Cuatro Estaciones Para Nuestro Amor

Al entrar a casa, Sara se sentía flotando entre nubes, aún llevaba en la mejilla el calor de los labios de Carlos, ella nunca había tenido novio, nunca nadie había besado sus labios, por eso su inocencia la hacía soñar con el príncipe que toda mujer anhela, no era difícil ilusionarse con alguien como Carlos y aunque pensó que no lo haría, en ese momento se dio cuenta de que ya lo había hecho, estaba viviendo un enamoramiento que buscaba crecer en su interior.

Para Carlos fue la misma emoción, aún siendo un hombre con más experiencia, está vez estuvo seguro de algo, todo eso que había buscado, lo encontró en aquella chiquilla de origen humilde, sin importar absolutamente nada, el deseo de amarla se apoderó de él.

Pasaron varios días antes de volver a verse, Sara con sus ocupaciones escolares y además su esclavizante trabajo no tenía tiempo para nada, Carlos lleno de reuniones y preparativos para su viaje solo podía hablarle una o dos veces al día a un teléfono público donde Sara podía responder.

Las ganas inmensas de Carlos por verla, lo hicieron buscar un momento durante la tarde, así que sin avisar llegó a la cafetería donde al abrir la puerta lo primero que hizo fue recorrer el salón con la mirada en busca de la figura sutil de Sara, en cuanto la vio de espaldas la reconoció inmediatamente y busco un lugar cerca de donde ella se encontraba, al terminar de tomar el pedido de su cliente, noto la presencia de alguien nuevo, por ello se acercó a la mesa de manera amable para atenderle.

_ Un americano sin azúcar por favor, dijo Carlos con una sonrisa enorme.

_ Carlos, que haces aquí? Sorprendida respondió Sara.

_ Tenía ganas de verte, podemos platicar un momento

_ Casi es mi hora de salida, si me esperas un poco, podemos platicar.

_ Te espero entonces...

_ Ahorita te traigo el café, le guiño el ojo y camino hacia la barra, de verdad estaba sorprendida de verlo, pero su emoción fue tanta que no logro recordar cuando le había dado la dirección de su lugar de trabajo.

Después de uno rato, Sara salió del vestidor lista para irse, al verla Carlos sonrió y camino hacia ella, _ Vamos, te llevaré a casa, además te tengo una sorpresa.

_ Que cosa? Pregunto Sara con curiosidad.

_ Sorpresa! Debes esperar, o ya no será sorpresa...

Tomo su mano y caminaron hasta el auto, está vez Pedro estaba presente, Sara lo saludo y después el bajo discretamente para darles privacidad.

_ He comprado algo para ti y espero que no lo rechaces, dijo Carlos un poco temeroso de su reacción.

_ Que es? Pregunto Sara con duda en su mirada.

_ Es difícil para mí querer hablarte y tener que esperar a que llegues a tu casa, además si ocurre algo no tienes como avisarme, puede surgir alguna emergencia y yo no estaría enterado, por eso te compre un celular, acéptalo por favor.

_ Carlos, sé que lo haces con la mejor intención, pero no debo aceptarlo, dijo Sara devolviendo la caja a las manos de Carlos.

_ Mi intención no es ofenderte, es solo que quiero saber de ti en cualquier momento, además si entras a la compañía, la empresa tiene la obligación de proveerte de uno, es solo adelantar un poco las cosas.

_ Aún no sabemos si trabajaré en tu empresa y de ser así, solo es esperar unos días más, por favor no insistas, déjame conservar mi dignidad.

Aunque frustrado por el rechazo, Carlos acepto la decisión de Sara y no insistió con el regaló.