Elein, líder de la Tribu Águila, descubre que el símbolo del fénix en su collar guarda el secreto de un antiguo poder que podría cambiar el destino de las Tribus y del Reino del Norte. Mientras enfrenta conspiraciones, traiciones y una conexión inesperada con la familia real, Elein deberá desentrañar la verdad sobre el sacrificio de sus padres.
Acompañame a descubrir la verdad de un pasado, un legado y un enemigo entre las sombras.
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Capítulo 19: "El motín de Peter"
La culminación del torneo
El día siguiente llegó con un aire de celebración. Las tribus, los nobles y los cortesanos llenaban el salón principal del palacio para la ceremonia de culminación del torneo. Este evento marcaba el final oficial de las festividades y, en teoría, celebraba la unidad del reino. Las decoraciones eran imponentes, con tapices que representaban la historia de las tribus y banderas de colores ondeando por los pasillos. Sin embargo, el ambiente no lograba disipar del todo la tensión que se respiraba en el aire.
Elein, Daniel, y el resto del grupo observaban con atención mientras los invitados ocupaban sus lugares. Desde su posición, Daniel, como príncipe del Reino del Norte, representaba a la familia real junto a su madre, la reina. Elein estaba a su lado, con un lugar destacado debido a su victoria en el torneo y a su papel como líder de la Tribu Águila. Los demás miembros del grupo estaban mezclados entre los asistentes, vigilando discretamente.
La reina, con su porte imponente, se puso de pie para dar inicio a la ceremonia. Su voz resonó con autoridad en el gran salón.
—Hoy celebramos la culminación del torneo, una prueba no solo de habilidad, sino también de unidad y valentía. —su mirada recorrió la sala, asegurándose de captar la atención de todos. —Pero no debemos olvidar que nuestra verdadera fortaleza radica en nuestra capacidad de mantenernos unidos frente a cualquier desafío. La victoria no es suficiente si no somos capaces de proteger lo que nos une.
Las palabras de la reina resonaron en el salón, pero Elein pudo notar cómo algunos nobles evitaban hacer contacto visual. Entre ellos estaba Peter, quien mantenía una postura relajada, pero con una sonrisa apenas perceptible que insinuaba sus intenciones.
La provocación de Peter
Cuando el discurso de la reina terminó, las festividades continuaron. La música y los brindis llenaron el espacio, pero para aquellos que conocían las tensiones políticas, el ambiente seguía siendo tenso. Elein, Daniel y el grupo intercambiaron miradas, conscientes de que algo podría ocurrir.
En un rincón del salón, Peter aprovechó la oportunidad para moverse entre los nobles más ambiciosos y descontentos. Con voz baja pero firme, comenzó a sembrar semillas de discordia.
—El Reino del Norte necesita un cambio. —dijo Peter a un grupo pequeño, su tono cargado de persuasión. —No podemos seguir bajo el liderazgo de una reina que muestra debilidad. Este reino necesita fuerza. Necesita un líder que no tema tomar decisiones difíciles. Yo soy esa persona.
Algunos nobles inclinaron la cabeza, mostrando interés, mientras otros parecían incómodos con sus palabras. Sin embargo, Peter continuó, aprovechando el momento.
—Uníos a mí, y os prometo poder y autonomía. Este reino está condenado bajo el liderazgo actual. Es hora de cambiar el rumbo.
El intento de motín
Cuando las festividades estaban en pleno apogeo, Peter decidió hacer su jugada. Con un gesto rápido, sus seguidores más leales tomaron posiciones estratégicas en el salón, bloqueando las puertas y colocando guardias en las entradas principales. En un instante, la celebración se transformó en una confrontación.
—Ahora, este reino será mío. —declaró Peter, alzando la voz para que todos lo escucharan. —La reina ha demostrado ser incapaz de liderar. Pero yo, Peter, os prometo un futuro de fuerza y libertad. Uníos a mí, o enfrentad las consecuencias.
El murmullo entre los asistentes se convirtió en un clamor. Algunos nobles parecían dudar, pero otros permanecieron firmes en su lealtad a la reina. Desde su lugar, Elein y Daniel se levantaron al mismo tiempo. La reina, con una calma que parecía desafiar la situación, observó a Peter directamente.
—Peter, ¿realmente crees que puedes dividir este reino con tus promesas vacías? —preguntó la reina, su tono cargado de desprecio. —Este reino ha enfrentado traidores antes, y tú no serás la excepción.
La intervención del grupo
Antes de que Peter pudiera responder, Daniel dio un paso al frente. Su presencia, como príncipe del Reino del Norte, no pasó desapercibida.
—Peter, tus manipulaciones han terminado. —dijo Daniel, su voz resonando con fuerza. —Este reino no caerá en manos de un hombre que solo busca satisfacer su propia ambición.
Peter lo miró con desdén, pero Daniel continuó.
—Aquellos que siguen a Peter deberían pensar dos veces antes de traicionar al reino. No hay futuro en su causa, solo caos.
Inspirados por las palabras de Daniel y la firmeza de la reina, los nobles leales comenzaron a reorganizarse. Elein, Flora, Lucas, Eric y Luna se movieron rápidamente para asegurar las salidas y proteger a los asistentes. El enfrentamiento fue breve pero intenso. Los seguidores de Peter, aunque inicialmente parecían organizados, comenzaron a retroceder cuando vieron que estaban perdiendo terreno.
Peter, al darse cuenta de que el motín estaba fallando, intentó retirarse. Cubierto por sus aliados más cercanos, logró escapar por una de las salidas secundarias antes de que el grupo pudiera interceptarlo.
El fracaso del motín
Con la retirada de Peter, la sala volvió a la calma, aunque la tensión seguía palpable. La reina, de pie en su lugar, miró a los presentes con una mezcla de gratitud y resolución.
—Gracias por vuestra lealtad. —dijo, dirigiéndose a los nobles que se habían mantenido firmes. —Pero esto no ha terminado. Peter sigue siendo una amenaza, y debemos actuar rápidamente para asegurarnos de que no pueda reorganizarse.
Elein, aún con el medallón del Fénix en su cuello, intercambió una mirada con Daniel. Ambos sabían que la batalla no había terminado.
—Tenemos que seguir moviéndonos. —dijo Elein. —Las tribus y los nobles deben unirse. Peter no puede dividirnos si estamos unidos.
Daniel asintió.
—Lo haremos. Por Elías, por este reino y por todo lo que hemos luchado por proteger.
La pregunta pendiente
Mientras los asistentes se dispersaban, uno de los nobles más jóvenes, intrigado por las palabras de Daniel, se acercó al grupo.
—Habéis mencionado a alguien llamado Elías y su sacrificio. ¿A qué os referíais?
Elein intercambió una mirada con Daniel, antes de responder con calma:
—Es una historia que será contada en su momento. Pero por ahora, lo importante es proteger este reino.
La respuesta pareció satisfacer al noble, al menos por el momento. Pero Elein sabía que pronto tendrían que explicar lo sucedido y enfrentarse a la realidad de la amenaza que aún se cernía sobre el Reino del Norte.