No Eres Mi Verdad

Tomaría el camino más largo para llegar a casa, la soledad ya no sería más mi compañera, ahora tenía una compañía de verdad, si pensaba que tenía un corazón, estaba muy equivocada, ahora tenía dos corazones latiendo dentro de mí sistema y eso movía mis sentimientos.

"Sé que aún eres muy pequeño para escucharme, no sabía de tu existencia, te pido perdón por ser yo quien te tenga que llevar. Hubiese preferido que eligieras a alguien más para ser tu madre, pero intentaré ser alguien mejor por ti, tal vez tenga que hacer cosas que nunca imagine hacer para protegerte, pero lo voy a hacer", le dije con mi pensamiento al bebe que tenía dentro de mí.

- Buenas noches, señorita Ariana, te traje la comida- dijo el personal de cocina dejando una bandeja en la mesita de alimentos.

- Muchas gracias, me puedes subir un poco la cama por favor- le ordené para estar cómoda para comer.

La comida de hospital era horrible, estaba obligada a comer si quería recuperarme y salir de aquí lo más antes posible, con un poco de náuseas termine la bandeja, al instante entro una visita inesperada.

- ¡No queda nada de lo que eras!...- una voz femenina me dijo, clavando su mirada venenosa a la mía.

- Ja, ja, ja... ¿Tanto me odias que disfrutas verme así Mía?- aparte la mesita de la comida, para enfrentarme a ella.

- Ahora que pasaras un buen rato en la cárcel, tendré tiempo para hacerle compañía a Elián- tiro sus indirectas.

- Ja, ja, ja... ¿Y crees que eso a mí me importa?, tu papel de pelotuda esta de más aquí, porque mejor no te vas ahora mismo a buscar a Elián así evitas que venga a verme.

Lo que dije molesto mucho a Mía, quería decirle que posiblemente esperaba un hijo de él para hacerle enojar más. No era momento de alertarla, tenía que guardar ese secreto, deje que hablara un poco.

- Eres una maldita asesina, ojalá te pudras en la cárcel- gritó.

- No estoy segura de eso, pero tengo cuentas que saldar contigo, tarde o temprano me voy a cobrar lo que me hiciste y si te sigues cruzando en mi camino terminaras en una caja de ataúd.

- Eres una puta loca- tirando la puerta se fue.

Eduar en uno de sus ataques de decepción llamó a Mía para contarle que ya habían atrapado a la culpable del asesinato de su padre, al enterarse de que era yo, quiso fastidiar mi vida, pero eso no se lo permitiría, si ella creía que iba un paso adelante yo había subido ya el escalón.

Elián se sirve un poco de café en su taza que tiene una imagen de un niño, para empezar su mañana, antes de tomar un sorbo, observa la imagen con atención, por unos segundos se imagina que es padre, y sonríe solo, en sus planes de vida, ser padre no estaba en sus proyectos. Rompió su compromiso con Mía, porque sintió otro tipo de sentimiento a mi lado. No dejaba de pensar en la posibilidad que el niño que llevaba era suyo. Quería estar seguro de que no era de él, como yo le había dicho, pero que aun así buscaría la forma de sacarme del problema en que me había metido. Llamó a sus contactos para que le den alguna sugerencia.

Valeria recibió mi mensaje, vino muy temprano a visitarme, se quedó muy sorprendida al verme en ese estado deprimente, siempre me vio como una mujer empoderada y hermosa, era su modelo a seguir, pero ahora mi perfil no era nada bueno, solo transmitía lástima.

- Vine lo más pronto posible Ariana- dice algo preocupada.

- Gracias por venir Valeria, quizás tengas muchas preguntas, me gustaría responder a todas tus dudas, pero no tengo mucho tiempo, mientras menos sepas de mi, estarás más segura, no quiero involucrarte en mi lío.

- Ariana, aunque nunca te lo dije quiero que sepas que te admiro y aprecio mucho, que si necesitas algo puedes contar conmigo- dice apoyando su mano con la mía.

Valeria tenía un corazón puro y sincero, siempre quiso ser mi amiga a pesar de mis imperfecciones, sin embargo, nunca le permití, no quise arrastrarla a toda la mierda que me incitaba a hacer cosas malas.

- Valeria estos últimos años desempañaste muy bien tu trabajo, te voy a pasar un contacto para que sigas trabajando, como sabes mi situación ahora desfavorable, pero antes quiero asegurarme que estés bien.

- Yo no creo nada de lo que dicen, estoy segura de que pronto saldrás de esto.

Valeria me conocía, pero no al grado de cometer un asesinato, no quería asustarla ni alertarla, la miré directamente a los ojos y con toda la sinceridad que había en mi pecho le dije - Muchas gracias por todo el tiempo que has trabajado a mi lado, nunca te lo mencione, pero lo has hecho muy bien, te voy a pedir un último favor, quiero que saques mi agenda de la caja fuerte y lo dejes en el cementerio de la recoleta, en una bolsa negra en el primer tacho de basura- ella me mira algo confundida.

- Si lo deseas, ¿yo te lo puedo traer?...- dice.

- Cómo te dije, no quiero involucrarte, solo has lo que te digo, por favor. Quiero demostrar mi inocencia, y para ello necesito la agenda, ayúdame con eso...- le mentí.

- Está bien, en la tarde me encargo de eso.

- Muchas gracias.

Una oficial entró y dijo que la visita ya había terminado, Valeria antes de irse me dio un abrazo fuerte, nunca antes lo había hecho, sentí su calidez y correspondí a su abrazo, me despedí de ella en silencio, debido a que no la vería por mucho tiempo, o nunca más. Después de todo el diminuto corazón que llevaba dentro de mi latía a ritmo diferente que el mío, este corazoncito sacaba mi lado amable. Si no estaría no me importaría lo que pasaría con Valeria, la utilizaría para mis fines sin importar lo que pasaría con ella.

Paso un rato, y entro una enfermera a cambiar el suero.

- ¿Cómo te sientes?- preguntó.

- No muy bien, la vejiga la tengo llena, ¿me ayudas?, quiero ir al baño.- dije.

- Claro- bajo la baranda de la cama y me apoyé en su hombro, a pasos lentos me llevó al baño, sin que se de cuenta le saque el celular de su ambo y lo guarde debajo de la manga, cuando termine de hacer mis necesidades me volvió a llevar a la cama, le agradecí y se marchó.