Una historia con mucho drama, pero llena de amor, unos de los protagonistas más importante en estos tiempos, está basada en Vallolet, una joven que lucha a diario con situaciones muy difíciles dentro de su hogar, le harán tomar decisiones, que no serán muy fáciles de enfrentar, en la preparatoria ella va conocer al amor de su vida.
Enzo Giovanni un joven empedernido, guapo pero con un pasado muy oscuro.
¿QUE LES ESPERA?
Tras una tragedia donde ambas partes se verán afectados.
¿Podrán ellos superar ésto?
Para saberlo los invito a que vengan a leer esta hermosa historia de amor 💌
¡Muchísimas gracias por acompañarme! Les doy la bienvenida a todos.
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la verdad sale a luz
Vallolet y los demás entraron cada uno en la habitación asignada, después de ducharse fueron a la sala de estar a jugar una partida de poker.
—jajaja, les gané por segunda vez.
Vallolet se sentía toda una ganadora, Enzo y Fernando se vieron entre sí, qué más podían hacer si eran perdedores.
—¿Dónde aprendiste a jugar?
Vallolet se puso de pie, su recuerdo se hizo presente, donde ella pasaba noches enteras, sentada en los escalones de las escaleras observando a su padrastro jugar. Ella los miró y comenzó a contarles.
—Rafaelo Rusconni, el traía sus amigos a casa los sábados y yo aprendí cada truco en el juego, porque los observaba desde arriba de las escaleras.
—Era bueno jugando el infeliz.
Dijo Enzo enojado, pero en cierta parte se alegraba por Vallolet,por la inteligencia que ella tenía.
—Recuerdas cuando te fui a buscar y él me corrió, yo me metí en un café para perderle.
— Si Fernando, tú eres el único que siempre fue valiente en ir a mi casa en esos momentos.
—¿Por qué?
—Bueno yo estaba enferma,no podía ir a la preparatoria y Fernando iba a llevarme frutas y las tareas, paso que Rafaelo llegó antes y Fernando jajaja terminó debajo de mi cama.
Fernando se reía y Enzo moría de celo por dentro.
— Oye… no te rías, estuve dos horas escondido, hasta que el maldito entró a ducharse y la señora Fabiola me ayudó a salir.
Los ojos de Vallolet se volvieron tristes.
—Mi mamá era muy linda contigo.
La voz de Vallolet se quebró.
—Si…
Los tres se sentaron a ver una película juntos, después de cenar,los demás fueron a descansar,mientras que Eliot estaba tratando de hablar con Lizbeth.
—Lizbeth, perdón por molestar pero ¿podemos hablar?
Ella asintió y caminó en dirección del despacho, Eliot la siguió. Él entró y cerró con seguro, se acerco a ella y la abrazo fuerte.
—Eliot…
Susurró Lizbeth, pero él levantó el mentón y la besó suavemente.
—mm, Eliot.
—Shiii, no digas nada solo déjame besar tus labios.
Lizbeth, correspondía sus besos y las caricias se hacían presentes.
—Eliot, necesito decirte algo.
Él se detuvo y sonrió asintiendo caminó hasta el sillón y le hizo señas a Lizbeth para que se sentará.
—am, yo te oculte algo por años.
Eliot se acomodó frente a ella y la miró a los ojos de ella y reflejaban tristeza. Entonces por inercia el volvió a poseer sus labios.
—Podrás hacerlo, pero después Lizbeth me gustas mucho.
Ella quería que todo fuera un sueño, es él diciendo que le gusta mucho, se despegaba de sus prendas, él beso cada milímetro de ella, haciéndola sentir única hacía años que no se sentía viva, hicieron el amor una y otra vez. Ya eran las 4 am ella estaba vistiendo.
—¿Qué haces?
Le preguntó él,sentándose en el sillón, la estiro provocando que cayera en sus piernas.
—Eliot, debemos ir a nuestras habitaciones.
Él sonríe, se viste sin ganas quería estar un poco más con ella así, disfrutando de su piel.
—Bueno, pero ¿vas a decirme lo que estabas por decir anoche?
Ella se dio medía vuelta tragando saliva.
—Eliot me vas a odiar.
—¿Cuál es el misterio? Dime Lizbeth.
Ella sonrió con tristeza, sus lágrimas comenzaron a salir—Yo te oculte algo y es muy serio, quizás me odies tu y mi hijo también.
Eliot, sintió un frío recorrer su espalda. “hijo”
—Lizbeth, por favor dime que no es lo que estoy pensando.
Ella asintió y la angustia se apoderó de ella.
—Lo sé, no estuvo bien pero no sabía…
Eliot dio varios pasos atrás,cuando ella intentó acercarse.
—¿¡NO SABÍAS QUE!? ES MI HIJO Y ME LO OCULTASTE.
Los gritos se oyeron hasta la sala de estar donde dormía plácidamente Fernando. Él se levantó y corrió hasta el despacho. Se quedó parado en la puerta.
—ES MI HIJO, ENTIENDES LIZBETH LE HAS MENTIDO A ÉL A MÍ,¿ PORQUE? MALDICIÓN.
Lizbeth lloraba angustiada, no podía siquiera mirar a Eliot, los demás fueron bajando hasta el despacho.
—¡Yo lo sé, fui una cobarde! Pero comprende que querías que hiciera, estabas peleado con Arturo, yo recién quedaba viuda y a ti te separaban de Fabiola, puedes comprenderme.
Vallolet estaba mirando a Fernando y él lloraba en silencio apretaba su puños.
—Fernando, venha acompáñame.
Dijo Arturo tratando de acercarse pero él miró a todos con sus ojos enrojecidos.
—¡NO, NO! MAMÁ ABRE LA PUERTA.
Lizbeth temblaba, Eliot abrió la puerta y sus hijos estaban allí.
—papá dime ¿cómo es que?
Vallolet tenía lágrimas en sus ojos, eran de la misma edad, ella no se sentía mal por que fueran hermanos,era por Fernando.
—Hija…yo no lo sabía.
Eliot limpiaba su rostro, tenía sus ojos enrojecidos y sus lágrimas comenzaron a salir.
—Así que todo fue una maldita mentira.
Fernando reclamó a Lizbeth y con la mirada triste—Quiero irme con mi abuela, hoy mismo.
—Fernando, no hables así a tu madre.
Mónica intervino—Tu madre te crió, educó y si bien mintió estoy segura que solo fue un acto por miedo, tu madre dedicó cada día a cuidarte y darte lo mejor, merece una oportunidad, seguro hay una explicación para todo.
—Fernando yo creo que podemos hablar los tres a solas.
Dijo Eliot, con voz quebrada.
—No,sabes como lamento hijo, que te enteres de esta manera la verdad—decía Lizbeth con la voz entrecortada—Déjame explicarte, después decides que hacer.
Vallolet abrazó a Fernando y este se aferró a ella dejando salir sus lágrimas.
—Fernando, escucha a tu madre. Además no es tan malo porque tengo un hermano—Vallolet, susurró y sonrió levemente.
—Está bien, con usted y mi madre quiero saber todo, basta de mentiras.
Todos volvieron al comedor mientras ellos hablaban.
—Mamá ¿tú sabías?
Pregunta Arturo con molestia.
—Hay, Arturo hijo como no te das cuenta Fernando, fue concebido después de un mes que falleció Ricardo. Yo siempre tuve dudas.
—Mi hermano, Enzo sabes lo importante que es para mí, Fernando siempre fue mi amigo y lo admiro mucho ahora comprendo.
—El llamado de la sangre mi niña.
La señora Mónica sonrió con dulzura.
—Eres tan noble, ¿no te molesta que él sea tu hermano?
—No, sabes que siento que será más fácil para mí, que para él.
Mientras Arturo está en la cocina con Laura.
—Oye mi amor, ¿que hacían pleno 4 am en el despacho?
—Ay, Laura hay que ser ciego para no ver estos dos se comen con la mirada.
Ellos comenzaron a reír.
—Sí verdad y ahora seguro habrá otro más.
—Laura, ya imagínate no será fácil para Lizbeth. Eliot no le hará fácil y Fernando tampoco, por más charlas estas terminan mal hoy.
—Arturo, no digas eso pobre de tu hermana.
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Es jodidamente doloroso,
Gracias por sus novelas