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El Rey Demonio

El Rey Demonio

Status: Terminada
Genre:Completas / Dominación / Amor-odio / Demonios / Brujas / Viaje a un mundo de fantasía / Fantasía épica
Popularitas:92.9k
Nilai: 5
nombre de autor: thailyng nazaret bernal rangel

Él es el pecado, la lujuria y la oscuridad, él es el Rey Demonio que conquistó el mundo y llenó la tierra de destrucción. Ella, una humana, cazadora, sobreviviente, con deseos de vengarse y liberarse de una maldición. Ambos lucharán contra el odio, el deseo e intensa atracción que los dominará poco a poco.

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UNA CURA CON PRECIO

...IVONNE:...

No quería despertar de tan maravilloso sueño.

Había vida, todo florecía y tenía color.

El bosque estaba incorrupto, en pie, como un manantial de esperanza en aquel recóndito lugar. Jamás lo hubiera imaginado, no lo creería, pero lo estaba viendo y fue suficiente para hacerme sentir de nuevo con vida, con esperanza de que mi mundo podía salvarse.

Estaba tan feliz, disfrutando de comer aquella jugosa naranja, sintiendo como mi lengua se rendía al sabor dulce que casi olvidé.

Caminé por el bosque, comiendo más frutas que encontraba a mi paso, dándome cuenta de que era una enorme hectárea de tierra viva.

Volví a sonreír, corriendo hacia otra dirección cuando el bosque se abrió para mostrar un lago de agua cristalina, con peces nadando de forma alegre en el fondo.

Me arrodillé, tocando el agua con mi mano.

La sensación fresca me hizo suspirar.

Un paraíso en la tierra.

Giré mi cabeza hacia atrás.

Ezra estaba de pie a unos pocos metros.

Me olvidé por un momento de que el mundo no era como ese oasis.

Él me lo recordó.

Su presencia daba un contraste en la naturaleza, absorbiendo los colores a su alrededor, como un demonio pisando el mundo por primera vez.

Volví mis ojos al agua, queriendo refrescarme, hacía ya un tiempo que no tomaba un buen baño.

— ¿Quieres bañarte?

Me levanté — ¿Lees mis pensamientos?

— No, pero lo intuí en tu mirada.

Tenía una expresión extraña, muy pensativo.

— No tengo un baño decente desde hace tiempo, solo paños húmedos.

— Hazlo, recolecta provisiones y agua suficiente para el camino, estamos de suerte — Se alejó, por la orilla.

No quería irme, pero era necesario, tenía que regresar con mis compañeros, darle una cura a Ezra a cambio de que nuestras maldiciones desaparecieran y volviéramos a ser libres.

Si todo salía bien, los guiaría aquí.

Aproveché que Ezra se había alejado para quitarme la ropa, dejándola amontonada en la orilla y caminé hacia el agua.

Solté un suspiro cuando me acarició la piel y me sumergí hacia el pecho.

Metí la cabeza bajo el agua y abrí mis ojos.

Los peces nadaron a mi alrededor, de distintos colores y formas.

Saqué la cabeza y tomé aire, pasando las manos por mi cabello y frotando mi piel.

Observé mi pecho, la mancha del veneno estaba creciendo más, ya se extendía por mis costillas y mi abdomen.

No había tiempo, necesitaba la cura y mis amigos también.

No podía distraerme con los lujos del oasis.

El agua se onduló a mi alrededor, los peces nadaron, alejándose con rapidez, retrocedí y mi espalda chocó contra un cuerpo macizo.

Me tensé, quedándome quieta ante las manos que rozaron mi cabello húmedo, los dedos que tocaron mi oreja.

Mi cuerpo tembló, el corazón se me aceleró, mi respiración volvió a fallar.

Me giré, procurando que mi desnudes estuviera bajo el agua.

Ezra estaba ante mí, el agua le llegaba hasta el abdomen, cubriendo su desnudes a duras penas.

— ¿Qué haces aquí?

— También necesito un baño — Elevó una comisura.

— Hay suficiente espacio, no es necesario que te pegues — Gruñí, con las mejillas ardiendo por su mirada intensa.

— A mí me gusta más aquí — Se hundió y me cubrí el cuerpo con las manos cuando se sumergió un poco, manteniendo las alas fuera del agua.

Salió, salpicando mi rostro de agua.

El cabello mojado le cayó sobre la frente y se lo apartó hacia atrás con la mano.

Traté de no distraerme con eso y reprimí las ganas de no seguir el descenso de las gotas en sus músculos.

— Entonces seré yo quien me aleje — Hice ademán de caminar hacia otra parte.

— Espera, ven acá — Me tomó del brazo, pegando su cuerpo al mío.

Sentí algo duro contra mi abdomen y me estremecí.

—Ezra, suéltame — Pedí, colocando mis puños sobre su pecho.

— Deja de huir, sé que también me deseas — Su voz se volvió gutural y sus ojos volvieron a brillar.

— No, déjame — Pedí tratando de zafarme.

— Ivonne, por favor, no soy lo que crees que soy.

— ¿Entonces qué eres? — Demandé, observando su rostro — ¿No fuiste tú quién invadió el reino y al mundo entero? ¿No fuiste tú quién mandó a sus demonios a asesinar a todos los humanos que se atravesaran en su camino? ¿No fuiste tú quién destruyó todo y nos dejó en la miseria?

Apretó su mandíbula — Sí, fui yo, lo hice porque quería mi libertad, estaba atrapado en el Inframundo sin poder volar, sin cielos que surcar, con un padre como enemigo que intentaba destruirme a diario.

— ¿Y por eso decidiste quitarnos la libertad y arrancarnos nuestra paz?

Me sostuvo de ambos brazos.

— Todo tiene un costo, Ivonne y no creas que esto no pesa sobre mí.

— No pesó cuando acabaste con todo, eres un demonio, jamás sabrás lo que siente perder todo, perder a los que amas — Dije, volviendo a mi realidad — No sabes nada, no tienes corazón, ni alma, en ti no hay sentimientos, por eso no espero que lo comprendas.

Me sostuvo de las mejillas.

— ¿Cómo estás tan segura de eso?

No supe que responder.

Bajó su mirada a mi boca.

— Dime.

— Dijiste que no tenías alma, ni corazón — Mi voz se volvió más débil.

— Tu me doblegas de formas que no puedo controlar.

La necesidad en mi cuerpo me impulsó, rodeé sus hombros y lo besé.

Me pegó a su cuerpo y arremetió, absorbiendo mis labios, tirando de ellos y rozando sus colmillos. Moví mi boca a en su boca, saboreando sus carnosos labios, abriéndome para él.

Su lengua se adentró, rozando la mía y llegando hasta el comienzo de mi garganta.

Ahogué un gemido, mi cuerpo buscando alivio, aferrándose a él.

Sus manos pasearon por mi espalda, una se desvió, tocando mis senos y bajando por mi abdomen.

Rompí el beso, jadeando y rozo su nariz en mi mejilla.

Sus dedos tocaron mi vientre y me sobresalté, apartando mi cuerpo del suyo.

Quiso avanzar, soltando un gruñido.

— No puedo hacer esto.

Salí huyendo del agua, a la orilla.

Tomé mi ropa y me alejé al bosque, sintiendo como mi cuerpo demandaba volver a sus brazos.

Me agaché, abrazándome.

¿Qué me sucedía?

Ansiaba estar con el demonio que destruyó mi mundo. No podía dejar de pensarlo, de querer más de sus besos y sus caricias, de soñar con él, de conmoverme con sus gestos de preocupación y sus cuidados.

¿Dónde quedaba Peter? ¿Mis compañeros?

Yo los iba a traicionar tarde o temprano.

Quería odiar a Ezra, detestar su presencia, pero cada vez se me hacía más difícil.

Me quedé allí, esperando que mi cuerpo se secara y luego me vestí.

Volví a la orilla, hallando al demonio sentado la arena, llevando sus pantalones, pero con los pies descalzos, rasgando un pez con sus garras.

— ¿Tienes hambre? Pesqué esto para ti.

Solo lo hacía por interés, eso no significaba que se preocupaba por mí.

Me senté, manteniendo la distancia.

— Sí, tengo hambre.

Le arrancó los huesos, sacando el esqueleto y dejando solo el filete.

Lo colocó sobre las hojas, donde había varios trozos.

— Come, debemos movernos — Acercó la hoja a mí, tomando uno de los pedazos y se lo llevó a la boca, masticando como una bestia, antes de que pudiera tomarlo extendió su mano, con las garras afuera, la carne empezó a cocerse hasta quedar tostada.

— No me molestaba comerla cruda, pero gracias.

— Cocido sabe mucho mejor.

Comí el pescado, el sabor de la comida me abrió el apetito, jamás creí volver a probar algo así.

— Cuando no haya demonios, volveré a este sitio.

— Es un buen sitio para refugiarse — Apoyó los brazos de sus rodillas.

— Lo es, planeo sembrar.

— ¿Vendrás con tus compañeros?

— No puedo dejarlos, Yumi saltará de alegría cuando lo vea.

— ¿Quién es Yumi?

— Es una niña, tiene una maldición. Su cuerpo se está transformando en piedra.

Giró sus ojos a mí — Descuida, cumpliré mi padre del trato. Les quitaré la maldición.

— Lo sé.

Hice un gesto de dolor al mover su ala dañada.

Me levanté y caminé hacia los arbustos, en busca de la planta que había divisado anteriormente.

— ¿Qué buscas? — Ezra se giró para observar lo que hacía.

Arranqué unas cuantas hojas y volví.

Me agaché, colocándolas sobre una piedra para machacar con otras.

— Déjame ver tu alas.

Se tensó, entonando un rostro de miedo que no había visto en él.

— ¿Qué harás con eso?

— Es un ungüento para tus heridas.

— Eso no sirve — Negó con la cabeza.

Arqueé las cejas — ¿Haz probado los remedios humanos?

— No, pero mi herida no fue hecha con algo de éste mundo.

— No perdemos nada con intentar — Tomé un poco en mi palma, acercándome.

Se arrastró para huir — Eso lo puede empeorar.

Me reí por su cobardía — No exageres, es solo un ungüento natural.

— ¿Cómo sabes que no dolerá?

— Mi madre lo preparaba cuando me lastimaba y ayudaba a sanarme, solo arde un poco.

— Mis alas son delicadas — Se quejó — Si eres muy brusca dolerá.

— Tranquilo, seré cuidadosa.

— Más te vale — Se giró, dejando su espalda expuesta.

Me acerqué a sus alas.

Las quemaduras se estaban extendiendo, las plumas estaban cayendo, dejando su piel chamuscada.

Unté un poco en mis dedos y tracé la herida.

Soltó un respingo.

— ¿Duele mucho?

— No.

Fingía demasiado bien.

Seguí cubriendo la superficie.

— Tus alas son hermosas.

— Lo eran — Dijo, resignado.

— Sanarán — Le aseguré.

— Sin ellas no soy nada — Suspiró — Volar significa libertad.

— No nací con alas, pero puedo sentir lo que siente no poder ser libre.

— Volar significa mucho más que batir las alas.

Terminé de cubrir sus quemaduras.

Hice ademán de levantarme, pero un latigazo me hizo caer al suelo, grité, sintiendo como el horrible dolor se extendía por mi cuerpo.

— ¡Ivonne! — Ezra se arrodilló ante mí, preocupado, lo tomé de la muñeca, pero el dolor cesó — ¡Ivonne! ¿Estás bien? — Me quedé acostada en el suelo, calmando mi respiración.

— No por mucho.

— Ivonne — Apretó su mandíbula — No lo vas a querer.

Me senté, desconcertada.

— ¿Por qué? ¿Por qué dices? Necesito que me cures, sino, no podré llegar al refugio.

Se frotó el cuello — Lo siento, Ivonne.

— ¡Dime! — Gruñí de forma impaciente.

— ¡No querrás que lo haga!

— ¿Por qué? — Exigí.

— ¡Vas a odiarme más! — Enterró las manos en su cabello.

— ¡Ya basta, dime la razón!

Me observó detenidamente.

— Tengo que tocarte para quitarte la maldición.

— ¿Cómo?

Soltó una respiración larga — Debo tomarte.

Me quedé quieta, sin asimilar lo que me decía.

— No es cierto — Susurré.

— Es verdad, es la única forma de quitarte el veneno.

Me levanté de forma abrupta — ¡Eres mentiroso, solo quieres aprovecharte mí!

Ezra se puso de pie y me alejé, caminando hacia el bosque.

Me tomó del brazo.

— ¡No mentiría con algo así, no necesito excusas para hacerte mía, lo que te digo es cierto, la única forma de curarte sin causar daños en tu alma y tu cuerpo es entrando en tu interior de forma física!

Me zafé, con lágrimas en los ojos.

— No puede ser, tiene que haber otra forma...

— No la hay, no sin matarte en el proceso.

— Sirla me dijo que yo no soportaría si me tocabas ¿Cómo sabes que eso tampoco me matará?

— Será menos doloroso para ti, al unirnos mi energía oscura se enlazará con tu alma y tu cuerpo, destruirá el veneno — Se acercó, tocando mi mejilla — Trataré de ser cuidadoso contigo.

Me aparté de su toque — No.

— ¿Prefieres morir a ser mía?

— No puedo traicionar a mis compañeros.

Ezra resopló — Solo es orgullo, no te permites sentir más que odio por mí.

— ¡No, no lo hago! — Mis lágrimas bajaron por mis mejillas — ¡No puedo dejar de verte como mi enemigo!

— Morirás sino me dejas.

— Si me tocas... — Me callé, limpiando mis mejillas — Si me tocas, olvidaré quien eres y lo que hiciste, no quiero hacerlo.

Me evaluó detenidamente.

— Ya no quiero ser el mounstro que todos maldicen y que te causó tanto daño.

Se alejó y me apoyé del árbol.

Si era lo única forma, no podría escapar.

Terminaría mancillada por un demonio.

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Magdalena Molina Rojas
Felicidades autora fantástica tu novela. Sigue adelante escribiendo otras novelas más.
Judy
Magnífica!!!
Judy
Magnífica historia!! Original, relativa, excelente narrativa!! Felicitaciones!!!
Cecily~★
jajajaja puso el "mute" (modo silencio) jajajajajaaj🤣🤣🤣
Cecily~★
touché 😎✨💅🤣❤️
Cecily~★
jajajaja La diosa del amor por ahora no se enojó, los otros sí 🤷🏻‍♀️🤣
Cecily~★
jajajajaja tremenda telenovela están viendo los pinch3s dioses cul3ros 😜😂
Tan entretenida que le piden volver como una vieja chismosa diría 😜❤️🤣🤣🤣🤣
Cecily~★
jajaja hasta Sirla voló 🤣
Cecily~★
Perla! disimula un poco che! 🤣🤣🤣🤣❤️
Cecily~★
JAJAJAJA ERIZ EN SERIO TE TOCÓ ESPERAR!!!! 🤣🤣🤣🤣🤣Justo al más ansioso de todos jajaja pobrecito 🤣🤣❤️
Cecily~★
JAJAJJAJA "Maní" JAJAJAJAJJAJAJA 🤣🤣🤣🤣
Cecily~★
jajajajaja Eriz no tiene pelos en la lengua 🤷🏻‍♀️🤣🤣🤣🤣🤣❤️
Cecily~★
jajajajaja Epa con esa diosa del amor! 😏🔥🤣🤣🤣🤣🤣🤣 jajajajaja
Yise
Q te puedo decir. No me gusta la narrativa tan ficticia pero............. Mujer me volaste la mente con esta escritura wao de verdad q talento el q te mandas, felicidades /Applaud//Applaud//Applaud//Applaud//Applaud//Applaud//Applaud//Applaud//Applaud/bendiciones dedes colombia
Thailyng: Gracias hermosa, me encanta que mi escritura pueda traspasar. Saludos desde Venezuela, te quiero
total 1 replies
Elizza Diaz
Como siempre, maravilloso!
Mary
Excelente
ismeira ferrebus
Felicitaciones por esa imaginación que te gastas está buenísima la Novela saludos desde 🇻🇪
Thailyng: saludos también desde 🇻🇪 gracias por tu apoyo
total 1 replies
ismeira ferrebus
Excelente novela sigue así todas tus novelas son buenisimas
ismeira ferrebus
Ezra si no estás preso te están buscando jajajajaja saludos desde 🇻🇪
ismeira ferrebus
Me está gustando y bastante saludos desde 🇻🇪🇻🇪
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