Sacha, buscando una lectura emocionante, se topa con "Emperador, ¿por qué mataste a mi hermano?", una novela BL donde el emperador, obsesionado con Leo, lo mata accidentalmente al proteger a su hermana adoptiva.
Al terminar la novela, Sacha se ve transportada al mundo ficticio, convirtiéndose en la hermana adoptiva de Leo. Ahora, con el conocimiento del futuro, debe proteger a su hermano del emperador, un hombre que, aunque lo amaba, lo mató por un error trágico.
Sacha se enfrenta a un dilema: ¿puede cambiar el destino de Leo sin sacrificar su propia felicidad? ¿O se verá atrapada en un romance peligroso con el emperador, un hombre que, a pesar de su amor, es capaz de cometer actos terribles?
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La Sombra de la Culpabilidad
El aire de la mañana estaba cargado de tensión, tan espeso que parecía que una sola chispa bastaría para desatar el caos. Sacha había despertado con una sensación de urgencia, una certeza que la atormentaba desde la noche anterior. Ahora sabía para qué la necesitaban Adrien y Cassian, y eso no hacía más que avivar el miedo que ya comenzaba a asfixiarla.
El emperador, mientras tanto, mantenía una expresión impasible mientras recibía los informes matutinos. Las "evidencias" que Adrien había presentado eran contundentes, pero también demasiado convenientes. No le gustaba ser manipulado, y aunque no confiaba plenamente en Sacha, tampoco confiaba en Duval.
—General Varian —dijo con tono firme—, aumenta la vigilancia sobre Lady Sacha, pero discretamente. No quiero que se sienta como una prisionera.
—¿Cree que es culpable, majestad? —preguntó Varian, con una mirada inquisitiva.
El emperador se permitió una leve sonrisa.
—No lo sé aún. Pero si no lo es, quiero saber quién intenta destruirla y por qué.
En su tienda privada, Adrien y Cassian discutían los siguientes pasos de su plan.
—Todo va según lo planeado —dijo Adrien, ajustando los puños de su elegante túnica—. Los nobles ya están convencidos de que Sacha es la culpable. Solo necesitamos que el emperador dude lo suficiente como para dar el golpe final.
—¿Y si no cede? —preguntó Cassian, con una mirada sombría.
Adrien sonrió.
—Entonces tomaremos a Sacha antes de que pueda ser ejecutada. La opinión pública ya estará en nuestra contra, así que nadie sospechará que la necesitamos viva.
Cassian asintió, pero no pudo evitar un destello de inquietud.
—El emperador no es un hombre fácil de engañar.
—Por eso estamos aquí, Cassian. Para asegurarnos de que él también caiga en nuestra red.
Leo, como había prometido, no dejó de vigilar a Adrien y Cassian. Había notado cómo Cassian parecía más confiado en los últimos días, como si la incertidumbre que normalmente lo rodeaba hubiese desaparecido.
Esa noche, durante su guardia, Leo los vio entrar en una tienda apartada, donde se reunieron con un hombre encapuchado. Aunque no pudo escuchar la conversación completa, captó fragmentos que lo inquietaron:
—... no fallaremos esta vez. Ella es la pieza clave...
—El emperador no sospecha nada, pero debemos acelerar el plan.
Leo apretó los puños, conteniendo el impulso de irrumpir en la tienda. Sabía que debía ser paciente. Sin pruebas concretas, sus palabras no serían suficientes para desenmascararlos.
*"Algo están tramando. Y lo que sea\, no puedo permitir que lastimen a Sacha."*
Horas más tarde, mientras Sacha intentaba descifrar las inscripciones del medallón en la soledad de su tienda, escuchó un leve crujido en la entrada. Instintivamente, se levantó, sosteniendo un pequeño cuchillo que había escondido entre sus pertenencias.
—¿Quién anda ahí? —preguntó con firmeza.
La lona de la tienda se levantó ligeramente, revelando a un hombre de mediana edad, con ropas humildes y una expresión apremiante.
—Lady Sacha, por favor, no grite. Estoy aquí para ayudarla.
Sacha lo miró con desconfianza.
—¿Quién eres?
—Mi nombre es Garon. Trabajo como mensajero para los mercaderes que abastecen al ejército. Pero también... escucho cosas.
Ella no bajó el cuchillo.
—¿Qué cosas?
El hombre dio un paso adelante, susurrando con urgencia:
—He oído a Adrien Duval y a su hombre, Cassian, hablar sobre usted. Quieren usarla para algo que no puedo comprender del todo, pero escuché mencionar "viajar entre mundos". Hablan como si su vida no tuviera valor para ellos, solo lo que pueden obtener a través de usted.
El corazón de Sacha se detuvo un instante.
—¿Cómo sabes esto?
Garon bajó la mirada.
—Trabajo cerca de ellos. A veces me piden que lleve mensajes o que prepare las rutas de escape. No me consideran una amenaza, y eso me ha permitido escuchar más de lo que debería.
—¿Por qué me estás contando esto? —preguntó Sacha, tratando de mantener la calma.
Garon la miró con determinación.
—Porque no creo que usted sea lo que dicen. He visto cómo la miran algunos de los soldados, cómo confían en usted. Y no puedo quedarme callado mientras ellos planean algo tan... monstruoso.
Sacha suspiró, relajando un poco la postura.
—¿Qué más sabes?
Garon se acercó más, bajando la voz.
—Hablan de usar su sangre para activar un artefacto. No sé qué significa, pero sé que están desesperados por hacerlo antes de que el emperador descubra sus verdaderas intenciones. También mencionaron que necesitan a alguien más, alguien que está del otro lado de ese portal.
—¿A quién?
Garon negó con la cabeza.
—No dijeron un nombre, solo que es alguien que traerá un "nuevo orden".
Sacha sintió un escalofrío recorrerle la espalda. Esto era mucho más grande de lo que había imaginado.
Cuando Garon se marchó, Sacha se quedó sentada en su tienda, con la mente a toda velocidad. Ahora sabía lo suficiente como para confirmar sus sospechas. Adrien y Cassian no solo querían abrir un portal; querían traer a alguien de regreso.
Pero, ¿quién? ¿Y por qué era tan importante?
*"No puedo dejar que esto suceda. Si soy la clave de su plan\, entonces debo convertirme en el obstáculo que no pueden superar."*
Esa noche, cuando Leo regresó de su guardia, encontró a Sacha despierta, con una expresión seria.
—¿Estás bien? —preguntó, preocupado.
Ella asintió lentamente.
—Solo estaba pensando.
Leo suspiró y se sentó a su lado.
—Sea lo que sea lo que estén tramando Adrien y Cassian, no podrán lastimarte. Lo prometo.
Sacha lo miró, agradecida, pero sabía que no podía contarle todo. No aún.
—Gracias, Leo.
Él le dedicó una sonrisa cálida, pero detrás de esa calma, Sacha podía ver la determinación de alguien dispuesto a luchar hasta el final por protegerla.
*"Por ahora\, debo ser cautelosa. Pero cuando llegue el momento\, no dudaré en destruir sus planes\, cueste lo que cueste."*
En un rincón oscuro del campamento, Adrien y Cassian se reunieron con un tercer hombre, uno cuya presencia irradiaba una energía inquietante.
—¿Está todo listo? —preguntó el hombre, con voz áspera.
—Casi. Solo necesitamos el momento adecuado para tomarla —respondió Adrien.
El hombre sonrió, mostrando una hilera de dientes afilados.
—No fallen. El tiempo se agota, y nuestro maestro no espera.