Conocerte fue un disparo al corazón
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Capitulo 19
"Es claro que lo mejor no es la caricia en sí misma, sino su continuación"
^^^Mario Benedetti ^^^
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Después de ese beso cargado de deseo y urgencia en la playa, Samantha sube a su motocicleta siguiendo a Fernando que va en su auto. Las olas del mar rompen suavemente en la orilla mientras la noche se profundiza a su alrededor. El sonido del motor de Fernando se convierte en la única guía que Samantha sigue, sus pensamientos concentrados únicamente en lo que está por venir.
La casa de playa de Fernando está ubicada en un rincón aislado, donde la tranquilidad del lugar contrasta con la tormenta de emociones que ambos sienten. Es una estructura pequeña y acogedora, con paredes de madera y grandes ventanales que ofrecen una vista panorámica del océano.
Al llegar Fernando estaciona su auto, y Samantha hace lo mismo, se estaciona al lado del auto de Fernando. Ambos permanecen en silencio un momento, sus corazones latiendo con fuerza, consciente de que están a punto de cruzar una línea que cambiará todo. Fernando da un paso hacia ella, sus ojos reflejando la luz tenue de la luna, sin decir una palabra, toma su mano y la guía hacia la puerta.
Cuando entran a la casa, el sonido de las olas se convierten en un eco lejano, reemplazado por el latido de sus corazones y la respiración acelerada. Apenas cruzan el umbral, Fernando cierra la puerta detrás de ellos y en un movimiento rápido, Pero cuidadoso, la empuja suavemente contra la pared, inclinándose para besarla nuevamente.
Fernando la besa profundamente, con urgencia, como si con ese beso confirmara lo que siente a través del contacto. Las manos de Fernando exploran el cuerpo de Samantha, sus dedos deslizándose por su espalda, atrayendola más hacia él, mientras ella entrelaza sus brazos alrededor de su cuello, acercándolo aún más.
La electricidad entre ellos es palpable, y el mundo exterior desaparece por completo. No hay más preocupaciones, ni reglas que los detengan, solo el deseo de estar juntos. Samantha gime suavemente contra los labios de Fernando cuando sus manos encuentran su cintura, tirando de su camiseta para quitársela con rapidez.
El camino hacia el dormitorio es un torbellino de ropa dejada atrás y besos ardientes. Llegan a la cama, y Fernando la coloca suavemente sobre las sábanas, su mirada fija en la ella, asegurándose de que Samantha este cómoda, Pero al mismo tiempo incapaz de ocultar su propio deseo.
Fernando besa la parte superior de los muslos de Samantha y cada centímetro de piel que descubre, arrancando suaves suspiros y gemidos impacientes. La boca de Fernando se enciende al arrastrar su lengua por la húmeda entrada hasta llegar al clítoris y el placer que le hace sentir a Samantha es como un relámpago que recorre su cuerpo.
Sus manos se extienden por el interior de sus muslos, inmovilizado sus piernas mientras usa su lengua, para dar vueltas por su sensible capullo una y otra y otra vez, provocandola, exitandola, llevándola cada vez más alto. Roza delicadamente los dientes por los labios de su intimidad y ella jadea ante la sensación y gime cuando sigue con la lengua , luego desliza uno de sus largos dedos dentro de ella y su gemido es la respuesta que hace vibrar todo su cuerpo.
-¡¡¡Si!!! ¡¡Más!!! - grita con exitacion Samantha.
Fernando sigue creando una espiral cada vez más intensa en Samantha, otro dedo se une al primero, estirándola en un delicioso ardor, las caderas de Samantha se mueven mientras él las empuja con un ritmo lento y duro que la hacen desear que él entre dentro de ella.
Alternan jugueteos rápidos y excitantes, creando un huracán de placer cada vez más intenso en su interior.
- Te deseo - dice Samantha mientras desliza sus dedos dentro del cabello de Fernando.
Fernando se sube sobre Samantha y coloca su masculinidad en la entrada de ella, y con una estocada entra en ella. Sama gimió ante el placer, sus caderas persiguen cada estocada de Fernando, solo se escuchan respiración y jadeos irregulares. Ellos podían sentir las olas de éxtasis infinito que llegaban a ellos. En un momento sus miradas se cruzan y se puede ver la felicidad indescriptible.