Anabel es una joven hermosa y feliz , llena de esperanzas y sueños que se verán truncados , al verse obligada a contraer matrimonio con un desconocido.
Sumérgete en la maravillosa historia de Anabel , vive con ella sus alegrías y desdichas ...
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Anabel aprende en secreto.
Anabel se estiró en la cama, abriendo sus preciosos ojos. Fran estaba de pie frente a ella, recién duchado y a punto de vestirse - Buenos días, dormilona.
Ella se puso nerviosa, saltó de la cama - ¿Me he quedado dormida? Oh no, Dios mío tu madre se va a enfadar conmigo Perdón ... no quise decir tu madre ... nuestra madre ... Mamá
Fran la miraba tan nerviosa y de nuevo lo embargó esa sensación de sentirse un maldito cobarde, la abrazó con fuerza - Tranquila mi amor, todavía es temprano y además si quieres seguir durmiendo hazlo, yo me encargo de mi madre. Que por cierto es mi madre, no estás obligada a llamarla mamá cuando estamos a solas.
Anabel - No, no, dame diez minutos y bajamos juntos.
Se duchó lo más rápido que pudo y se puso un vestido sencillo. Como nunca se maquillaba, no necesitaba demasiado tiempo. Solo se secó su larga melena con una toalla.
Fran ya no estaba allí eso la puso triste, quería bajar con él, de ese modo evitaba llamar la atención de su suegra.
Al llegar abajo, oyó la voz de su esposo como si estuviera discutiendo con alguien. Anabel se acercó a ver lo que estaba pasando.
Fran había reunido a todas las criadas y las estaba despidiendo- Estáis todas despedidas por faltarle el respeto e insultar a vuestra señora, mi ESPOSA. Yo mismo me encargaré de que no tengáis otro empleo, por sinvergüenzas.
Anabel corrió hacia él - No mi amor, no hace falta que lo hagas.
María sonrió y pensó - Buena jugada campesina, pero ahora verás a quien te enfrentas.
María - Bien hecho, nadie le falta el respeto a mi querida hija Anabel, vais a descubrir lo que eso entraña. El apellido Salazar os perseguirá para siempre.
Las mujeres agacharon la cabeza y fueron a recoger sus cosas, ya habían intentado suplicar perdón, pero no sirvió de nada.
María estaba muy tranquila y la miraba con una sonrisa, eso a Anabel no le gustaba nada.
Intentó hablar a solas con Fran para que cambiara de opinión y readmitiera a esas mujeres, ella sabía por experiencia propia lo que conlleva perder un empleo y quedarse sin dinero - No mi amor, nadie puede faltarte el respeto.
Anabel pensaba para sí misma -pero si nadie me respeta en esta familia.
De nuevo estaba sola en casa, cada uno se fue a cumplir sus obligaciones o a disfrutar de su tiempo con amigas, menos ella que siempre estaba ociosa.
Se fue a la cocina a conversar con Matilde. Le pidió que le enseñara a leer y escribir, se sentía culpable por el despido de esas chicas - Han perdido el trabajo por mi culpa, y lo peor es que solo dijeron la verdad¿Acaso no soy una campesina que no sabe leer ni hacer nada productivo? No encajo en este lugar, ni en esta familia, ni siquiera en esta sociedad.
Matilde - Mira , iremos parte por parte . Punto número 1: Esas chicas si se merecían su despido , eres una de las señoras de esta casa y te deben respeto , pero no solo por eso , todas las personas del mundo merecen ser respetadas sean pobres o ricas , cultas o ignorantes . Nadie tiene derecho a faltarte el respeto, ni siquiera tú esposo y su familia, métete eso en la cabeza.
Punto número 2: No encajas en esta familia, porque no te merecen, eres mucho mejor que ellos y lo saben, por eso se esfuerzan en hacerte sentir lo contrario, quizás sea por celos o envidia.
Punto número 3: Nadie encaja mejor en esta sociedad y en la clase alta que tú, solo has salido una vez de esta jaula y todo el mundo ha notado tu presencia, todos quieren saber de ti, trabajar contigo, conocerte mejor, parecerse a ti. El vestido que llevabas se ha agotado en todas las tiendas y no es precisamente barato, la gente te adora. No dejes que tu suegra y tu cuñada te hagan pensar lo contrario, eres mucho mejor que ellas en todos los sentidos, pero sobre todo como persona, eres honrada, generosa, amable y educada y eso no se aprende en una escuela.
Ahora te enseñaré a escribir, sé que eres inteligente y muy paciente, así que aprenderás muy rápido.
Pasaron varios días y tal como dijo Matilde, Anabel aprendió a leer y escribir. Todavía le quedaba un largo camino, pero con perseverancia lograría todo lo que se propone.
Aún no se había dado por vencida con lo que dijo Fran de buscarle una profesora, no solo quería aprender a leer y escribir, quería saber más de ortografía y gramática y el uso de acentos en las palabras, porque Matilde solo le enseñó lo básico y además en secreto.
Ella no se atrevía a sacarle el tema directamente a su marido, pero se estaba dedicando a molestarlo - Fran, amor ¿Puedes leerme esto? No sé si es champú o acondicionador, me pasa con casi todos los productos, no se para qué valen, ni que son. Me agota ser una inútil.
Fran - Tú no eres ninguna inútil y para lo que no sepas, estoy yo aquí. Resolveré tus dudas encantado.
Anabel - Eso ya lo sé, pero el problema es que a ti te veo muy poco y no quiero ponerme pesada contigo preguntando tonterías, prefiero aprovechar cada minuto disfrutando de ti.
Fran - Mmm eso me gusta.
Anabel - ¿Por qué no te replanteas lo de la profesora?
Fran - Si, ya lo veré, pero tengo que decirte una cosa, tengo que irme a un viaje de negocios, estaré fuera una semana por lo menos, quizás sean dos.
Anabel se puso a llorar, fue una reacción incontrolable. Ella aguantaba todo por él, pero si se iba la dejaría sola, ya era todo muy difícil como para soportarlo en su ausencia.
Anabel - No te vayas por favor o si no llévame contigo, no me dejes aquí.
Fran- No llores mi vida, me partes el corazón, a mí me duele mucho más alejarme de ti. He pensado en llevarte conmigo, pero sería peor, aquí por lo menos estás en tu casa, con tu familia, allí te quedarías sola todo el día y casi toda la noche. Es un viaje por trabajo, no por placer. Prometo compensarte cuando vuelva.
Anabel - Eso sí no me muero antes de tristeza y aburrimiento. Baja tú solo a cenar, a mí se me han quitado las ganas.
Fran - No hagas esto Anabel. No me lo pongas difícil.
Pero ella no contestó, se metió en la cama , se cubrió con la manta y siguió llorando, sus sollozos inundaron la habitación.