Before You Leave

Sábado, 28 de Mayo

POV's Sofía

Desperté por el sonido de mi celular, al parecer alguien decidió que era buena idea despertarme un sábado.

Agarré el celular y en la pantalla apareció el nombre de Emilio. Rayos.

Contesté y en seguida me saludó con un .

-Buen día, Emilio, ¿qué sucede?-pregunté asueñada

-Bueno, ya son las 10 y creí que te vendría bien el desayuno, estoy afuera

-¿Afuera? ¿Afuera de donde?

-Pues de tu departamento

Abrí los ojos de sorpresa y volteé a ver al otro lado de la cama. Maldición.

-Eh, espera, es que estoy desnuda jaja, solo dame un momento y ahorita te abro-colgué sin esperar su respuesta y en seguida sacudí al cuerpo gigante a mi lado.

-¡Cedric, despierta! - le grité en un susurro

-Mmm-dijo dormitado

-¡Cedric, Emilio está afuera!-abrió los ojos de golpe

-¿Qué? ¿Y qué hace aquí?-preguntó con el ceño fruncido

-No lo sé, dijo algo de un desayuno, tienes que esconderte, párate rápido

-¿Por qué debo de esconderme? ¿Ustedes están saliendo o algo? - preguntó en tono molesto

-Dios, no, pero ahora eres mi jefe, ¿cómo se vería eso?

-Carajo, tienes razón, espera-se paró rápido y recogió su ropa, se vistió rápido y se metió al armario, yo solo me reí. Saqué ropa del armario y me vestí, y antes de cerrar la puerta de este, salió Cedric y me besó.

-Esto no se va a quedar así, deshazte de él lo más rápido que puedas-me besó otra vez

-Sí, jefe-respondí con una risa

Me recogí el cabello, levanté la ropa tirada de anoche y por fin corrí a abrirle la puerta a Emilio.

-Hola, Emilio-saludé

-¿Debí llamar antes de venir, no? - preguntó

-Eh, pues-reí - no, tranquilo, no pasa nada

-Lo siento, creí que era una buena idea, no sé en qué estaba pensando

-Ya te dije que no pasa nada, Emilio, ahora entra por favor-dije haciéndome a un lado

-Ok, está bien-sonrió

-¿Y qué tal el departamento?

-Ah, es una maravilla en serio, y Dios, la cama es fabulosa, es super cómoda-reí

-Ya veo, me alegro de que te guste, ahora sí se lució el señor Collins

-¿Cómo que ahora sí se lució?

-No es nada, solo que a reclutas anteriores solo les ha dado hospedajes sencillos

-Ah, ya veo-dije dudosa-supongo que tengo suerte entonces

-Así es, pero bueno, no sabía que traerte, así que traje varias cosas-dijo sacando varios desechables de las bolsa-hay sándwich de pavo, cóctel de fruta, croissant, hay café caliente, frío y jugo de naranja

-Vaya, si trajiste varias cosas-dije riendo-creo que tomaré el croissant y el café caliente para empezar

En eso llegó una notificación de mensaje a mi celular.

"Creí que te desharías de él pronto"

"Se tomó la molestia de traer el desayuno, no lo echaré así como así, todavía estoy pensando que decirle"

"Puedo hacer que vaya a trabajar ahora mismo"

"Ni lo sueñes"

Sonreí, y cuando alcé la mirada, Emilio me estaba mirando.

-¿Sucede algo?-pregunté

-Eh, no, no-contestó

-Bien, ¿tú que desayunarás?-pregunté

-También un croissant-dijo tomando una pieza

-Entonces comamos-agarré otro de los croissant-salud-dije mientras chocaba su croissant con el mío y reí

-Salud-contestó y también rió

Comenzamos a comer y quedamos en silencio por un rato, solo se escuchaba el ruido que hacíamos al morder, masticar y tomar. Se tornó algo incómodo el ambiente.

-¿Tienes algo que hacer esta tarde? - preguntó Emilio

-Eh, bueno, la verdad pensaba quedarme aquí el fin de semana, ya sabes, descansar bien para estar activa el primer día de trabajo-dije sin mirarlo

-Es cierto, ya el lunes empiezas, ¿estás nerviosa?

-A decir verdad, sí, me siento muy nerviosa, es el primer trabajo que tengo después del despacho, no creí que tendría otro trabajo, ¿sabes? Es un poco raro, supongo

-Creo que te entiendo, yo también estuve muchos años en un trabajo antes de entrar a la empresa del señor Collins, pero mírame ahora, tengo un puesto decente, llegarás muy lejos, eres muy lista y sé que podrás con todo lo que se te cruce en el camino, ya verás-dijo sonriendo

-Gracias, Emilio, necesitaba escuchar eso-sonreí también

-No es nada, solo dije la verdad

Seguimos comiendo hasta que terminamos, y antes de que pudiera decir algo, hablé.

-Estuvo muy rico el desayuno, Emilio, muchas gracias por tomarte la molestia

-No es molestia, Sofi, lo hice con gusto-me miró y, demonios, esa mirada es la que ponen en las películas cuando esperan un beso o algo por el estilo, no, no puede ser

-Eh, bueno y-solté un bostezo fingido-ya me está dando sueño, que horror

-Eh, si, claro, entonces mejor me voy-se paró-te dejo el resto de cosas por si al rato te da más hambre

-Muchas gracias, es muy lindo de tu parte-me paré también y le sonreí-te acompaño a la puerta

-Eh si, gracias

Fuimos hacia la entrada y le abrí para que saliera.

-No vemos el lunes entonces-dije

-Si claro, aunque si cambias de opinión y quieres salir a dar un paseo, puedes decirme

-Lo tendré en cuenta, gracias

Se quedó mirándome a los ojos y luego bajó su mirada hacia mis labios por un breve momento y luego volvió hacia mis ojos.

-Nos vemos, Sofi

-Adiós-dije y cerré la puerta

Maldición, que difícil fue eso. Me quedé pensando en lo que acababa de pasar y luego recordé a Cedric, así que corrí a mi habitación y lo encontré acostado en la cama, al parecer se quedó dormido. Me acosté junto a él muy despacio y me quedé mirando sus facciones. Vaya que era guapo, tenía una nariz respingada y unos labios rosas y gruesos que en este momento estaban entre abiertos. Se escuchaba su respiración lenta y pausada, era lindo verlo así de relajado. Me acomodé, y, sin darme cuenta, también volví a dormirme.

No sé cuanto tiempo pasó, pero me desperté cuando sentí una mano acariciando mi rostro, así que abrí los ojos de a poco y me encontré con los ojos verdes de Cedric mirándome.

-Hola-saludé

-Hola-me dijo de vuelta con una sonrisa

-¿Qué hora es?

-Son la 1

-¡La 1! ¿Desde qué hora estás despierto?

-En realidad no tiene mucho, pero no quise despertarte

-Lo hubieras hecho, es tardísimo

-¿Tienes algo qué hacer?-preguntó con una ceja alzada

-Pues no, pero no me gusta despertar tan tarde

-Bueno, a la próxima pondré alarma-dijo riendo

-Tonto

Nos quedamos mirando y de a poco nos fuimos acercando hasta que nos besamos. Primero comenzó lento, pero luego aumentó la intensidad, y cuando me di cuenta, Cedric ya estaba encima de mí.

Empezó a bajar sus besos por mi cuello, me quitó la blusa y bajó hasta el brasier, donde por encima daba mordiscos, hasta que decidió quitarlo. Se metió un pezón a la boca y lo chupó para luego morderlo suavemente y pasó con el siguiente mientras masajeaba el otro. Yo solo me deshacía bajo su agarre.

Siguió bajando hasta que se topó con mis shorts, lo desabotonó y lo bajó hasta quitarlo, luego bajo mi ropa interior y me separó las piernas, me besó los muslos mientras acariciaba mis piernas y comenzó a lamer mi clítoris. Bendito hombre. Chupó y jugó con él y luego metió dos dedos dentro de mí, los metía y los sacaba repetidamente y yo lo único que podía hacer era gemir mientras agarraba su cabello para presionarlo más contra mí, hasta que por fin llegué al bello orgasmo.

Chupó todo lo que quiso y luego se paró, me miró y comenzó a quitarse la ropa, para dejarme a la vista su erección, más excitada no podía estar. Fue a buscar un preservativo y se lo puso, me tendió la mano para pararme y luego me puso contra la cama boca abajo. Me acarició las nalgas y luego me dio un azote en cada una para posteriormente embestirme con fuerza una y otra vez.

Terminamos exhaustos después de un rato y nos metimos a bañar para quitar todo el sudor.

Cuando finalizamos, salimos y nos vestimos, y, como ambos estábamos de acuerdo en el hambre feroz que teníamos, decidimos salir a comer a un restaurante cerca.

Cada quien pidió su platillo y estuvimos charlando todo el rato hasta que terminamos de comer.

Ya afuera, Cedric insistió en ir a comprar una despensa para surtir el departamento, ya que prácticamente la alacena y el refrigerador estaban vacíos. Compró de todo, frutas, verduras, enlatados, pastas y granos, pan, leche, jugo, huevos, bueno, él quiso que quedara lleno todo.

Volvimos a casa y me ayudó a guardar todo, sin embargo, como todo tiene su final, tuvo que marcharse por un asunto de trabajo.

Me quedé sola y no sabía que hacer, y luego recordé a mi abuela, no la he llamado más que cuando llegué, no puede ser. Así que tomé mi celular y marqué su número.