Ambos creían haber encontrado su final feliz, pero les rompieron el corazón de la forma más cruel.
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Capítulo 13
Me acurruqué en el regazo de mí bizcochito mientras papá comenzaba con su charla.
—Entonces, Helios, ¿A qué te dedicas? –Comenzó, mientras que Helios simplemente acariciaba mí espalda de arriba a abajo–.
—Soy un empresario multimillonario en el mundo de la tecnología de punta, –Informó sin darle mucha importancia, pero obviamente estaba presumiendo de sí mismo y funcionó, porque todos en el lugar de quedaron en silencio, observándonos estupefactos–.
—¿Cómo...? ¿Cómo se conocieron? –Cuestionó mí madre, mientras se servía una copa de vino–.
—Bombón de licor, ¿Quieres responder eso? –Dijo Helios, mientras acariciaba mí mejilla, me puse súper roja al escuchar el apodo que decidió ponerme, supongo que fue su venganza por el apodo que le puse–.
—B-Bueno... –Mis ojos se posaron en Kaleus un momento, antes de mirar a mis padres–. Nos conocimos cuando buscaba trabajo en su empresa... –Mentí descaradamente, ya que me sentía demasiado avergonzada para admitir que nos conocimos el día que Kaleus me dejó plantada en el parque–.
—¿Oh? ¿Entonces sedujiste a tu jefe, hermanita? –Bromeó Sky, mientras movía las cejas de forma sugerente–.
—¡Sky! –Lo regañé, pero él fingió inocencia–. –Sólo digo que me gusta mí nuevo cuñado, nada que ver con el anterior, ese perdedor era tan aburrido que me dormía con sólo escucharlo saludar.
Nuestros familiares guardaron silencio al escuchar el comentario burlón, pero papá y Raider rieron en respuesta. Kaleus permaneció impasible mientras nos observaba con amargura, él no respondía a los ataques, pero claramente no estaba contento.
—Ori, mí cielo, ese collar que llevas es precioso... ¿Dónde lo conseguiste? –Preguntó mí abuela, mientras observaba maravillada el collar de perlas que Helios me dió–.
—¿Oh? ¿Ésto? –Sonreí dulcemente, orgullosa de llevar puesto aquél collar–. Mí bizcochito de canela me lo regaló, abuelita –Revelé, mientras depositaba un beso en la perfecta mandíbula de mí acompañante–.
Helios sonrió y enterró su rostro en mí cuello, acariciándolo suavemente con su nariz. Era una demostración de afecto muy obvia, me sorprendió pero me relajé, acurrucandome aún más. Tal vez sea por nuestra actuación, no lo sé, simplemente me sentía muy cómoda con él.
—¿Él te lo dió...? –Quiso saber mamá, completamente atónita y asentí–. Pero se ve muy caro...
—Nada es demasiado caro para mí bombón de licor, –Respondió él, mientras depositaba besos en la curva de mí cuello, haciéndome reír por las cosquillas que sus labios ocasionaban–.
Pronto escuché una risa seca, miré en la dirección de la cuál provenía y vi a Irina, quien nos observaba con una sonrisa falsa en su rostro.
—¡Oh, estoy tan feliz por ti, Oriana! ¡Ustedes dos son tan lindos juntos, ojalá estén juntos por siempre y hasta se casen! –Pronto escuchamos un vaso reventar, los ruidos del vidrio hacerse trizas llamó nuestra atención y vi a Kaleus, quién nos observaba con completa rabia y amargura–.
—Creo que estamos olvidando que hoy es el cumpleaños de el señor Robert, –Nos recordó, como si hablar de algo más que no fuera el abuelo estuviera mal. Miré la mano de Kaleus, la cual ahora sangraba por el vidrio roto, por un momento me preocupe e iba a ayudarlo, sin embargo, Irina se adelanto. Y, una vez más, recordé que él ya no es asunto mío–.
—Cierto, es bueno que nos concentramos en papá... –Dijo la madre de Irina, mientras sonreía incómoda–.
—¡Abuelo! Vamos a abrir regalos, ¿Si? –Insistí y mí abuelo sonrió, mientras asentía levemente–. –Claro que si, cariño, vamos a abrir obsequios.
Rápidamente le entregué mí obsequio al abuelo, él lo abrió con emoción y sonrió al ver lo que le había preparado; un suéter tejido a mano por mí misma. Cuando estaba con Kaleus, aprendí a hacer muchas cosas, tejer es una de esas cosas. Desde entonces he regalado suéters, guantes, bufandas, etc. Pero a mi familia les gustan, así que no me quejo.
—Es hermoso cariño, me fascina. –Confesó, mientras se quitaba el saco y se ponía el suéter que le dí–.
De pronto, el maldito mocoso de Irina vino corriendo hacia mí, tocandome la pierna para llamar la atención.
—¡Tía Ori, es muy bonito! ¿Puedo tener uno? –Su inocencia y admiración eran notorias, sin embargo no puedo sentir compasión por el hijo de aquellos que me lastimaron, simplemente lo aparté y dije–.
—Dile a tu madre que te haga uno. –Sin más, regresé con mí bizcochito de canela, quien había observado todo con atención. Me sentó en su regazo y acomodó mí cabello detrás de mí oreja–.
—Bombón de licor, nuestra ira debe ser dirigida hacia aquéllos que nos dañaron, y no a aquéllos que son inocentes, ¿Entiendes? –Asentí levemente por sus palabras, sabía que el niño no tenía la culpa, pero no pude evitarlo–. Buena chica, ahora abre la boca –Declaró, mientras comenzaba a alimentarme con sus propias manos, era como si fuera una niña pequeña, pero a él no le importaba–.
—B-Bizcochito... No hagas eso...
—Shh... Calla y abre esa bonita boquita que tienes, –Acercó un pastelito a mis labios, alimentándome nuevamente–.
Kaleus se levantó de golpe, no sin antes golpear la mesa fuertemente con sus puños y abandonó la cocina, dejándonos a todos atónitos por su repentino arrebato.
cómo estas
cuentame