La vida está llena de sorpresas, alegrías, gozo, pero también hay momentos donde todo se vuelve un torbellino sin salida que nos sume en una oscuridad inmensa. Está es la historia de Alexander y Samanta, cuyas vidas se unen en un camino de pasión, deseo, pleitos, rencores, amistad, entrega, dedicación y sobretodo amor, un amor tan sublime que se vuelve una utopía entre ambos, los amores prohibidos desencadenan los más bajos instintos del ser humano, tanto para los que lo viven, como para los que lo desprecian por la sola idea de saber el motivo por el cual se vuelve imposible.
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Capítulo 2 Muerte
Narra Alex
Después de casi un mes de duro trabajo he logrado reunir lo necesario para la cita, voy directo a casa con la comida que me han regalado en el restaurante, corro tan deprisa que no me doy cuenta que me siguen, llego a casa pero antes de entrar me tiran al suelo de un golpe, volteo a mirar y mi sorpresa es grande al ver a los tres hombres de la otra vez que estaban golpeando aquel hombre.
- Con que aquí vives maldito niño – me dice uno de ellos
- Por favor déjenme – les grito suplicante cuando dos de ellos me están agarrando de mis brazos
- Ya no eres tan valiente, ¿verdad? – me dice uno de ellos
- Lo siento, no fue mi intención golpearlos – les grito muy asustado, en ese instante sale mama casi arrastrando sus pasos
- Suelten a mi hijo inmediatamente – les dice amenazándolos con un palo, ellos se miran entre si y se ríen
- Deja de jugar mujer – le dice otro quitando el palo que ella llevaba y lanzándola al suelo
- Deja a mi mama en paz maldito – le grito con furia
- Tu nos debes una golpiza – me dice con risa
Luego de eso todos comienzan a golpearme, en medio de todo ese dolor, escucho los gritos y el llanto de mama, ellos no se molestan el ver la tristeza de ella y en cambio me golpean con más fuerza, siento caer nuevamente al suelo, pero antes de perder la consciencia veo a mi mama caer al y convulsionar.
Me levanto en la cama de un hospital con uno de mis brazos fracturado, siento que mis ojos son tan grandes que ni siquiera puedo abrirlos bien, grito para ser escuchado y que alguien me dé razón de mi madre, en ese instante llega una enfermera
- ¿Qué sucede? – pregunta
- ¿Dónde está mi madre? – le pregunto con insistencia
- Lo siento pequeño, ella murió – me dice, me quedo sin entender sus palabras
- No es posible, quiero verla – grito
- Perdón niño, pero creo que eso ya le corresponde al doctor, ¿tienes familia a quien contactar? – me pregunta
- No, solo somos mama y yo – le digo llorando, ella se acerca y acaricia mi cabello
- Es una pena que tu mama ya no esté – me dice mientras me abraza para tratar de consolarme
- Ella no puede estar muerta – grito y en ese instante entra el doctor
- Buenas tardes, soy el doctor Smith – se presenta
- Quiero ver a mi mama – le exijo
- Tu madre sufría del corazón, tenía una miocardiopatía, que es cuando el musculo cardiaco se vuelve débil y es algo congénito, cuando la ingresaron a la clínica ya no tenía signos vitales – me explica y no entiendo, solo recuerdo el nombre de la enfermedad de mama.
Paso el resto del día llorando y sin querer probar bocado, las enfermeras pasan regularmente para revisar mis signos vitales y el estado de mis heridas, horas más tarde llega una mujer con una apariencia sombría, dice ser de servicios infantiles, me informa que de ahora en adelante el estado se hará cargo de mi al no haber ningún familiar que se ocupe de por mí, en este preciso momento casi desee conocer el nombre de mi padre, de esta manera no me sentiría tan solo, pero mama nunca me hablo de él, solo me dijo que ella lo amaba mucho y que no podía decirme quien era, ya que él nos abandonó, que lo único que yo necesitaba era ella y todo su amor, lo odio por dejarnos sin importarle nada, pero solo hoy quisiera conocerlo y hacerle tantas preguntas, mama ya no está y no sé qué será de mi vida en adelante.
Pasan los días y me llevan a un lugar de acogida, al llegar me conducen a una habitación donde hay varias camas, me indican donde debo guardar mis cosas para luego mostrarme el lugar, en comparación con mi casa es mucho mejor, pero eso no quita lo solo que me siento, después de terminar el recorrido me acomodo en mi cama, minutos más tarde llega otro chico de unos 12 años promedio y se presenta como Marcus, me cuenta que ingreso aquí desde los 4, que vivía con su madre, pero que ella un día se cansó de él y lo abandono, su historia me conmueve.
Pasan los días y Marcus se ha convertido en mi mejor amigo, los niños más pequeños son lo que tienen más probabilidad de ser adoptados, mientras que los más grandes no, solo deseo crecer y salir de aquí, Marcus me enseña cómo sobrevivir a los más grandes que siempre se quieren aprovechar de nosotros, nunca me he dejado de nadie, por lo que me he involucrado en varias riñas por hacerme respetar, así como a mi amigo. Pasan los días, las semanas y mi tiempo aquí se me hace eterno, cada segundo es como una aguja de reloj detenida en el tiempo.
hoy cumplo dos años de estar en este lugar y aunque los adultos nos tratan bien, no me siento bien, todo el tiempo extraño a mama y siento una angustia en mi corazón por el futuro, en el estudio me he destacado lo suficiente como para lograr algunos reconocimientos deportivos y académicos, no tengo más a que dedicarme, así que solo estudio, si en algún futuro quiero ser exitoso y demostrarle al mundo que si pude lograrlo, en especial a mi madre desde donde quiera que me vea.
Estoy sentado en mi cama estudiando y una de las cuidadoras viene para decirme que me esperan en la oficina de la encargada, me sorprende pues llevo semanas sin meterme en alguna pelea. Cierro mi cuaderno y guardo mis cosas y voy hasta el lugar, toco la puerta y me hacen pasar, entro con mi mirada al suelo de este modo demuestro sumisión y evito un castigo más duro.
- Alexander alguien vino a verte – me dice la encargada alzo mi rostro con sorpresa de mirar a la persona que vino a verme
- ¡Señor Alan! – digo sorprendido
- Hola niño ¿Cómo estás? – me saluda
- Bien señor ¿y usted? – le pregunto
- Mucho mejor desde aquella vez – me dice con un guiño
- Me alegra señor – le respondo y la habitación se llena de un silencio
- Alexander el señor Alan Jones es el dueño de una de las industrias hoteleras más grande del país – me dice la encargada y me quedo pensando que no es un dato que me interese
- Ok – les respondo con indiferencia
- Y ha venido por ti – me dice y no entiendo
- No entiendo – les digo
- Que quiero que seas parte de mi familia pequeño – me dice el señor Alan poniéndose a mi altura y yo lo miro con duda
- Señor si es porque lo ayude la vez pasada, no es necesario hacerlo, es más ojala ese día nunca hubiese pasado – le digo con tristeza recordando lo sucedido con mama
- ¿Porque lo dices? – me pregunta
- No es por usted señor, pero si no hubiese intervenido por ayudarlo esos maldito no me hubieran golpeado casi hasta matarme delante de mi madre, ella no pudo soportar tanto dolor, si todo eso no hubiera pasado quizás ella estaría conmigo – les digo con lágrimas en mis rostro, que por más que intente detenerlas no resulto
- Lo siento mucho Alex, me he demorado mucho en venir a buscarte, tal vez no pude hacer nada por tu madre, pero si por ti, quiero que seas mi hijo y que tengas una mejor vida –me dice
Después de esa conversación me quedo sin decir nada, me hacen retirar para ellos adelantar el proceso.
Semanas después me encuentro en una casa muy grande, me sorprender ver un lugar así, el señor Alan me enseña todo el lugar, que está compuesta de la siguiente manera: en la primer ala esta un recibidor, una sala que parece un estadio, la oficina del señor Alan, una cocina enorme con un espacio abierto con vista a la piscina, y varias habitaciones; en el segundo piso hay alrededor de 10 habitaciones, otra sala enorme y dos terrazas grandes; en la última Ala hay algunas habitaciones y lo que parecer un gimnasio, me llena de alegría poder vivir en un lugar así, pero no demuestro ninguna emoción.
El señor Alan me lleva a la que será mi habitación, entro y es un espacio muy grande, incluso podría decir que es más grande que la casa donde vivía con mama, está llena de libros, juguetes y varias cosas para mi entretenimiento, me acomodo en la cama para comprobar lo cómoda que se ve, el señor Alan se retira y me deja para guardar mis cosas.
Pasan los días y ya me siento como en casa, hoy conoceré al único hijo del señor Alan, quien se llama Robert y está casado con Helen, ambos están esperando un bebe y al parecer es una niña.
no concibo tal verdad....
por favor, que Sam no sea hija de Robert 🙏🏻
llegará la tormenta?