE PERRA!! Maldito estúpido, ¡Lo voy a matar!

-Los otros hombres no dijeron sus nombre, no sé quiénes eran- Terminó por decir dejándome aún más sorprendido y furioso, ¿Hubo más involucrados?

-¡¿Había más personas?!- Pregunté incrédulo limpiando la lágrima que resbaló por mi ojo, ella me vio y asintió lentamente con la cabeza.

Yo me levanté furioso de la cama, no podría controlarme, caminaba sintiendo tanta ira en mi interior, quería arrancar la piel de sus malditos cuerpos y hacerlos pagar hasta que gritaran y suplicaran por piedad. Pero en este momento necesitaba controlarme ya que mi chica me necesitaba, si yo estaba mal sabía que ella se sentía mucho peor y necesitaba de mí, tenía que controlarme por ella...

Me acerqué de nuevo a la cama y la abracé con cuidado, ella sollozaba contra mi hombro, yo acariciaba su cabello intentando tranquilizarla, estaba destrozado al saber lo que le hicieron.

-Perdóname amor, de verdad perdóname. No estuve ahí para protegerte, te fallé, esto es mi culpa...- Me lamentaba soltando lágrimas sin poder contenerme, no recordaba siquiera la última vez que había llorado, pero aquí estaba destrozado por saber el daño que le hicieron a mi hermosa Aurora.

-No, Rafael, esto no es tu culpa- Decía ella tomando mi rostro entre sus manos tratando de contener su llanto.

-¿Qué fue lo que pasó?- Pregunté con delicadeza tratando de entender porque había sucedido esto, ella bajó su mirada y dio un largo suspiro antes de volver a verme a los ojos.

-Después de comer con Darcy, decidí regresar caminando a la empresa, estando cerca de llegar Bruce me atacó y me llevó a un callejón, tres o cuatro hombres más lo acompañaban. Me pidió que te convenciera de que lo representaras en el caso contra Dianne Fiennes, yo me negué y por eso sus hombres me golpearon...- Terminó de contarme en un hilo de voz haciéndome sentir miserable, esto era mi culpa, la atacaron por culpa mía.

-¿Te hicieron algo más?- Devolví la pregunta con miedo, ella se quedó en silencio unos cuantos segundos y después respondió.

-No, solo los golpes...- Dijo simplemente, ya me encargaría de saber qué sucedió exactamente.

-¿Por qué no me lo querías decir?- Cuestioné un poco dolido, quería saber porque trató de ocultármelo.

-Tenía miedo Rafael, aún tengo miedo. Me amenazó, dijo que no te dijera nada a ti o a la policía o habría consecuencias, tengo miedo de que te hagan daño o te pase algo- Soltó mirándome con angustia, yo la miré enternecido y me acerqué a dejar un beso en su cabeza.

-Ay mi amor. No te preocupes por mí, cielo. Yo estaré bien, pero déjame protegerte por favor, eres mi vida entera y me volvería loco si te perdiera, confía en mí, ¿Sí? Déjame cuidarte- Pedí tomando su rostro entre mis manos rozando mi nariz con la suya, ella asintió lentamente y dejó un beso en mis labios.

-¿Qué vas a hacer?- Preguntó en un susurro casi inaudible, ella me conocía, sabía que quedarme de brazos cruzados era lo último que iba a hacer, me tomé un par de segundos antes de responder su pregunta.

-Aurora... Escúchame amor, yo protejo inocentes, mi trabajo es encerrar a criminales, a malas personas y evitar que sigan haciendo daño, pero eso no me convierte en un héroe ni en algo mínimamente parecido. Puedo llegar a convertirme en un verdadero monstruo si alguien se mete con alguien que me importa. Tú te has convertido en lo que más amo en el mundo, y quiero que comprendas que cuando sepa quiénes se atrevieron a tocarte, voy a acabar con cada uno de ellos... ¿Entiendes eso, cielo?- Pregunté con suavidad acariciando su mejilla, Aurora debía saber lo que haría, no planeaba ocultárselo.

-No voy a detenerte- Comentó bajando su mirada.

-Dios, ven aquí mi vida...- Le dije para después tomarla en mis brazos y abrazarla con delicadeza.

-No me sueltes, te lo ruego, solo quédate conmigo, por favor...- Pidió mi chica aferrándose a mi cuerpo.

-Estoy aquí mi amor, no iré a ninguna parte, estoy contigo...- Aseguré aspirando su aroma y recostándonos de nuevo en la cama.

Acariciaba con delicadeza su cuerpo intentando relajarla para que pudiera descansar, mentiría si dijera que yo pegaría un ojo en toda la noche, solo esperaba a que fuera de día para poder investigar por mis propios medios y hacer pagar a esos malnacidos.

-Te amo Rafael...- Susurró mi pequeña antes de caer rendida.

-Yo a ti más cariño- Dije dejando un beso en su frente para dejarla dormir...

Qué horrorosa pesadilla...

Mañana me encargaría de solucionar esto, tienen que pagar.

Van a pagar.

1
Yuly Ponce
Hermosa historia felicidades ❤️
Deiver: gracias por leer
total 1 replies
America Lopez
la recomiendo
Deiver: gracias por leer
total 1 replies
America Lopez
hermosa historia
Tanny Farfan: Felicitaciones escritora, me gustó mucho esta historia, muy linda, bien cuidada, excelente ortografía,
total 1 replies
America Lopez
cobarde...
America Lopez
me gusta la fuerza de voluntad de Rafael
America Lopez
exquisita escritura, me fascina la interpretación de los personajes, felicito a la escritora. Sigamos con la lectura
Deiver: gracias que bueno que te guste la historia
total 1 replies
Rosa Rodelo
Foto, de los protagonistas
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play