Math Ruttherfrod es un hombre de gran poder y envergadura en el mundo de los negocios, conocido por su frialdad, carácter fuerte y un temple irrefutable, a sus treinta y cuatro años de edad, se ve obligado a aceptar un matrimonio por contrato, solo para ayudar a su hermano menor a salir de la mafia. Ahora debe lidiar con un matrimonio el cual no deseaba con nada menos que la nieta de la mafia, quien además es conocida como, una mujer perdida y descarada entre la sociedad. Por otro lado, Samanta es una mujer que desde niña fue criada para llevar una responsabilidad a la que no estaba preparada para enfrentar, aparte ahora debe lidiar con un matrimonio sin amor y un esposo que no le importa en lo mas mínimo demostrarle abiertamente su odio hacia ella. ¿Qué podría resultar de una unión en la que ambos estuvieron obligados?
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Capitulo 11. Un amanecer de Victoria
El sol de la mañana se asomó por la ventana, dándole paso al cuarto día de casados, iluminando toda la habitación y una cama compartida, dividida con almohadas, como si de una trinchera se tratara, donde dos enemigos dormían, cada uno se manteniéndose en su lado de la cama. Una idea que se le ocurrió a Samanta luego de intentar varias veces y sin éxito alguno de abrir la puerta de la habitación.
Math se despertó como siempre, muy temprano por la mañana, miro hacia el otro lado de la barricada, fijándose de que efectivamente Samanta todavía se encontraba allí, arropada entre las sabanas durmiendo de forma placida, “Mírenla durmiendo tan feliz, luego de haber hecho rabieta durante horas, parecía que nunca se iba a cansar, hasta que de pronto se le ocurrió esta tontería de niños”, luego de eso se levantó de la cama, fue al baño, se arregló y salió de la habitación, fue hasta la cocina y se fijó que la cafetera tenia café recién preparado, busco una taza y se lo sirvió.
- ¡Oh!, señor Ruttherford – dice la sirvienta, sorprendida de conseguirlo allí – no sabía que ya se encontraba despierto, de ser así, le habría llevado de inmediato su café – le dice apenada con el hombre.
- Tranquila Julia, no se me va a caer la mano por servirme un poco de café – le sonríe - ¿quiere que le sirva a usted también? – le dice de forma amable
- ¡No!, señor – le dice alarmada - ¿Cómo puede decirme eso?, yo soy quien debe atenderlo, es mi trabajo – la mujer parecía agitada
- Tonterías – le dice buscando la taza – ya le dije que solo era café – le sirve el café a la mujer – Así que tenga – le entrega la taza
- Gra.. Gracias señor – agarra la taza, el café estaba caliente y su aroma era delicioso – Enseguida le serviré el desayuno – le dice - ¿Dónde va a desayunar? – le pregunta mientras se pone manos a la obra
- En la piscina, me gusta el clima desde allí – le responde mientras sale de la cocina
- Muy bien, ¿la señora también va a desayunar ahora? – le pregunta antes de que el hombre se vaya.
- Todavía está dormida – le responde – tuvo una larga jornada anoche así que creo que dormirá más o menos hasta medio día – ríe, recordando todo lo que dijo e hizo Samanta luego de que la encerrara con él
- Bien señor – el hombre se retira hacia el área de la piscina, donde se encontraba la mesa al aire libre, con una gran sombrilla para cubrirse del sol.
Math se sentó a revisar todo el trabajo que cada vez se iba acumulando más y más, era estresante tan solo abrir el correo para conseguir un sinfín de mensajes llenos de carpetas con documentaciones que debía leer antes de poder firmar o tomar algún tipo de decisión, eran cuatro empresas a su cargo, sin contar la que había heredado del tío Nathaniel, no veía la hora en que Frederick comenzara a hacerse cargo de alguna de ellas. Aunque Mithail y Natalia le brindaban el mayor apoyo posible con dos de ellas, igual el seguía siendo el de la firma mayor, así que igual debía estar presente en las reuniones que realicen y firmar los documentos de mayor envergadura.
- Aquí tiene su desayuno señor – le dice la sirvienta colocando la bandeja sobre la mesa - ¿desea algo más? – le pregunta.
- No, con esto está bien Julia, muchas gracias – sonríe de forma amable
- Por cierto, señor – le dice la sirvienta – pude notar que la Señora ya se levantó, ¿querrá ella tomar el desayuno aquí con usted? – le pregunta.
- Que extraño, creí que tardaría más en despertar - dice extrañado.
- Entonces, ¿Qué cree usted? – le vuelve preguntar
- Oh, sí Julia, sírvele el desayuno aquí – le dice sonriendo.
- Ok, enseguida – le dice.
- También dígale a mi esposa que hoy debe desayunar aquí conmigo – Pobre Julia, la estaba enviando al matadero con esa fiera suelta, pero, era muy temprano y no quería arruinar su desayuno con otra pelea insulsa.
Samanta se despertó al sentir los rayos del sol en su cara, con el cuerpo adolorido, las articulaciones entumecidas y un gran cansancio, había logrado conciliar el sueño a las tres de la madrugada, se levantó de la cama, fue al baño para darse una ducha y arreglarse, se encontraba peinando su cabello cuando escucho que tocaban la puerta.
- ¡Adelante! – le indica a la persona para darle permiso de entrar.
- Buenos días señora – le dice la sirvienta – lo siento, ¿la interrumpo? – le pregunta, no quería parecer insolente.
- No, no, tranquila – le dice de forma casual – solo me terminaba de peinar para ir a desayunar – le dice - ¿Qué sucede? – la mira
- Solo vine para saber, si quiere tomar su desayuno en este momento - le dice – además de que el señor me informo que le sirviera el desayuno junto con él en la mesa de la piscina – le informa
- Mal nacido, tan temprano y ya anda dando órdenes, ¿Qué nunca se cansa? – dice entre diente
- ¿Disculpe? - le pregunta, al no entender lo que decía.
- No, nada – le dice disimulando – ya iré para allá, puede servirme ahora, muchas gracias – le sonríe.
- Enseguida señora – le dice la mujer sonriendo, luego sale de la habitación.
Samanta salió de la habitación y fue directo hacia el área de la piscina, donde se encontraba sentado a la mesa el culpable de su mala noche.
- ¡Vaya!, ¿te caíste de la cama? – le dice Math viendo a Samanta llegar y sentarse a la mesa junto con él.
- Muy chistoso – le dice con cara de pocos amigos
- Se dice, Buenos días, querida – le dice de forma sínica - ¿tus padres no te lo enseñaron? – le dice de forma chocante
- No, murieron antes de que pudiera recordarlos – “idiota insensible”
- Oh, vaya – dice – bueno, al fin tenemos una cosa en común – la sirvienta llegaba con el desayuno de Samanta – Muchas gracias Julia – le dice Math de forma amable.
- ¿Necesitan algo más? –les pregunta de forma amable.
- No, muchas gracias Julia – le dice Math.
- Bien, que tengan buen apetito – les dice y se retira
- Y, ¿Qué planes tenemos para el día de hoy? – le dice Math a Samanta, enseguida la mujer le dedica una mirada de odio.
- Me quedare aquí – le dice molesta.
- ¿Por qué?, pensé que querías salir a divertirte – le dice riendo – disfrutar de todo lo que este hermoso resort tiene para ofrecer, ¿recuerdas?, es nuestra Luna de Miel, después de todo – sonríe y la mira, le agradaba hacerla molestar, incluso le estaba comenzando a ver el lado divertido.
- Prefiero quedarme todo el día en la habitación, que tener que soportar tu molesta presencia siguiéndome a todos los lados a los que vaya – le dice con desprecio – así que olvídalo, hoy no soportare lo mismo de ayer – le dice comenzando a desayunar – y ahora cállate, no quiero que el desayuno me caiga mal por tu culpa - le dice
Math sonreía victorioso, su plan de retenerla bajo su propia voluntad, había funcionado más rápido de lo que él esperaba, ahora sí podría dedicarse de lleno a resolver sus negocios pendientes.
