¿Crees en las segundas oportunidades? Pues yo no, al menos eso pensaba antes de vivir o de morir, depende del punto de vista del que lo veas.
Lo que si puedo asegurar es que es una experiencia que te hace pensar que has perdido la razón, es doloroso recordar como tu vida se va a apagado, pero lo que más duele es que a nadie le importas, ya que todos piensan que eres la mala del cuento.
Espero que con esta nueva oportunidad de vida pueda limpiar mi nombre y desenmascarar a los verdaderos villanos...
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Capítulo XV Dolor y decepción
Había aceptado la propuesta de Sergio de casarnos, quería vivir al máximo mi amor por él.
Esta noche uno de los clientes de la empresa de la familia de Sergio nos invitó a salir, algo que hacíamos constantemente, pues nuestros clientes eran personas ocupadas y solo en estas ocasiones nos podíamos reunir. Fuimos a un restaurante elegante, de esos que tanto le gustaban a Sergio. Aunque no eran de mi agrado y Sergio sabía que no me sentía cómoda en esos lugares.
El cliente había llegado acompañado de una mujer muy hermosa, se veía que era refinada.
"Buenas noches, señor Materano", dijo el señor de cabellos blancos y gran barriga.
"Buenas noches, señor Martínez. Por favor tome asiento". Respondió Sergio educadamente.
"Te presento a mi hija y mano derecha Leticia Martínez".
"Un gusto conocerla señorita". Respondió Sergio indiferente a las miradas que le lanzaba la ofrecida esa.
"No vas a presentar a esta hermosa dama que te acompaña", comentó el cliente dirigiendo la mirada hacia mí.
"Por supuesto, ella es Alexa Rodríguez, parte del equipo de abogados de mi empresa y mi prometida". Quede impresionada cuando Sergio me presentó como su prometida, una sonrisa se dibujó en mi rostro mirándolo como adolescente enamorada.
"Es increíble, al fin alguien logro atrapar al soltero más codiciado de la ciudad". Comento el señor Martínez felicitándonos sinceramente. Aunque su hija no pensaba lo mismo, pues pude notar su cambio de humor tras escuchar lo dicho por Sergio.
"Té vez muy joven, disculpa mi indiscreción. Pero qué edad tienes", pregunto la tal Lucrecia mirándome con desprecio.
"No te imaginas la edad que tengo, aunque parezca joven no lo soy", respondí tan fría como un témpano de hielo.
"Lo siento, no pensé que te molestará mi pregunta". Respondió mostrando una inocencia fingida.
"Veo que tu prometida es igual a ti, ambos son directos y no se andan por las ramas. Creo que hacen una buena pareja". Indico Martínez tratando de calentar la situación.
"Ella es perfecta para mí por eso me, enamoré". Confeso Sergio dejándome nuevamente en shock.
La cena continuo, pero ya no hablando de nosotros sino de trabajo. El señor Martínez estuvo satisfecho con nuestra propuesta, una vez terminamos de discutir los planes de negocio y los términos del contrato; Martínez y su hija se retiraron dejándonos solos.
"¿Te gustaría ir a otro lugar?", pregunto Sergio con su voz sexi y ronca.
Mire a Sergio con complicidad antes de responder. "Sí, vayamos a otro sitio", dije con una sonrisa.
Íbamos de salida del restaurante, Sergio me pidió que lo esperara mientras el iba un momento a saludar a unas personas que no me gustaban.
Estando sola esperando a Sergio pude observar a Alfredo, Carolina, Sandra y Lissandro, los cuatro entraron muy animados al restaurante
"Miren nada más a quien nos hemos encontrado, nada más y nada menos que a la amante de Sergio Materano". Comento Carolina en forma de burla.
La mire con desprecio y trate de ignorar su presencia.
"El que calla otorga", comentó la estúpida desubicada de Carolina.
Quise apartarme de ellos, pero en esta ocasión fue Alfredo quien intervino, "Es una vergüenza que lleves mi apellido, como fuiste capaz de terminar siendo la amante de ese hombre", su mirada de reproche y desprecio atravesaba mi piel como si de un puñal se tratara.
Para este momento ya no me pude aguantar más y respondí a sus acusaciones. "Usted muy claramente ha dicho que no soy su hija y como tal no tiene que sentir vergüenza, además lo que haga o deje de hacer es mi problema, así que usted no debe meterse". Dije con desde deja do claro que su estúpido apellido me daba igual.
"Eres una majadera sin educación, pero yo te enseñaré a respetarme", Alfredo levanto su mano para golpear mi cara, no le demostré temor alguno. En todo momento me mantuve firme sin titubear dejándole en claro que no sus acciones no me podían lastimar.
"Si se te ocurre ponerle una mano encima a mi mujer, ten por seguro que te arrepentirás toda tu miserable vida", la voz de Sergio resono en todo el restaurante llamando la atención de los presentes.
"Asi que es usted quien esta manteniendo relaciones con esta desvergonzada que intento quitarle el novio a mi hija", acimuso Alfredo haciéndose el ofendido.
"Ja, ja, ja, realmente cree que Alexa me cambiaría a mi por...", Sergio se detuvo para ver de arriba abajo a Lissandro para luego continuar "este tipejo de cuarta, mejor pregúntele a él de su relación con Luisa y la insistencia de ambos en que mi prometida saliera con esa escoria"
Sergio había dejado en evidencia a Lissandro ante los ojos de esa nefasta familia, por mi parte, sentía un alivio en el corazón al saber que Carolina estaba que ardía de ira.
"Eso es mentira, mi novio no tiene porque andar buscando en ti lo que yo puedo darle, mírate no eres más que una oportunista que se va con quien pague más, estas ardida solo porque Lissandro no te presto atención".
"Nonpiensi discutir con una descerebrada como tu, quédate con tu novio", dije con sarcasmo. "realmente no me interesa y nunca me va a interesar semejante escoria de la vida".
Alfredo se acercó a mí con la intención de golpearme; sin embargo, Sergio se interpuso y evito que se acercara más a mi.
Después de ese enfrentamiento ya no quería ir a ningun lado, solo quería poder dormir y olvidar el mal rato. Así que Sergio me llevó a mi casa y me acompaño a la puerta de la misma, estábamos despidiéndose de mi cuando la puerta principal se abrió dejando ver a mi mamá quien se veía molesta.
"Estas no son horas de llegar, además tu papá me llamo para contarme la escena en el restaurante, de verdad Alexa me has decepcionado, yo no te crie para que fueras una amante, yo te eduque para que fueras una dama". No me esperaba la reacción de mi madre y mu ho menos lo que hizo después, ella por primera vez en mis dos vidas golpeo mi rostro con su mano. Esa acción rompió mi corazón. Sergio quiso intervenir, pero mejor le dije que me sacara de ese lugar y me llevara lejos de esa mujer que ya no conocía.
Gracias autora por actualizar.
Ojala los malos sean destruidos