es una historia conmovedora y apasionada que explora temas como el amor, la identidad y la aceptación. La novela sigue la vida de Orange y Geovanni, dos amigos de la infancia que se reencuentran años después y reavivan una conexión profunda que evoluciona hacia un romance intenso.
La trama gira en torno al descubrimiento de la sexualidad y la lucha por la aceptación en una sociedad conservadora. Orange, un joven introvertido, se siente atraído por Geovanni, un hombre seguro de sí mismo y físicamente atractivo.
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Renacer Del Amor
Habían pasado meses desde aquella dolorosa revelación en Taxco. Orange había utilizado ese tiempo para sanar sus heridas, para comprender la complejidad de la situación y para perdonar, no solo a Geovanni, sino también a sí mismo por haber permitido que esa traición lo consumiera tanto.
Geovanni, por su parte, había pasado cada día sumergido en la culpa y el arrepentimiento. La imagen de Orange llorando en su casa lo perseguía día y noche. Había intentado comunicarse con él en numerosas ocasiones, pero Orange siempre lo evitaba.
Una tarde, mientras Geovanni se encontraba sentado en la sala de su casa, sumido en sus pensamientos, la puerta se abrió lentamente. Su corazón se aceleró al reconocer esos pasos. Allí estaba Orange, con una mirada que lo atravesó hasta lo más profundo de su alma.
Ambos se quedaron inmóviles, observándose fijamente. Las palabras se atascaron en sus gargantas, pero sus ojos hablaban por ellos. Eran dos almas heridas que buscaban desesperadamente sanar.
Finalmente, Orange fue el primero en romper el silencio. "Geovanni...", susurró, su voz apenas audible.
Geovanni se levantó de un salto y se acercó a él. "Orange...", respondió, su voz temblorosa.
Se abrazaron con fuerza, como si tuvieran miedo de que el otro se desvaneciera. Las lágrimas brotaron de sus ojos, lavando años de dolor y resentimiento.
"Lo siento tanto", dijo Geovanni, su voz quebrada. "No hay excusa para lo que hice. Te destruí, y no sé cómo pedirte perdón".
Orange lo miró a los ojos, sus propios ojos llenos de lágrimas. "Yo también tengo mi parte de culpa", confesó. "Dejé que la ira me consumiera, y eso me impidió ver la verdad".
Se separaron un poco para poder verse mejor. "Naomi me contó todo", dijo Orange. "Sé que fue ella quien te drogó, pero eso no justifica lo que hiciste".
Geovanni asintió con la cabeza, entendiendo perfectamente. "Lo sé. Y nunca te lo perdonaré a ti mismo".
"Pero yo necesito que lo hagas", suplicó Orange. "Necesito que me perdones para poder seguir adelante".
Geovanni tomó sus manos entre las suyas. "Te perdono, Orange. Con todo mi corazón. Pero sé que esto tomará tiempo".
Orange sonrió a través de las lágrimas. "Lo sé. Pero juntos podemos superar esto".
Se volvieron a abrazar, esta vez con una sensación de paz y esperanza. Sabían que el camino por delante sería difícil, pero también sabían que juntos eran más fuertes.
En los meses que siguieron, Orange y Geovanni trabajaron arduamente para reconstruir su relación. Asistieron a terapia de pareja, donde aprendieron a comunicarse de manera más efectiva y a resolver sus conflictos de manera saludable. También pasaron más tiempo juntos, recordando los buenos momentos que habían compartido y creando nuevos recuerdos.
No fue fácil, pero con cada paso que daban, se sentían más cerca el uno del otro. La confianza que habían perdido se estaba reconstruyendo poco a poco.
Una noche, mientras estaban acostados en la cama, mirando las estrellas, Orange tomó la mano de Geovanni. "Te amo", dijo suavemente.
Geovanni sonrió. "Y yo a ti".
Sabían que el camino hacia la felicidad no había terminado, pero se sentían agradecidos por haber encontrado el uno al otro nuevamente. Habían superado una de las pruebas más difíciles de su relación, y eso los había hecho más fuertes que nunca.
La noche envolvía su habitación en un manto de oscuridad suave, interrumpido solo por el parpadeo distante de las estrellas. Acostados en la cama, Orange y Geovanni se entregaban al silencio, sus miradas perdidas en la inmensidad del cielo nocturno. La brisa cálida de la noche se colaba por la ventana abierta, acariciando sus pieles desnudas y llevando consigo el dulce aroma de las flores del jardín. El canto de los grillos creaba una melodía suave y relajante que parecía acunar sus sentidos.
Geovanni, sintiendo la necesidad de estrechar aún más el vínculo que los unía, llevó la mano de Orange a sus labios y la besó suavemente. El contacto cálido de sus labios hizo que un escalofrío recorriera el cuerpo de Orange. Sus ojos se encontraron, y en ese instante, todo lo demás desapareció. Solo existían ellos dos, perdidos en un mar de emociones.
"Recuerdas cuando solíamos hacer esto?", preguntó Geovanni, su voz ronca y sensual.
Orange sonrió, sus ojos brillando con un deseo contenido. "Claro que lo recuerdo. Eran tiempos más simples".
Un silencio cargado de promesas se instaló entre ellos. Geovanni trazó círculos suaves en la palma de la mano de Orange, mientras sus pensamientos se perdían en recuerdos de noches apasionadas. Los meses de separación habían intensificado el anhelo que sentía por su esposo.
"Te extraño", admitió Orange, su voz apenas un susurro.
Geovanni asintió, sintiendo un nudo en la garganta. "Yo también".
Los cuerpos se acercaron lentamente, la anticipación creciendo con cada centímetro. La piel de Orange se erizó cuando los labios de Geovanni rozaron los suyos en un beso suave y explorador. La lengua de Geovanni deslizándose por su labio inferior lo enloqueció. La pasión crecía a cada instante, intensa y ardiente.
Con movimientos lentos y seguros, Geovanni desabrochó la camisa de Orange, revelando un torso bronceado y marcado por el ejercicio. Sus dedos trazaron líneas imaginarias sobre la piel, provocando escalofríos que recorrían todo el cuerpo de Orange.
"Eres tan hermoso", susurró Geovanni, su voz ronca y llena de deseo.
Orange sonrió, sus ojos cerrados con placer. "Y tú eres mío".
Los cuerpos se unieron en un abrazo apasionado, la respiración se aceleró y los corazones latían al unísono. Geovanni deslizó una mano por la espalda de Orange, acariciando suavemente su piel. El contacto íntimo los electrizaba, intensificando el deseo que ardía en sus venas.
"Muévete más rápido", susurró Orange, su voz entrecortada por el placer.
Geovanni sonrió contra su cuello y obedeció, sus movimientos cada vez más rápidos y profundos. Los gemidos sofocados llenaron la habitación, creando una atmósfera de intimidad y pasión.
"Me vuelves loco", susurró Geovanni en el oído de Orange.
Orange arqueó la espalda y dejó escapar un gemido de placer. Se sentía completamente entregado a Geovanni, perdido en un mar de sensaciones.
La noche se convirtió en un torbellino de sensaciones, un baile de cuerpos que se movían al ritmo de la pasión. Cada toque, cada mirada, cada susurro, era una invitación a explorar nuevos límites del placer.
"Nunca me cansaré de ti", susurró Orange, aferrándose a Geovanni.
Geovanni sonrió contra su cuello. "Ni yo de ti".
Y así, perdidos en el éxtasis del momento, se entregaron el uno al otro, celebrando su amor y su reconciliación.
excelente historia diférente enamorada de tu trama 💯♥️♥️♥️🌹🇨🇴🤩🇨🇴🇨🇴🇨🇴🌹🌹